CASTELLÓ. El que fuera a lo largo del periodo 2011-2019 máximo responsable de la Comunicación en la Diputación de Castellón, Juan Lozoya, ha arrancado recientemente una nueva andadura profesional como empresario de un sector que conoce bien y lo hace de la mano de quien, en este periodo y al abrigo de la institución provincial que presidía Javier Moliner, ha sido su mano derecha, Sandra Sandalinas. Alejados ya de los frenéticos ritmos que marca la acción política, estos dos veteranos y conocidos periodistas quieren continuar acumulando experiencias sin renunciar "a lo mucho aprendido" en Las Aulas, el hábitat natural de numerosas vivencias y emociones, como así reconocen. Lozoya&Asociados pretende hacer de la estrategia en Comunicación su modus vivendi, un espacio que han venido explorando en estos últimos años y cuyo vacío en la esfera privada esperan ocupar a partir de ahora. Lozoya, 28 años de profesión periodística, ha pasado por la redacción del diario Mediterráneo, fue responsable de El Mundo Castellón al Día, asesor "indispensable" en la etapa Moliner; Sandra, jefa de informativos de Onda Cero Castellón y una de las conductoras del día a día de la institución provincial... ahora él cuenta a Castellón Plaza lo que quiere hacer, lo que pretende comunicar, que es, al fin y al cabo, lo que mejor sabe hacer un periodista:
-Redactor, director de un medio, jefe de comunicación, y ahora, empresario. Hábleme de sus objetivos en esta etapa.
Estamos centrados en la estrategia de la comunicación; la comunicación, como estrategia. Y le explico: lo habitual es que se comunique, y se hace bien; pero veo que falta planificación en el sector. He aprendido algo tan fundamental como que hay que dar un primer paso sabiendo cuál va a ser el último. Los periodistas estamos acostumbrados al regate corto, nos consume la inmediatez, la necesidad de satisfacer la demanda del día a día; si bien es importante lo inmediato, nos falta una visión a medio y largo plazo en materia de comunicación. De ahí surge nuestra empresa, de la necesidad de satisfacer este vacío y ofrecer esa estrategia como la base de nuestro portfolio y catálogo de servicios.
-¿Le preocupa que le relacionen con un determinado sesgo político, ideológico, por haber estado ligado a un gabinete de una institución como la Diputación?
No. Lo que sí debo decir es que con Javier Moliner aprendí que todo tiene un porqué, de la necesidad de ser transparente, de no iniciar nada sin saber su resultado final. De lo importante que es el para qué, incluso más que el qué. ¿Sesgo ideológico? No me preocupa. Las decisiones que he tomado han sido profesionales. Estas decisiones profesionales marcan siempre tu futuro. Siempre he tenido claro, como lo tenía Javier, que mi trabajo en comunicación política tenía una fecha de caducidad. Lo he tenido claro desde el principio. Y me siento una persona afortunada, porque siempre me he permitido el lujo de trabajar en lo que he querido.
-¿No ha sentido algo de vértigo a la hora de iniciarse como empresario de la Comunicación?
Lógicamente, algo de inquietud siempre hay, pero es un paso que no me ha generado miedos porque tenía claro desde el principio qué queríamos. Creamos Lozoya&Asociados y hemos generado confianza en mucha gente, en empresas, instituciones. No hemos ido a puerta fría, la verdad. Tenemos un radio de actuación en torno a la Comunitat Valenciana y ya contamos con clientes que nos han confiado su Comunicación bajo el prisma que nosotros queremos, que es la estrategia.
-¿Y esas empresas qué buscan en ustedes? ¿Qué le demandan?
Pues objetivos, estrategias adecuadas para lograr alcanzar los retos.
-¿Y por dónde se empieza?
Por conocer la naturaleza y esos objetivos empresariales. Plazos, los pasos que tenemos que dar en cada momento. Ser estrategas y no dejar de mirar hacia esos objetivos, para qué se trabaja...
-¿Hasta qué punto es un valor la experiencia?
Muy importante. Hay que conocer el entramado de la comunicación. Haber trabajado en medios, instituciones... te permite orientar bien el esfuerzo. Porque estoy plenamente convencido de que hay que introducir la Comunicación en el proceso productivo de las empresas y adaptarla a los objetivos reales que marcan estas empresas. Hay que hacer lo que realmente queremos comunicar pero siempre con un interés estratégico.
-Javier Moliner también ha creado su propia empresa tras el fin de su andadura política. ¿Es uno de sus clientes? ¿Mantiene relación profesional con él?
Ya no tenemos vínculos profesionales; sí, y muy fuertes, son los vínculos afectivos que nos unen. Tuve la suerte de que Javier se rodeara de un buen equipo y que contara conmigo.
-¿Se ha centrado su empresa en un sector determinado?
Pues nuestros clientes pertenecen a sectores de lo más variopinto, tenemos del sector de la industria, los servicios, entidades públicas y privadas. Hay que decir que, si bien son sectores muy diferentes, la metodología es la misma; otra cosa es la aplicación práctica, las particularidades en cada una de estas empresas. Pero el método de trabajo sirve para todas esta empresas.
-¿Es caro comunicar?
La comunicación lo que tiene que ser es rentable. No es cara ni barata. Debe tener rentabilidad.
-¿Y es necesaria la comunicación?
Es necesaria. Muy necesaria. Pero también hay que pensar que en ocasiones hay que crear esa necesidad y, luego, actuar. Un ejemplo: Uno no compra un coche ecológico si no hay antes la necesidad de apostar por el medio ambiente. Concienciar de lo importante que es alcanzar unos objetivos, por muy alejados que se nos muestren. Si mostramos, si generamos esa necesidad, tendremos más cerca alcanzar los objetivos que nos marcamos. En Diputación, por ejemplo, en 2012 constituimos Castelló Ruta de Sabor y hoy no solo es que tenga recorrido, sino que tiene que seguir creciendo. Fuimos cubriendo etapas en todo este tiempo hacia un objetivo, que era consolidar la población en el interior de la provincia y asegurar su tejido productivo. Fuimos por fases y ahora queda alcanzar y crear canales de distribución. Eso era estrategia empresarial aplicada a una entidad pública. Y ahora esa estrategia es en la que seguimos trabajando, pero ya en el ámbito estrictamente privado.