ALICANTE (EFE). Algunos de los tesoros del antiguo y mítico imperio Persa son exhibidos desde hoy y durante seis meses en el Museo Arqueológico Provincial de la Diputación de Alicante (MARQ) en una ambiciosa exposición con 196 piezas cedidas por el Museo Nacional de Irán, en Teherán.
Unas horas antes de la inauguración, el embajador de la República Islámica de Irán en España, Hassan Ghashghavi, el director general del Museo Nacional de Irán, Jebrael Nokandeh, el director técnico del MARQ, Manuel Olcina, el diputado provincial de Cultura, César Augusto Asencio, y el director de la Fundación MARQ, José Alberto Cortés, han presentado "Irán: Cuna de Civilizaciones", abierta hasta el 1 de septiembre.
El máximo responsable del museo de Teherán se ha felicitado por la colaboración cultural con España a través del MARQ, y ha sostenido que la estrecha relación entre los museos de la Diputación alicantina y el Nacional de Irán se mantendrá al margen de las "tormentas que pueda haber", en referencia implícita a posibles tensiones políticas.
Según su homólogo del MARQ, Manuel Olcina, la exposición es un "recorrido apasionante desde las primeras aldeas a los primeros imperios" del antiguo Irán, y ha subrayado que la altísima calidad de las piezas reflejan más que nunca que "no hay mejor cura ante los prejuicios colectivos que la cultura".
La exposición hace un repaso desde el Paleolítico hasta el Irán de la dinastía Safávida del siglo XVII, período éste último con cerámicas y recipientes con influencia china, aunque una de las salas más espectaculares es la dedicada es la dedicada a la ancestral Persépolis.
Allí destaca un gran vaso ceremonial de oro de unos tres kilogramos denominado "Ritón de Oro" que, de forma cónica y con la cara de un león, es acompañado por una veintena de joyas de oro, especialmente collares y pulseras, muchas del periodo de Ciro y, sobre todo, de Darío I el Grande (510 antes de Cristo).
De las tres estancias que ocupará la exposición sobre Irán, la primera se dirige al Paleolítico y la Edad del Bronce, y el visitante disfrutará de una antiquísima flauta en hueso del 6.200 a.C., de los primeros testimonios de la escritura cuneiuniforme, así como "soberbias" cerámicas del Neolítico, pintadas y con decoración.
Esta sala incorpora, por primera vez en el MARQ, un material natural en las paredes a base de flores (rosas y margaritas) y hojas prensadas que desprenden un olor sutil y evocador para evocar en el visitante el paisaje de la antigua Persia, bajo la silueta de los ancestrales montes Zagros.
La tercera y última de las salas se centra en el final del imperio Persa tras la ocupación de Alejandro Magno, así como en los posteriores Partos y la dinastía Sasánida, en la alta Edad Media (siglo VI d.C), además de la posterior etapa islámica.
Correspondiente a este momento se ha colocado bajo una gran bóveda dorada un valioso ejemplar de Corán del siglo XVI, junto a platos bajorrelieve de plata y esculturas de la época.
Además, habrá dos réplicas de dos metros de alto de las estatuas de Darío I el Grande (sin cabeza) y de un príncipe Parto, seguramente de Shami.
Elegido en 2004 'mejor museo europeo', el MARQ ha redoblado, a petición de las autoridades iraníes, las medidas de vigilancia para esta exposición con vitrinas reforzadas, más detectores sísmicos y volumétricos y duplicando el número de vigilantes por sala.
El embajador iraní, Hassan Ghashghavi, ha destacado los 400 años de relaciones diplomáticas con España y, como ejemplo del interés de la exposición, ha apuntado que se expone la primera carta credencial del primer embajador persa ante el Rey de España, hace justo cuatro siglos.