ELCHE. Todos los ojos estaban puestos desde la madrugada en la compañía ilicitana PLD Space, dispuesta a hacer historia al ser la primera compañía privada que lanza un cohete al espacio en suelo europeo. Sin embargo, después de un par de horas de retraso con respecto a la primera ventana de lanzamiento (06:30 horas), las condiciones meteorológicas no han acompañado. Había ráfagas de viento en altura fuera de los límites recomendables, por lo que al filo de las 8:25, a solo cinco minutos de la hora prevista de lanzamiento, se ha alertado de que las condiciones eran desfavorables. La empresa aeroespacial aplaza así el vuelo para próximas fechas. Había estado apurando hasta esta fecha precisamente en anteriores días por las condiciones climatológicas.

Retrasos por una anomalía detectada

Asimismo, durante esta madrugada, como ocurre en estos lanzamientos, PLD Space ha tenido algún que otro contratiempo. Mientras que la carga de propelentes (el combustible) tuvo lugar poco antes de las 3 de la madrugada, con el primer intento de lanzamiento (T0) a las 6:30, se ha ido retrasando, primero una hora, dejando la conexión online para las 6:30 y posteriormente para las 7 y 7:30 horas. Hasta que al filo de las 6:40 horas la compañía ha tenido que entrar en modo 'hold', es decir, detener la cuenta atrás porque se había detectado una actividad anómala durante la carga de oxígeno líquido (LOX) en el cohete. El proceso estaba siendo demasiado lento, según explicaba en sus redes el cofundador y CEO de la empresa, Raúl Torres. Finalmente se fijaba para las 8:30. Como ya había dicho Torres durante al noche, "todas las posibilidades están encima de la mesa, incluyendo el éxito", y que lo que se antojaba clave era que al despegar el cohete no destrozase la plataforma de lanzamiento. 

Perspectivas de la misión

En la propia presentación del lanzamiento, con Sara Poveda, primera empleada de la compañía y Roberto Poveda, ingeniero de sistemas, Roberto Poveda, hablaban de los hitos a validar, con objetivos prioritarios como la salida, el comienzo de microgravedad, o las maniobras de cabeceo. Entre los secundarios están el frenado con paracaídas y el posterior amerizaje, con los barcos esperando en el Atlántico, aunque ya advertían que "es muy posible esta parte no sea posible".