La relación de Ricard Camarena con la huerta, cada vez más íntima y más sólida; y pocos platos como éste la ejemplifican.
Suena diferente el discurso de Ricard Camarena. Más emocional, más sereno y desde luego más pegado a la tierra. La suya —y la nuestra. Y es que nunca como ahora ha estado su cocina (que es su mirada) tan vinculada a la huerta, la tradición y el territorio: verduras, hortalizas, legumbres, agricultores y termómetros.
Habitual es su vehículo más directo (y más natural) de esta conexión con la almunia valenciana, en especial Albalat del Sorells y la pedanía valenciana de Mahuella. Un restaurante único con platos para la memoria como estas alcachofas en escabeche —no quiero imaginarme el precio de una propuesta gastronómica similar en París o Nueva York— y sin embargo, todavía por descubrir para tantos foodies de pacotilla. Ellos se lo pierden.