CASTELLÓ. "La agroecológia es el futuro", destaca Manolo Bacas, que con su negocio de Ecograu cultiva y vende en la capital de la Plana producto hortícola ecológico. En la última década, la agricultura y ganadería ecológica han protagonizado una expansión importante en Castellón azuzada por las normativas europeas y la cada vez mayor concienciación social en el consumo de productos de proximidad y respetuosos con el medio ambiente.
Así, la superficie ecológica se ha disparado en Castelló un 274 % en la última década, pasando de 8.732 hectáreas en 2012 a 32.654 en 2022 (el último año que recoge el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana). Castelló acapara el 21 % del total de la autonomía. De 2021 a 2022 hubo una reducción de un 4,5 % en extensión por un descenso de terrenos de ganadería, pero la superficie en secano y regadío siguió aumentando dicho ejercicio, mientras la producción ecológica aumentó un 24 %, alcanzando las 12.431 toneladas.
El sector cuenta en la provincia con 414 actividades, un 124 % más que en 2012, de las que 289 corresponden a producción agraria, 55 a elaboración, y 51 a comercialización, 17 a exportación y 2 a importación. Mientras, la cifra de operadoras ha subido un 166% en una década.
Vicente Faro es el presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV), entidad encargada de certificar los productos agroalimentarios ecológicos de origen vegetal o animal, transformados o no,obtenidos en la Comunitat Valenciana. Explica que en Castelló ha subido el ecológico en regadío (cítricos, aguacate y hortícolas) y, especialmente en secano. "Ahora hay impacto por la crisis en la actividad agroalimentaria, y nos afecta también que nos digan que somos un producto más caro, pero se ha de entender que es una producción que se realiza en el territorio. Por cada euro que se destina a ello se ayuda a tu vecino o vecina, a tu territorio y al medio ambiente", resalta Faro.
Al margen de la coyuntura actual, confía en un crecimiento sostenible. "No queremos crecer tanto si luego los operadores pierden dinero", añade Faro.
El responsable del CAECV remarca la contribución de la agroecología a la agricultura y ganadería tradicionales. "Somos agricultores y trabajamos como los agricultores", ha explicado Faro, que recuerda el apoyo al sector tradicional con el uso de productos orgánicos ante el incremento estos años del precio de fitosanitarios. "Nuestra agricultura beneficia al conjunto", subraya.
Desde el CAECV realzan su gestión para coordinar a todos los segmentos de la cadena alimentaria, desde productores a transformadores y comercializadores.
La superficie ecológica de secano, que engloba aceite, frutos secos y vid, representa el 65 % en Castelló. Los frutos secos contemplan 1.262 hectáreas, el olivar para aceite 1.076; cereales, 408; los cítricos, 324; las hortalizas, 96; los frutales, 94; y la vid, 62.
Els Ports es la tercera comarca con más cultivos ecológicos de la Comunitat, con 10.073 hectáreas, con cereal y frutos secos, solo por detrás de Utiel-Requena y el Rincón de Ademuz.
Álex Vilanova se dedica a la agricultura ecológica desde 2015 en la Jana, dentro del proyecto Oli Cuquello, elaborando aceite con variedades tradicionales de este municipio y el Maestrat. En 2019 saló el primer aceite ecológico bautizado como Diferent, con la variedad de aceituna cuquello. Cuenta con 20 hectáreas ecológicas y otras 60 se encuentran en proceso de conversión.
Destaca que apostó por impulsar una agricultura regenerativa para propiciar una recuperación de un suelo que se encontraba degradado.
Teresa Torres trabaja en una finca familiar en Xert que desde hace más de 10 años produce aceite ecológico. Resalta la no utilización de productos químicos para preservar el medio ambiente.
Como muestra el informe del CAECV, cada vez son más las personas interesadas en iniciarse en producir producto de proximidad y ecológico. Es una alternativa con unos precios de venta más justos que permite sortear el intermediario y conseguir una mayor rentabilidad. Manolo Bacas y María Gual, de la firma Ecograu, controlan todo el proceso de la cadena alimentaria, desde el cultivo de sus huertos hortícolas, hasta la distribución. Su red está formada actualmente por unos 60 clientes particulares, cuatro tiendas y un restaurante.
La pareja comenzó hace unos 15 años con un huerto de autoconsumo en el Grau de Castelló vendiendo excedentes a conocidos. Esta práctica se fue expandiendo, Manolo se dejó el trabajo que tenía y pasó de cultivar unos 800 metros cuadrados a dos hectáreas.
Es un comprometido con la agroecología. "Con el cambio climático y la pandemia se ha demostrado la necesidad de proteger la tierra", remacha.
Constatí Ortell Safont pertenece a una familia de agricultores y estudió formación agrónoma. Cultiva cítricos ecológicos desde 2007 en fincas de Castelló, Borriana, Alqueries, Vila-real y Almassora. Empezó por conciencia y por innovar. Desde 2007 ha triplicado su extensión.
Ortell subraya que la agricultura ecológica requiere dedicación profesional por la labor que comporta, pero asevera que permite "vivir dignamente con una determinada producción al tener unos precios más estables y constantes". Además, dispone de un almacén para vender sus productos y de toros citricultores ecológicos de la zona.
Rosa Armelles tiene fincas citrícolas en producción ecológica desde 2009 en las partidas Brunella y Pastereta de la Magdalena de Castelló capital, tenemos producción ecológica. Empezó a operar en ecológico a través de las recomendaciones de su hijo, técnico agrónomo, que consideró que se debe evolucionar hacia ese camino "porque la sociedad pide un consumo más sostenible, y para evitar los productos químicos perjudiciales para las personas y la naturaleza".
Durante los anteriores diez años participó en la Fira de la Taronja de Castelló.
Son testimonios de diferentes protagonistas de un proceso de conversión verde en el campo qua va creciendo buscando la alianza con la agricultura tradicional, a fin de permitir una mejora económica de la actividad, garantizar un relevo generacional, ayudar al productor local con venta de proximidad y reforzar la conservación del territorio.
¿Y el gas natural? ¿El color de la energía importa? La Comisión Europea opina que sí, mientras que el Gobierno de España dice lo contrario. Pero hay algo más importante que todo eso: ¿qué significa que una energía sea verde? ¿Tiene algún sentido o solo se trata de una etiqueta más?