Nuestra frontera sur sigue tan inestable como siempre, no nos confiemos
Acabamos de celebrar el Día Mundial contra la Trata de Personas, establecido en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la peor manera posible, pues hace unos días, el miércoles 24, la Media Luna Roja, tras el naufragio de unas 150 personas recuperaba en aguas del Mediterráneo 62 cadáveres el sábado pasado, víctimas de los traficantes que se aprovechan del legítimo sueño de prosperar que tienen miles, por no decir millones, de africanos que se juegan la vida en una complicada travesía por el desierto y un más que probable naufragio en el Mare Nostrum.
Y eso que el establecimiento de este día internacional era para «concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos» según las Naciones Unidas, pero ya sabemos que desde que está de Secretario General Antonio Guterres ese hombre que no quería tener enemigos a fuerza de querer contentar a todos, y claro no se soluciona nada, ya saben para hacer una tortilla hay que romper los huevos primero.
Pero es que la situación del continente cuna del Homo Sapiens vive unos momentos complejos, !!!señor que mal que le ha sentado el fin de la Guerra Fría!!!. Fíjense la mayoría de países africanos están en plena explosión demográfica, tenemos zonas en el corazón o franja central de África totalmente convulsas; como Nigeria un país rico en petróleo y en habitantes ( el más poblado de África con más de 200 millones) y también en problemas como el terrorismo de Boko Harám que acaba de cometer un atentado más, en el que han fallecido 65 personas en el Estado de Borno, en el noreste contra una comitiva fúnebre este pasado 28 de julio; o como esa epidemia de ébola de la que ya les he hablado y que está siendo la segunda peor de la historia, en el que no solo ya está afectado el Congo sino países de la región de los grandes Lagos empiezan a verse amenazados por esa terrorífica enfermedad que esperemos no llegue a ser pandemia.
Todos esos problemas empujan hacia el norte a miles de migrantes en busca de un futuro mejor en Europa, y allí en las orillas del Mediterráneo africano vuelven a surgir problemas por la gran inestabilidad de los países ribereños, y donde las mafias de criminales se aprovechan de la falta de seguridad .
Uno de esos países inestables, por mor de la comunidad internacional y la eliminación del escenario político de Muhamar el Gadafi, es Libia donde continúa la guerra en la que el Mariscal Jalifa Haftar, tiene dominado dos terceras partes del territorio libio y donde esta semana pasada ha habido novedades; el día 29 este lunes pasado se anunciaba desde Bengasi la segunda parte de la ofensiva contra la capital de Libia Trípoli, según el diputado Ali al Qaidi, del Parlamento de Tobruk, para intentar acabar con el Gobierno de Unidad Nacional, reconocido por el Consejo de Seguridad de la ONU y presidido por Fayez al Sarraj; por otra parte también estos días pasados se produjo un ataque aéreo por parte de la aviación del Ejército Nacional Libio del Mariscal contra la ciudad de Misrata, una de las ciudades estado que con su fuente de recursos económicos, gracias a los hidrocarburos, está sosteniendo al gobierno de Trípoli con el apoyo de Turquía y Qatar.
Otro país en principio estable pero pendiente de una segunda transición, es Argelia, donde en el pasado abril dimitió el octogenario presidente Abdelaziz Buteflika, provocando el nombramiento provisional del jefe de la Asamblea Popular, Abdelkader Bensalah como presidente, y que tenía que haber celebrado elecciones presidenciales el pasado 4 de julio pero tuvieron que ser suspendidas por las presiones y protestas de los partidos de la oposición, y que como en todo país en transición de un régimen a otro, sus Fuerzas Armadas tienen un papel fundamental como respaldo del orden y la seguridad para propiciar el progreso, por eso esta misma semana el jefe del Estado Mayor del Ejército de Argelia, Ahmed Gaid Salah ha solicitado la celebración lo más pronto posible de elecciones presidenciales, y así evitar que el país caiga en una espiral de conflictos sociales e inestabilidades económicas que tanto nos podrían perjudicar dada nuestra dependencia de sus fuentes de energía (el gas).
Finalmente recordemos que en un lejano 9 de mayo de 1950 en la “Declaración Schuman”, desde donde arranca la integración europea, obra de Robert Schuman y Jean Monnet ya nos avisaban que estuviéramos muy pendientes del futuro de África, esa visión a largo plazo nos debe de hacer ver como los problemas no hay que atacarlos en los síntomas solo sino también y sobre todo en el origen, hay que hacer un buen diagnóstico, pues nuestros vecinos del sur llaman a nuestras puertas agolpándose, no dejemos que mueran en la fosa común del Mediterráneo.