MADRID (EFE). Abengoa y sus acreedores -la banca, asesorada por KPMG, y los bonistas- avanzan estos días en las negociaciones para la reestructuración del grupo a la espera de que esté presente su plan financiero, previsto para la próxima semana.
Una vez puesto encima de la mesa el plan industrial, en el que se delimitan la rentabilidad de cada proyecto y el programa de desinversiones, la atención se centra ahora en un plan financiero que servirá de base para definir la futura estructura del grupo, un acuerdo que tendrá que lograrse antes del 28 de marzo para evitar el concurso de acreedores.
Desde la presentación del preconcurso a finales de noviembre del pasado año, Abengoa trabaja en un plan de futuro para la compañía, que tendrá que ser consensuado con sus acreedores financieros, a los que adeuda casi 9.000 millones de euros.
Esta semana ha presentado a bancos y bonistas, con cierto retraso, su plan industrial, avalado a finales de enero por su consejo de administración, en el que dibuja una compañía más pequeña, centrada en los negocios de ingeniería y construcción.
El documento define también un ambicioso programa de desinversiones, por importe de unos 1.500 millones de euros, que incluye la venta del negocio de bioenergía de primera generación.
En ese sentido, la compañía ya ha anunciado la venta de su participación en una planta solar en Abu Dabi y de su antigua sede en Madrid, unas operaciones que junto a otras que se están negociando sumarían unas desinversiones de 100 millones de euros.
Estas desinversiones son fundamentales también en términos de liquidez, ya que la compañía negocia desde hace semanas un crédito de unos 165 millones de euros con los bonistas para hacer frente a los pagos urgentes en los dos meses que restan de preconcurso.
Abengoa también trabaja en la reducción de gastos y simplificación de estructura, una línea en la que ya ha cancelado la prima o bonus para directivos correspondiente a 2015, ha eliminado consejos de administración de filiales y revisa viajes y facturas telefónicas.
Sin embargo, la banca considera que el plan industrial está incompleto mientras no vaya acompañado de un plan financiero que lo soporte, es decir, que detalle qué deuda está asociada a cada proyecto, qué parte es asumible y cuánto debería capitalizarse.
Este plan financiero, que Abengoa elabora junto a Lazard, se presentará a los acreedores a lo largo de esta semana y supondrá el pistoletazo de salida para que KPMG diseñe una "solución global" para el grupo.
Abengoa prevé que la reestructuración de su deuda le permita reducirla de los casi 9.000 millones actuales a entre 3.000 y 4.000 millones, lo que podría suponer quitas, renegociaciones o capitalización -esto es, conversión en acciones de la compañía-, algo que dependerá de la evolución de las negociaciones.
Los planteamientos iniciales hablan que esta capitalización podría dar a los actuales acreedores más de la mitad del accionariado de la futura Abengoa, es decir, su control.
En cualquier caso, cuando ha transcurrido ya más de la mitad del plazo de cuatro meses previsto para resolver el preconcurso, las negociaciones se ven en la necesidad de acelerarse con el objetivo de lograr un acuerdo antes del 28 de marzo, fecha que marcará la entrada en el que sería el mayor concurso de la historia de España.
En ese sentido, el presidente de la compañía, José Domínguez Abascal, subrayaba esta semana su compromiso con la transformación del proyecto "para adaptarlo al nuevo entorno, manteniendo sus señas de identidad propias entre las que destaca la tecnología puntera y la innovación que han conformado Abengoa desde sus inicios".