CASTELLÓ (EP). El presidente del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), Manuel Arrufat, ha lamentado este viernes la "pasividad" de las autoridades españolas a la hora de analizar, en busca de posibles enfermedades, la naranja que llega de países terceros a la Unión Europea, una de las exigencias que todo el sector citrícola ha esgrimido con mayor vehemencia durante las protestas que ha llevado a cabo durante la campaña que acaba para tratar de revertir en futuras temporadas la nefasta rentabilidad de la actual.
Arrufat destaca que desde el Ministerio de Agricultura no se ha postulado al Institut Valencià d'Investigacions Agràries (IVIA) para que ejerza como laboratorio de referencia europeo en sanidad vegetal, una actitud que a su juicio "evidencia la irrelevancia de España en materia de sanidad vegetal" y hace que el IVIA "dé la espalda al sector exportador".
Desde el CGC han explicado que la Comisión Europea (CE) ha designado recientemente los cinco centros o consorcios que ejercerán como laboratorios de referencia europeos (EURL) en materia de sanidad vegetal. Estas entidades serán responsables de realizar los análisis para confirmar posibles positivos por plagas y enfermedades a partir de muestras tomadas en los puertos de llegada a las importaciones hortofrutícolas de países terceros o de controles fitosanitarios en el campo.
Desde el CGC han censurado así que, "pese a la evidente importancia estratégica de tales designaciones, el Ministerio de Agricultura no ha presentado candidaturas en favor de ningún centro español". De esta manera, la mayor parte de los laboratorios de referencia "han quedado en manos de centros de estados miembro no productores sino, más bien, grandes importadores hortofrutícolas".
Esta es precisamente una de las principales quejas del sector que han venido esgrimiendo los citricultores y también las empresas exportadoras, dado que consideran que los controles por parte de los países que importan la fruta y no la cultivan son menos rigurosos que los que se realizarían por parte de los laboratorios españoles, como el IVIA, una referencia en muchos ámbitos de la citricultura.
Por esta razón, desde el CGC destacan que la actitud mostrada en este proceso "contrasta con algunas de las medidas propuestas por el propio Ministerio de Agricultura para paliar la crisis citrícola". Y es que el ministro Luis Planas se ha referido en varias ocasiones a una mayor "vigilancia activa de los resultados de los controles fitosanitarios a nivel europeo".
Así, España, que dispone de hasta cuatro laboratorios de referencia europeos en materia de enfermedades ganaderas o de seguridad alimentaria, "no ha considerado oportuno defender candidatura alguna para los ahora dedicados a sanidad vegetal", ha criticado. "Difícilmente podremos defendernos de la entrada de plagas foráneas si son los centros de países cuyo negocio es la importación los que aleccionan a los inspectores europeos y al resto de laboratorios sobre cómo se deben hacer los diagnósticos, cómo interpretar los síntomas en las frutas o qué métodos analíticos se han de usar", señala Arrufat.
El CGC ha aludido también al anteproyecto de Ley para reformar el IVIA (regulado por una norma de 1991), en el que la Conselleria de Agricultura "viene trabajando desde hace años y cuya aprobación ha quedado pendiente para esta próxima legislatura". A juicio del comité, "el texto repite muchos de los errores del anterior texto, de 2015, que tampoco llegó a aprobarse".
La asociación ha lamentado que, "tras haberlo exigido con insistencia", se le deje "de nuevo fuera" del comité ejecutivo del IVIA. Además, "tampoco se menciona al CGC como miembro del nuevo Consejo Asesor Agroalimentario, un órgano de consulta en el que participarán diversos actores relacionados con el sector agroalimentario" y no agrario, ha apostillado.
"Las empresas del CGC canalizan en torno al 70% de las exportaciones españolas y son también grandes productores por lo que podrían aportar valiosa información sobre plagas y enfermedades así como sobre las variedades de cítricos y su comportamiento en el campo, en la recolección, en el almacén, durante el transporte, en la comercialización y su distinto encaje en los mercados", advierte Arrufat.
Los centros de referencia mundial de EEUU, Sudáfrica e Israel, donde en las últimas décadas han obtenido las mandarinas y naranjas de mayor éxito comercial, incorporan a sus consejos a los operadores citrícolas locales para así rentabilizar en beneficio de todo el sector los proyectos de investigación. "Dejando de lado a los exportadores, se alejará a la inversión privada", ha alertado Arrufat.