CREVILLENT. Los festivales de cine no paran en la provincia, y prueba de ello es que el Certamen de Cortometrajes de Crevillent va por su segunda edición, que será el 6 y 7 de agosto en la Casa de la Cultura. Aunque no solo se quedará en esos dos días, sino que también habrá más actividades. Hablamos con su director, Roque A. Ortiz, sobre el surgimiento del evento, tan necesario como importante para la localidad. “A finales de 2019 fue Jesús Ruiz, concejal de Cultura, quien se puso en contacto conmigo para buscar la forma de darle más visibilidad al cortometraje”, recuerda Ortiz. “Junto a Ana Satorre, técnica de cultura y coordinadora del proyecto, estuvimos trabajando los tres hasta establecer los principios del Certamen”. No fueron los únicos que se embarcaron en este proyecto.
“La forma en que se conoció finalmente fue el resultado de ir contando con otras personas, como Gonzalo Miralles, director adjunto; o Antonio Ruzafa, del Festival de Sant Joan d’Alacant, que siempre nos ha ayudado resolviendo cualquier duda”, comenta. Como casi todos los proyectos creados en 2020, su arranque tuvo que ser más complicado de lo habitual. “El balance de la primera edición fue muy positivo y la gente acudió hasta llenar el auditorio”, señala. “Es cierto que nos encontramos con un problema inesperado que fue la pandemia, pero tuvimos la suerte de que en agosto se pudieran realizar eventos culturales, aunque el aforo fuera reducido”.
Con todo, debió ser una edición complicada con las medidas extraordinarias por la pandemia tuvieron que ser muy estrictas. “La pandemia nos obligó a tomar determinadas medidas: reducción del aforo, mayor espacio entre los asistentes, contratación de seguridad, mediciones de temperatura… Queríamos que ante todo fuera seguro asistir al certamen. En este aspecto, la organización desde Casa de Cultura llevada por la coordinadora Ana Satorre fue un gran trabajo que no pudo haber salido mejor”.
Los festivales crecen, aprenden de sus errores, en caso de haberlos, y mejoran su propuesta por la difusión obtenida en su primera edición. Así que en este su segundo año seguro que nos vamos a encontrar un certamen algo diferente. “Hemos recibido más cortometrajes y añadido una categoría local, haciendo que sean dos días los principales de este certamen (6 y 7 de agosto). Además, este año hemos querido que la temática girara en torno a los primeros años del cine, y todas las actividades que acompañan al certamen lo hacen”, comenta.
Como ya hemos dicho, existen eventos paralelos, amén de la sección local que ya ha comentado su director. Ya podemos disfrutar de una exposición en la Casa de la Cultura, inaugurada el 12 julio llamada, Cinetrip: viaje al séptimo arte. “La exposición de cine que se puede disfrutar desde julio mostrará la visión que diferentes artistas tienen del cine mudo y Cinefórum Crevillent realizará una proyección especial el día 6 de agosto, a las 19 horas, de una película muda”, dice el director. “A parte, en colaboración con Cinefórum Crevillent, estamos lanzando una serie de vídeos que destacan algunas de las obras del maestro Berlanga sumándonos así al año dedicado al director y declarado por la Generalitat Valenciana”.
Una de las secciones destacadas es la dedicada a los trabajos crevillentinos, algo importante para darles visibilidad desde su propio pueblo y con el apoyo del certamen y la administración. “En la primera edición nos llegaron opiniones de crevillentinos que no se habían atrevido a participar desanimados por tratarse de un certamen que recibía cortometrajes de toda la Comunitat Valenciana”, comenta. “Enseguida entendimos que eso debía solucionarse, y vimos en esta segunda edición la oportunidad de darles una plataforma a esa gente en la que pudieran presentar sus obras”.
Una sección así es vital para crear tejido audiovisual en cualquier lugar. “Sinceramente, nunca supimos cómo iba a funcionar ni cuántas obras íbamos a recibir. Nuestra sorpresa ha sido mayúscula y muy positiva, ya que la cantidad de cortometrajes locales recibidos ha sido tal que el Comité de Selección ha tenido que trabajar también en esta sección hasta tener 12 cortometrajes locales que proyectar el día 6 de agosto”, recuerda.
Uno de los cortos que se podrán ver el día 6 será, La tristeza del mimo, de Ángel Puado. En él trabaja la actriz, Adriana Gil. El cortometraje emociona en sus menos de diez minutos. La actriz nos comenta cómo fue el rodaje. “Había tenido el placer de trabajar con Ángel en anteriores ocasiones. Es un gran guionista y director alicantino. Él preparaba una película coral de la cual formaría parte”, señala. Como a casi todo el mundo, la pandemia también les afectó “Esto fue rodado antes de la pandemia y todo se complicó, como para todo el mundo, y acabó siendo este bonito cortometraje”, recuerda.
Para abrir boca antes del Certamen, la actriz nos comenta la trama del cortometraje. “La tristeza del mimo cuenta una historia a través de un narrador, un locutor de radio, interpretado por Fele Pastor, que narra esta historia que ha conocido de primera mano. Gracias a su programa ayuda a este mimo (Damián Varea) a que pueda hacer llegar los sentimientos que no se atrevía a decir a la persona adecuada y así, contribuir a salvar su historia. Tuve la alegría de poder estar delante de las cámaras con mi hija, pequeña pero gran actriz, Gala Bichir”
El Certamen no solo es importante para la difusión de los trabajos, sino también para tener la posibilidad para los crevillentinos de ver los cortometrajes que se realizan en tu pueblo. “Que el corto haya sido seleccionado en nuestro propio pueblo nos llena de orgullo”, comenta Gil. “Hablar de cine hecho por nuestros propios vecinos y gente de nuestra comunidad es algo extraordinario. Aplaudimos esta acción cultural y damos las gracias como amantes del cine”.
Para la categoría oficial, uno de los trabajos que llegan con más premios y reconocimientos, todos ellos muy merecidos, es Stanbrook, dirigido por Óscar Bernàcer. Un cortometraje ganador del Mejor Cortometraje de Ficción del Festival de Alicante (2021) “Este no es un corto sencillo de programar (tema, duración, varios idiomas...). Mis anteriores cortos fueron a cientos de festivales y ganaron muchos premios, también eran comedias y siempre son más agradecidas a la hora de programar”, señala Bernàcer. El reconocimiento es prácticamente unánime en todos los festivales, y también por parte del público.
“Siento que, a raíz de la pandemia, el paradigma de los festivales ha cambiado. En el caso de Stanbrook, contábamos con que esto no pasaría, que el número de festivales sería menor, pero allí donde va está siendo reconocido por jurados y público, así que estoy muy contento”, explica.
Los premios son importantes, pero tampoco todo puede depender de ellos. “El número de festivales ni de premios es indicativo de nada, el objetivo de este corto era otro y lo que me gusta de este periplo es asistir a proyecciones con público; la sensación es muy buena, notas la atmósfera”, señala.
Bernàcer ya está trabajando en su primera película, algo que nos alegra viendo el nivel mostrado en sus cortos. “Espero poder rodar Ofelia en uno o dos años. Mientras tanto, trabajo como guionista y desarrollando series para una productora de Madrid”, concluye.