VALENCIA. Hace apenas algunas semanas iniciamos nuestra alternancia de recomendaciones por debajo de 12,90 (esa cifra tan abritraria como otra que ya elegimos hace mucho tiempo) para sumergirnos algún que otro viernes en las Cocinas del Underground. En apenas unas ediciones separados de esta demandada guía para el día a día del bien comer –que se dice pronto-, a la ciudad de Valencia le han salido un buen númer de posibilidades dentro del corsé marcado. Novedades del tipo tendencia, como el poké al que nos aproximamos la semana pasada, pero también novedades de restaurantes que llegan a las zonas más exigentes de la ciudad para demotrar lo bien que les ha ido en otros barrios.
Es el caso de A Contracorriente, el proyecto que ya estaba llamando la atención en Aragón (C/Bélgica, 3), una de nuestras zonas preferidas para comer y que acaba de llegar a Gran Vía con un local de enjundia. La propuesta es la misma, en un –ahora más difícil- equilibrio de calidad y precio. El beneficiado, en cualquier caso, es el comensal del día a día. De hecho, la única recomendación es no asustarse entre técnicas excesivamente descritas y apellidos en sus platos. Una carta muy sabrosa que, en esencia, traza viajes de ida y vuelta entre la cocina mediterránea –o más bien de l’Horta- y la asiática. Si ambas parecen inagotables, cruzadas son infinitas.
La propuesta gastronómica es obra de Rafa Delmonte, chef querido por los incontables valencianos (y visitantes) que ya han pasado por la cocina verde del grupo Copenhague (o sea: los restaurantes Copenhague, Malmö y Oslo). En sus tres locales, Delmonte demuestra desde hace años que el abanico de posibilidades vegetarianas es interminable y que con los mercados valencianos como aliados la oferta le sacaría los dientes –y los euros- a muchas ciudades europeas. En A Contracorriente le probamos con un abanico interesante de opciones sin eludir las carnes, como la de paletilla de cordero en los mini kebabs con salsta de tzatziki o los bombones crujientes de foie-micuit, ambos entre los bocados más divertidos del local.
Delmonte ha sido el elegido por dos emprendedores valencianos que, tras un periodo profesional como auditores de la consultora internacional Deloitte, decidieron “cumplir un sueño”. Leyendo la carta se les adivina también un balanceado sentido del riesgo en lo gastronómico: si hay un bacalao finlandés con el chutney de la casa, también se sirve un hervido (no tan deconstruido como parece); si hay un salmón osmotizado con salsa ponzu y arroz, también hay una fuerte apuesta por steak tartar que en relación calidad precio puede estar tranquilo de competir a esa orilla de la Gran Vía.
De allí y de aquí, el menú degustación de A Contracorriente, por 21,50 euros, está más que recomendado. Es una fórmula para probar lo mejor que Delmonte ha dejado en estos dos locales en una etapa que si es iniciática puede dejarles mucho margen para crecer. Hay inquietud de partida y es del tipo nuevo de restaurantes que –afortunadamente- ya da por creada una generación de comensales curiosos, con bagaje y que no piensan renunciar a casi nada por flirtear con márgenes de precio más bien bajos.
Los precios son, de momento, un caballo de Troya para este proyecto de restauración. En su menú del día del pasado martes, por 9,90 euros –y esta será nuestra elección para no sobrepasar el umbral previsto- tomamos tres snacks que cumplían la máxima asiáticomediteránea: ensalada de frutos secos, el citado hervido en vaso y una coca de espinacas. Salvo algún punto de sal, bien servían para abrir boca sin excederse antes del principal. Entre un meloso de bacalao, tallarines con gorgonzola y un tajine de cordero, optamos por este último. Igualmente, la carne estaba especialmente suave y la cocción de las verduras en un punto justo para entremezclarse.
La reacción es que el menú –antes del brownie o la tarta de zanahoria- tiene muy en cuenta el equilibrio calórico que cada vez más nos importa. No por guardar ninguna línea, sino por entender que en el margen de 12,90 a menudo buscamos una solución para el día a día y la de A Contracorriente lo es. De menos a más, casi todos los platos incluyen algún ingrediente de interés. Nada se ha dejado al azar en la puesta en marcha de un proyecto que, viendo la reforma de los locales o el punto de partida del servicio, se toma muy en serio.
Con esa carta y ese ticket nos queda mucha manga para ir disfrutando de su evolución. Antes de ello y con la llegada del segundo local, un apunte: tras unos intensos meses de arranque, A Contracorriente ha convertido en socio a uno de sus empleados "en una clara estrategia de empresa basada en la meritocracia", según sus socios originales. Desde luego un gesto poco habitual que también les distingue.
FICHA TÉCNICA
Nombre: A Contracorriente
Zona: Centro y Aragón
Precio: 9,90 euros.
Dónde está: Gran Vía Marqués del Turia, 15, y Calle Bélgica, 3.
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