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Colegio Oficial de Ingenieros en Informática de la Comunitat

Alejandro Blasco: «Cuando algo no va bien siempre se le echa la culpa al informático»

| 18/05/2017 | 5 min, 51 seg

VALÈNCIA.- Es el colegiado número 3. Aunque ha estado vinculado a la asociación profesional de ingenieros informáticos (Coiicv) desde su creación en 2000, Alejandro Blasco asumió la presidencia hace apenas un año. Su labor pasa por defender a un colectivo, relativamente joven y muy demandado en el mercado, que se ve amenazado por un marco legislativo insuficiente, el cambio en los planes de estudios y una Administración autonómica que les observa con desconcierto. «Solo las empresas que entiendan y valoren el papel de la informática tendrán futuro», asegura.

—¿Un ingeniero informático es un valor seguro en cualquier plantilla?

—Sin duda. Las empresas que no tengan a un informático en su plantilla se quedarán en el pasado. Estamos preparados para aportar la diferencia. No se trata de la tecnología por la tecnología, sino de enriquecer los procesos de renovación con nuestra visión y dar impulso a las organizaciones. Los verdaderos agentes del cambio son las personas.

— ¿Incluso en la nueva RTVV?

— No queda otra en la reconstrucción de una empresa mediática con enfoque de futuro. Tuvimos nuestro lugar en el pasado, y creo que será todavía mayor en el futuro. 

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—Si la colegiación no es obligatoria, ¿en qué se centra la labor del Coiicv?

—Somos un colegio, incluso una profesión, relativamente reciente. De momento no tenemos unas atribuciones reconocidas por ley, pero queremos impulsar los visados de proyectos. Un sello de calidad de carácter obligatorio para las empresas, tal y como sucede en otros sectores profesionales. Ayudaría a elevar el nivel de los trabajos. Ya presentamos el proyecto el año pasado, aunque de momento hemos empezado por el ámbito académico. El objetivo es que las universidades insten a sus egresados a hacer los trabajos de la carrera basándose en esta normativa.

—Hace un año recurrieron al TSJ un concurso de la Generalitat que les excluía por «sobrecualificados», ¿cómo es posible?

—Es un recurso que sigue su trámite. Se dejó fuera de unas plazas de nivel A1 y A2 a varios ingenieros informáticos. Pero hemos tenido más problemas con las convocatorias públicas. La reforma de los planes de estudios ha llevado a que la propia Administración esté confusa sobre los requisitos académicos que debe exigir. Recientemente nos hemos reunido con miembros de la Generalitat para empezar a solucionarlo. Hemos elaborado un informe sobre las titulaciones que se deberían pedir para puestos de empleo público y esperamos que sirva de ayuda en el futuro.

—¿Tendrán en cuenta esta sugerencia en la próxima Ley de Función Pública?

—Esa es la idea. Ahora mismo han adaptado el modelo de la Administración General del Estado, que es antiguo y previo a Bolonia. Entienden que deben mantener el Grado como requisito único para las plazas A2. Pero claro, nosotros nos formamos en una carrera cíclica, mediante un primer ciclo de tres años y otro de dos. La Administración admite que puede ser un poco injusto, pero a la vez se acoge a la literalidad de la Ley.

—Más allá de las nuevas plazas, el problema también repercute a los interinos, que ya tuvieron una amenaza de despido colectivo por parte de Sanidad.

—Hay ingenieros informáticos que han trabajado de forma interina durante mucho tiempo, pero ahora ya no pueden presentarse a las nuevas convocatorias de plazas fijas. Fue el caso que se dio en Sanidad, y por eso presentamos una demanda por la vía sindical. Pero se han mostrado razonables, nos han abierto las puertas y hemos llegado a acuerdos, de manera que finalmente podremos optar a esos puestos.

—A nivel digital, ¿la Administración está adaptada a los tiempos que corren?

—Está haciendo un esfuerzo para adaptarse. Han tenido problemas de financiación y de recursos. Me consta que en el caso valenciano se está haciendo un esfuerzo importante, como demuestran los presupuestos de la Generalitat. Pero en las grandes estructuras, la gestión del cambio tiene su dificultad. La Administración será digital o no será.

«Las empresas que no tengan a un informático en su plantilla se quedarán ancladas en el pasado»

—A la Justicia le está costando el llamado ‘papel 0’.

—Desde el punto de vista técnico, las aplicaciones que han empleado no les han dado muy buenos resultados. La renovación pasa por cambiar dinámicas, rutinas de trabajo, la interacción con el ciudadano...

—A veces alegan que los pagos se retrasan por problemas informáticos. 

—Es un pequeño mantra. Cuando algo no va bien, siempre se echa la culpa a los informáticos. Desde luego que, dada la relevancia de las nuevas tecnologías en la actualidad, un fallo informático puede generar un atasco. Pero para nada es lo habitual. 

—Son una de las carreras más solicitadas, ¿les ha pasado de largo la crisis?

—Gozamos de buena salud. Desde el punto de vista de la empleabilidad, superamos las 200.000 personas en España. Tenemos unas tasas de desempleo muy bajas. Según los estudios, además, seguiremos siendo los profesionales más demandados en los próximos años. En la Comunitat hay estudios de Informática en todas las universidades públicas. Pero también se dan zonas oscuras que debemos ir superando. Todo el mundo reconoce que somos indispensables, pero a nivel económico estamos poco valorados.

—¿No se referirá a que los salarios son precarios?

—Considerándonos indispensables, lo que más predomina es la creación de empleo de bajo nivel salarial. Esto lleva a muchos a cambiar de especialización, de empresa o de país. La situación es anormal y discriminatoria por no estar dentro de las actividades reguladas, por las atribuciones no recogidas por ley y por la confusión generada a consecuencia del plan Bolonia. Tampoco tenemos una Tarjeta Europea, lo que afecta a nuestra movilidad laboral.

—¿Sigue siendo una carrera de hombres?

—En el colegio el porcentaje de mujeres no llega al 30%. Intentamos impulsar su presencia mediante la convocatoria de premios y, particularmente, me interesó equiparar la junta directiva. Pero finalmente no pudo ser. Sigue siendo una realidad.

—¿No cree que hay una burbuja de startups tecnológicas?

—Es posible. Predomina la idea de que todo el mundo puede ser empresario y retirarse joven vendiendo el negocio. Ese sistema no lo comparto. Me parecen bien las plataformas para dinamizar, que se invierta, que se financie..., pero la ratio de empresas que cierran es excesivamente elevada. Se necesita algo más que una buena idea para crear una empresa estable.  

* Este artículo se publicó originalmente en el número de mayo de la revista Plaza

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