El economista de Pictet WM analiza el "decepcionante" presupuesto fiscal 2018 de la Administración Trump, con unas previsiones "muy optimistas" del aumento del PIB
MADRID. La Casa Blanca ha emitido su petición de presupuesto para el año fiscal 2018. Es decepcionante. Tiene bastante detalle cifras de gasto, pero poco de ingresos. Además cuenta dos veces el efecto positivo de la 'regeneración económica'. Con previsiones de aumento del PIB anual muy optimista, 2,9% entre 2017 y 2027, supone que las reducciones de impuestos serán neutrales para el déficit.
Es difícil imaginar tal crecimiento los próximos diez años. Habida cuenta de los profundos recortes en gasto federal propuestos las reducciones de impuestos tendrían que ser enormes para un crecimiento de ese nivel. A ello se añade que es poco probable la Reserva Federal permanezca pasiva. Con la economía cerca de pleno empleo y el crecimiento estimado potencial de EEUU en 1,8% es poco probable que se acelere rápidamente y en cualquier caso la Reserva Federal puede reaccionar agresivamente para evitar el sobrecalentamiento. Así que es una 'lista de deseos' que el Congreso puede ignorar completamente.
De todas formas, aunque los republicanos están fuertemente divididos sobre las medidas, la mayoría coincide en cuanto a la necesidad de recortes de impuestos y nuestro escenario principal es que se adopte un paquete de estímulo fiscal antes de fin de año. Respecto al tamaño del paquete fiscal es probable que el Congreso lo limite, pero puede ser significativo. En concreto prevemos que sea de alrededor de 1% del PIB y, aunque es improbable que tenga impacto en 2017 puede aumentar el crecimiento alrededor de 0,5% en 2018. Esta la razón principal por qué esperamos que el crecimiento de EEUU pase de 2% en 2017 a 2,3% en 2018.
La propuesta de la Casa Blanca implica aumentar gasto en defensa e infraestructuras, quedando ello más que compensado por drásticos recortes en programas discrecionales no de defensa y obligatorios (en especial de lucha contra la pobreza). La consecuencia es una reducción de gastos en más de 3,500.000 millones de dólares en diez años, de manera que el gasto federal disminuya de 21,2% sobre PIB en 2017 a 20,5% en 2018 y 18,4% en 2027, muy restrictivo.
En cuanto a ingresos la Casa Blanca reitera la determinación de la rebaja de impuestos, en particular sociedades al 15% así como sobre la renta de las personas físicas. También reitera que la reforma fiscal implica eliminar deducciones. En cuanto al impacto económico de la reforma fiscal Mulvaney, director de la oficina del presupuesto, considera que como el plan fiscal está fases muy tempranas se ha optado por asumir neutralidad.
Sin embargo, ello implica que las reducciones de impuestos se pagan por sí mismas, es decir, que la pérdida de ingresos se compensa totalmente con ingreso adicional por mayor crecimiento económico. Pero el análisis histórico sugiere que la actividad extra compensa alrededor del 20% de la disminución de ingresos no 100%. Peor aún, el presupuesto de Trump asume dos billones en ahorros por "regeneración económica". La doble contabilización es asombrosa.
Los severos recortes de gasto, hipótesis optimista de crecimiento y contabilidad creativa permiten a la Casa Blanca presentar un presupuesto que muestra marcada reducción de déficit presupuestario los próximos años de 3,1% del PIB en 2017 a 2,2% en 2018, 0,4% en 2026 y pequeño superávit (0,1% del PIB) en 2027. A valor nominal una reducción de tal magnitud, aun suponiendo un crecimiento anual del PIB al 3%, generalmente implica políticas presupuestarias altamente restrictivas.
Con toda probabilidad la mayoría de medidas habrá muerto ante de llegar. De hecho todo el proceso de aprobación del presupuesto federal es altamente complejo, controvertido y consumidor de tiempo. En paralelo el Congreso trabaja sus propias ideas y no sabemos hasta qué punto se incorporarán las de la administración Trump. Aparte de la vehemente oposición de los demócratas, el problema es que la fuerte divergencia entre republicanos en muchos temas, en particular equilibrio presupuestario, controvertido ajuste fiscal fronterizo y prioridad del gasto.
Las medidas de presupuesto precisan mayoría 60 asientos del Senado pero los republicanos sólo tienen 52. Como es poco probable el voto de los demócratas pasar las medidas requiere "reconciliación", por simple mayoría. Sin embargo tiene condiciones. No puede hacer subir el déficit más allá de diez años y un solo proyecto de reconciliación está permitido por año fiscal. Si el Congreso desea derogar y reemplazar la ley Obamacare la discusión del proyecto de ley de reforma fiscal tendría que ser pospuesto hasta el año fiscal 2018.
Bernard Lambert es economista de Pictet WM