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"la mataron un mes antes de cambiar los estatutos de las empresas"

Vicente Sala apunta al móvil económico: "Mi madre se estaba planteando cerrar Novocar"

17/10/2019 - 

ALICANTE. Después de la de Miguel López, que no se produjo por el estado anímico del acusado, la declaración de Vicente Sala hijo era probablemente la más esperada en el seno del juicio por el asesinato de su madre, Carmen Martínez, que se celebra estos días en los juzgados de Alicante, con la fórmula de tribunal del jurado. No en vano, el primogénito del matrimonio Sala Martínez es el único de sus hijos que considera culpable a su cuñado (sus tres hermanas defienden su inocencia), y de hecho ejerce la acusación particular.

El interrogatorio a Sala Martínez por parte del fiscal, del abogado de la acusación que ejerce él mismo y de la defensa (además de las preguntas del jurado) se prolongó por espacio de dos horas largas, en las que el primogénito de la familia explicó con todo lujo de detalles, en ocasiones demasiados (la juez centró el interrogatorio al recordarle que solo podía testificar sobre los hechos que conociese por él mismo), las malas relaciones familiares que existían desde 2015 y la tensión por el control de las empresas que, según el fiscal y él mismo, están detrás del crimen.

"Mi madre se estaba planteando cerrar Novocar", admitó a preguntas del fiscal. El concesionario era la única pata deficitaria del imperio empresarial, y de hecho dependía de los avales de hasta 50 millones de euros que le concedía la empresa plástica, Samar Internacional. No lo hizo "para respetar el testamento de mi padre", pero sí retiró poco a poco los avales para descubrir si la empresa era rentable. Y no lo era. "Acumuló pérdidas de cuatro millones de euros, y el último ejercicio, cerrarla nos costó más de cinco millones", relató el testigo. Es decir, la víctima se planteaba seriamente dejar sin empresa al acusado por su muerte, que percibía unos 100.000 euros al año de sueldo como administrador.

Vicente Sala durante su declaración, con Miguel López a su izquierda (en la imagen)

"Mis hermanas no estaban preparadas"

El móvil económico ya estaba sobre la mesa. Pero además, Sala dio todo lujo de detalles sobre las malas relaciones entre su madre y sus hermanas (y, por añadidura, Miguel López, casado con la menor, Fuensanta). Unas relaciones que se deterioraron a partir de 2015, después de unos años en los que sus hermanas se incorporaron a la dirección de las empresas "sin tener preparación", a su juicio. Vicente Sala relató los pasos de la 'guerra fría empresarial' que se desató en el seno de la familia, con el consejo de administración de junio de 2016 donde sus hermanas lo cesaron como presidente, la junta de accionistas donde su madre usó la acción de oro en septiembre, y el intento de cambiar los estatutos en enero de 2017 para reforzar su cargo, que no llegó a tiempo.

En esa junta de accionistas, "muy desagradable", uno de los hijos del acusado (sus hermanas habían cedido acciones a sus hijos para que pudieran participar, lo que decantaba el número de asistentes pero no el porcentaje de voto) "le hizo un gesto de degüello a mi madre; yo no lo ví, me lo contó ella". Miguel López, según este relato, "empujó a mi tía" (la hermana de la víctima, que tenía un porcentaje testimonial cedido por Carmen Martínez). El hijo de la víctima negó que quisiese incorporar a su hijo a la empresa, porque "estaba montando una startup en Madrid con un amigo", y admitió que la acción de oro de su madre era "mi seguridad para seguir en el puesto". "Los estatutos se iban a cambiar en enero para subir la mayoría necesaria para quitar al consejero delegado, y proteger mi puesto, pero la muerte frustró el cambio".

"No recibí amenazas de Sudamérica"

A preguntas del fiscal, Vicente Sala desmontó la teoría del sicario enviado desde Sudamérica (donde Samar factura el 70% de su volumen de negocio) por un competidor, que se barajó en el primer momento y que se alentó desde el entorno del acusado. "Viajé por primera vez a Sudamérica en 1999, y he seguido viajando después del crimen; nunca he recibido amenazas ni nadie me ha dicho que el asesinato fuese una venganza". Tampoco encaja, según su relato, un posible intento de robo. "Casi nunca llevaba las joyas puestas por la calle, es más, muchas veces iba en chándal".

Sala y su abogado salen durante el receso, antes de declarar

El interrogatorio de la acusación particular que ejerce el propio Vicente Sala, que comparecía como testigo, fue mucho más 'creativo'. Para no repetir preguntas del fiscal (tienen la misma teoría y piden la misma pena), el abogado Francisco Ruiz Marco trazó un interrogatorio para dibujar un relato de espionaje empresarial y rencillas familiares, con varias llamadas al orden de la juez al intentar apoyarse en pruebas documentales que obran en el sumario pero aún no han sido ratificadas ante el tribunal. De lo que pudo contestar, Vicente Sala señaló que "hubo un intento de volver a someter a votación el reparto de dividendos en 2016", que estaría detrás del estallido de las hostilidades (sucedió dos meses antes del crimen), o que su hermana y su cuñado "le negaron a mi madre las fotos de la comunión de su hija, que había pagado ella; tuvo que pedírselas al fotógrafo".

"Miguel era violento en ocasiones"

"Miguel tenía un carácter nervioso, en ocasiones violento", declaró. "Una vez en una reunión dio un golpe en la mesa y se levantó encarándose a mi madre, pero lo paramos". En otra, "comenzó a gritarle en presencia de un invitado, que lo contuvo". ¿El acusado presumía de saber usar armas? "En alguna ocasión, pero es que es el tipo de persona que sabe de todo". La última pregunta de la acusación iba con dardo: ¿Ese acuerdo al que llegaron para repartirse las empresas, y que se ha citado aquí como ejemplo de que la relación no era tan mala, se habría podido alcanzar con su madre viva? "No".

Miguel López abandona el edificio de los juzgados durante el receso

La defensa, por su parte, entró poco en las cuestiones económicas en el interrogatorio más breve de los tres, e intentó suavizar la imagen de mala relación ofrecida por el testigo en sus anteriores intervenciones. Vicente Sala admitió que durante "muchísimos años" comían todos juntos en casa de sus padres (en el complejo había una vivienda principal y cuatro, una para cada hermano, a su alrededor). También un viaje a París y otro a Cádiz con su cuñado, hoy acusado, "por negocios, manteníamos las formas". Y que las joyas desaparecidas de su madre (que ella sospechaba que habían robado sus hijas) "fueron devueltas a través de un notario". Y dijo desconocer (en aquel momento) que sus hermanas habían comprado móviles prepago porque sospechaban que espiaba los teléfonos de empresa, a través de un informático afín de la empresa.

Ya hacia el final, durante el trámite en que la juez le trasladaba las preguntas del jurado, Vicente Sala se emocionó durante unos minutos al recordar a su padre. La pregunta era si no había sido "injusto" al situarlo solo a él al frente de la empresa de plástico. "Mi padre era muy ecuánime, todos los hijos teníamos lo mismo, tomó esa decisión pensando en lo mejor para todos" (porque Vicente hijo llevaba desde los años noventa en la empresa y la había dirigido desde que su padre se convirtió en presidente de la CAM). También respondió que fue su padre quien nombró al acusado al frente de Novocar, "desde que se fundó el concesionario", y que la relación entre ellos era buena "aunque chocaban en lo empresarial". También que "mi madre quería muchísimo a sus hijas y a sus nietos, aunque no fuese correspondida".

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