ELCHE. Ha pasado menos de un año de la visita a Elche del actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que entonces llenó el polideportivo de Carrús para demostrar ante la militancia que podía ser el candidato que recuperar a parte del electorado que se había cambiado de chaqueta en las elecciones generales. Algunos meses después, elecciones catalanas de por medio, aplicación del ya célebre 135 y otros asuntos, el escenario político es bastante diferente —precisamente tras lo acontecido el 1 de octubre—. Pero entre los sanchistas, las aguas están más calmadas, al menos en el Baix Vinalopó, como demostró el plácido paseo de Sánchez por el Centro de Congresos de Elche del sábado.
Allí celebró una asamblea abierta con militancia y ciudadanía en general, con un salón de exposiciones abarrotado, con al menos 350 personas como asistentes. Una visita cómoda, propiciada por el trabajo de su gente en la ciudad, el ex alcalde y actual secretario comarcal del Baix Vinalopó Alejandro Soler o Francis Rubio, ex edil y actual secretario de Organización provincial. Si la ciudad ya se había convertido en un bastión sanchista, tras la victoria de este, aún más. Como pasa tantas veces en política, hay que apostar a caballo ganador para seguir vivo, y muchos de quienes estaban con la candidatura de Susana Díaz ahora son sanchistas, como demuestran los últimos movimientos de la agrupación ilicitana con la elección de Vicente Alberola como sucesor de Soler en la secretaría de Organización provincial.
Varios de ellos estaban precisamente en la asamblea, a la que prácticamente no faltó nadie. Estuvieron presentes los ediles Ana Arabid, Tere Maciá, Carlos Sánchez, José Pérez, Patricia Maciá o Héctor Díez, además de otros rostros conocidos como Toñi Serna, secretaria de Acción Electoral del PSPV y diputada en Les Corts, Federico Buyolo, director general de Cooperación y Solidaridad de la Generalitat Valenciana y ex concejales de diferentes épocas como Antonio Amorós, Dolores Asencio o el otrora susanista Ramón Abad. Pero Sánchez se rodeó de su gente de confianza; entró escudado por Francis Rubio y José Luis Ábalos, secretario de Organización Federal. A la hora de sentarse, como es obvio, lo hizo con su gente fuerte en el territorio, con la alcaldesa de Santa Pola Yolanda Seva a un lado y José Chulvi, secretario general del PSPV provincial y alcalde de Xàbia, al otro. A los lados y detrás, el propio Alejandro Soler, Vicente Alberola, también responsable de la sección sindical de UGT en el Ayuntamiento, junto a Ismael Senent, secretario general de dicho sindicato en la comarca.
Y algo más alejado, casi camuflado, y rompiendo las caras sonrientes, alguna de verdad, otras quizá por mero protocolo porque cada vez tiene menos margen de movimiento como el alcalde ilicitano; Gabriel Echávarri, alcalde de Alicante, cuya cara de sepelio describía su situación política. Físicamente en Elche, mentalmente quizá en otros muchos sitios. Entró sin hacer mucho ruido y salió rápidamente por la puerta de atrás, evitando fotos de familia y cálidos abrazos. Alguno sí le dieron, puede que también por protocolo, porque el quebradero de cabeza que ha traído al partido no es pequeño. Pasó de puntillas por la asamblea. Asimismo, al acto acudieron desde varios puntos de la provincia, Vega Baja, Alicante, Baix Vinalopó… también con otros alcaldes como Lázaro Azorín de Pinoso. Mayoritariamente asistió un público de edad media/alta, lógico por el tema de la asamblea, las pensiones, aunque también había generaciones más jóvenes. Asistieron además integrantes de otras organizaciones como la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia, miembros de CCOO con la secretaria comarcal Carmen Palomar al frente, asociaciones de migrantes...
Todo preparado para un baño de masas cómodo, menos intenso y épico que la anterior visita, en una coyuntura muy diferente, con los ingredientes necesarios para que todo saliera como estaba previsto. Preguntas plácidas o complacientes por parte del público, un Sánchez que venía con el discurso bien aprendido y medido, con lenguaje inclusivo y guiños a la comunidad LGTBI y las “nuevas familias”, en contraposición a la ‘defensa de la familia’ del espíritu conservador del PP. Al fondo, para la foto y el aplauso, gente de todas las edades y colectivos varios. Una visita cómoda que no será tan de color de rosa en las visitas que le esperan por la comunidad.