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El diagnóstico precoz clave para detectar un 90% de anomalías ginecológicas que pueden derivar en enfermedades 

2/06/2020 - 

CASTELLÓ. Debido a la irrupción del coronavirus en la atención sanitaria, distintas especialidades médicas han notado una disminución en el número de pacientes y es precisamente la ginecología una de las disciplinas médicas donde la prevención y el diagnóstico precoz son claves para detectar en un 90% anomalías que podrían derivar en enfermedades graves. Los controles ginecológicos anuales en todas las mujeres a partir de los 18 años son muy importantes ya que existen muchas alteraciones que no dan sintomatología o cuando esos síntomas aparecen, significa que la enfermedad está más avanzada, lo que puede llegar a aumentar su gravedad y complicar el tratamiento adecuado.

Según el doctor José Luis Herraiz, ginecólogo del hospital Vithas Castellón, “la revisión ginecológica anual ya es un hecho generalizado, pero aún existen muchas mujeres que acuden al ginecólogo solo cuando están embarazadas, tienen problemas para concebir un hijo, sienten dolor en el pecho o alguna molestia. La concienciación es clave ya que los objetivos principales de las revisiones periódicas en las mujeres es la prevención con el fin de controlar el aparato genital femenino y sus posibles alteraciones o enfermedades, así como detectar factores de riesgo y en segundo lugar facilitar el diagnóstico precoz”, y añade “estamos en perfectas condiciones de continuar con los tratamientos y seguimientos en lo referido a prácticas ginecológicas con total seguridad.  Es clave continuar con los controles, seguimientos y reprogramar las biopsias y demás prácticas que habían quedado postergadas”.

Realizando una evaluación en profundidad del aparato genital y de las mamas se pueden detectar patologías que requieren tratamiento desde el primer momento, tanto enfermedades de transmisión sexual como cáncer. “La revisión ginecológica anual permite el diagnóstico de muchos casos de cáncer de mama, de ovario, de vulva y de endometrio en fases iniciales, antes de que produzcan síntomas ya que cuanto más precoz sea el diagnóstico mejor serán los resultados de los tratamientos y mayores las posibilidades de curación”, subraya el especialista.

Ecografía, citología y exploración mamaria

Según el profesional “dos pruebas son necesarias en cualquier revisión: la citología y la ecografía vaginal y después dependiendo de la edad, historia clínica detallada, antecedentes familiares o hallazgos en la exploración se solicitan pruebas complementarias como mamografía, ecografía de mama, densitometría ósea, cultivo HPV según las características de cada paciente”. 

La importancia de la citología radica en que con su práctica habitual se pueden prevenir el cáncer de cuello de útero cuya incidencia en las últimas décadas ha disminuido mucho gracias a su detección precoz. “En muchas ocasiones, -afirma el doctor Herraiz-, son los virus del papiloma humano (VPH) que se adquieren por transmisión sexual los que producen alteraciones en la citología por lo que se debe realizar el test de VPH”.

Este tipo de cáncer tiene una progresión muy lenta hasta convertirse en un cáncer invasivo, y las lesiones precursoras se descubren precisamente en las citologías. “Por eso son tan importantes, ya que cuanto antes se descubra, antes se podrá comenzar con el tratamiento correspondiente y habrá más posibilidades de superarlo con éxito”, afirma el profesional. 

La realización por parte del ginecólogo de una ecografía con la sonda abdominal o vaginal y a través de los ultrasonidos informa del estado del aparato genital interno, es decir, del útero y los ovarios. “Por tanto, -agrega el doctor Herraiz-, sirve para diagnosticar alteraciones del útero, como son miomas o pólipos y también de los ovarios, como los quistes o tumores. De esta forma, podremos controlar su evolución cada cierto tiempo dependiendo de su tamaño o características”. 

La detección precoz del cáncer de mama reduce el riesgo de morir por la enfermedad en un 25 % o 30 % o más por eso la autoexploración y la exploración clínica mamaria que consta de inspección y palpación permiten descubrir alteraciones en las glándulas mamarias. “A partir de los 40 años es recomendable además una mamografía y repetirla una vez al año, -indica el especialista-, aunque, si la paciente tiene alto riesgo de padecer cáncer de mama por antecedentes familiares u otros factores se debe pedir antes de esa edad”.


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