¡Socorro! ¿La leche de soja es mejor que la de vaca? ¿Deben los niños beberla para crecer? ¿Y si desarrollan intolerancia?
El ser humano es el único mamífero que continúa tomando leche, y además de otras especies, pasado el periodo de lactancia. Ahora bien, “también es el único animal que come chipirones en su tinta y pimientos de piquillo rellenos”. Así responde Juan Revenga, profesional que firma El nutricionista de la general, al manido argumento en contra del consumo lácteo que parece haberse extendido en los últimos tiempos.
El mundo se ha polarizado. Los defensores de la leche de vaca como alimento imprescindible en la dieta diaria se enfrentan a quienes cuestionan sus beneficios alimenticios y deciden desterrarla del frigorífico. O la amas o la odias, así está el asunto. Hay expertos alistados en ambos bandos, por lo que resulta complicado dirimir el conflicto, pero Revenga arroja algo de luz al respecto. “Dejar la leche no es recomendable ni deja de serlo. No es un alimento maligno, tampoco imprescindible. Se trata de una cuestión totalmente personal, que no tiene por qué suponer un problema”, afirma. Los veganos resoplan aliviados, los consumidores se relajan... Pero entonces, ¿le buscamos sustituta?
El mercado se ha llenado de alternativas lecheras. Aunque antes de continuar, cabe hacer una aclaración: la leche de soja no es leche. Sucede lo mismo con la de arroz, avena... Tal y como recuerda el experto, la legislación define como leche “la secreción mamaria normal de animales lecheros obtenida mediante uno o más ordeños sin ningún tipo de adición o extracción”. Por tanto, sería más conveniente hablar de ‘bebida de’ o ‘extracto de’ en los casos mencionados. “Partiendo de esta premisa, la bebida de soja no puede ser una sustituta porque no tiene el mismo origen. Nutricionalmente no es equiparable. Sería como comparar una rebanada de pan de molde con una loncha de jamón de york”, argumenta.
En ninguna de ellas se sustenta nuestra vida. Más allá de la dependencia que podamos sentir hacia el vaso de la mañana, incluso de última hora de la noche, si dejamos la leche de vaca no es necesario que busquemos consuelo en otra.
“Bueno, pero es que la leche de soja es más fácil de digerir” No, no lo es. Aquellas personas que sean intolerantes podrán encontrar un beneficio evidente, pero el resto de los mortales no hallarán diferencia alguna “Existe una corriente comercial que intenta presentar la leche sin lactosa como ligera. Es totalmente falso: resulta igualmente calórica y no te hace sentir mejor”, asegura Revenga. En cuanto a la soja, en Japón es una legumbre habitual y beneficiosa, “pero mascada y cocinada”. “No creo que hayan oído hablar de las bebidas procesadas en toda su vida”, sentencia.
“Tengo un amigo que desarrolló intolerancia” Hay estudios, habitualmente firmados por partes interesadas, que achacan la intolerancia a la lactosa a un 40% de personas. Nada más lejos de la realidad. “Los datos más generosos con respecto a la población española están en torno al 12 o el 15%”, informa Revenga, quien además se muestra escéptico: “Debemos tener en cuenta que las cantidades contenidas en un vaso de leche pueden llegar a ser toleradas por el 90% sin notar molestias intestinales”. Así que ya sabes: es probable que ese "amigo” tenga que buscar la explicación a la hinchazón en otra parte.
“Todos los niños deben tomar leche para crecer” Despójate de los retales de cultura popular: no es indispensable a ninguna edad. “Para los humanos solo existe algo imprescindible: la leche materna durante la etapa lactante. Fuera de ese contexto, no hay alimento insustituible, elemental o primigenio”, señala Juan. Es decir, que los más pequeños pueden crecer a la perfección sin incluirla en el desayuno o la merienda. Algunos de sus beneficios los encontrarán igualmente en el pescado, los frutos secos y el brócoli (que no en las galletas, los cereales o los zumos de cartón).
“La leche de almendras, arroz o avena tiene más nutrientes” Has escuchado campanas, y no sabes dónde. En palabras del experto: “¿Qué es más completo, un filete de pollo o de ternera? Volvemos al mismo ejemplo, nutricionalmente son totalmente diferentes”. Además, las equipara con los alimentos procesados y advierte sobre el riesgo de los aditivos, habituales en este tipo de bebidas para mejorar el sabor. “Se comercializan con azúcares añadidos. Nos podemos encontrar bebidas de almendras edulcoradas, porque de lo contrario saben a demonios. Atendiendo a esto, son también totalmente prescindibles”, explica.
“La leche de vaca es la mejor (o incluso la única) fuente de calcio” ¡Meeeeec! Existen muchas otras. En opinión de Revenga, “el tema del calcio está sobrevalorado”. Considera que, por esta falta de información, las campañas informativas no han logrado reducir la incidencia de la osteoporosis. “La fijación del calcio está influida por otros factores más allá, como la absorción de vitamina D, la exposición al sol o la actividad física, que es una forma muy efectiva de fijarlo en nuestros huesos”, insiste. También apunta los beneficios de consumir pescados con espina, como la anchoa o los boquerones.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos sentimos culpables cada vez que echemos leche al café? ¿Nos felicitamos por bebernos un litro al día? “Las últimas recomendaciones basadas en evidencias científicas y actuales, más que fomentar el consumo de leche, indican que hay que contenerlo. No se trata de prohibirlo, como la carne procesada o los azúcares añadidos, pero sí es interesante moderarlo”, sentencia Juan Revenga, quien también lo explica en su blog. “En mi caso, yo no tomo leche de manera habitual, solo muy de vez en cuando. Apuesto más por el queso y los yogures. Aunque alguna tarde de verano no renuncio a un plátano con un vaso de leche de vaca bien fresca”, concluye.