VALÈNCIA. La dirección del PSPV-PSOE que lidera Ximo Puig respiraba más tranquila este miércoles. La luz verde recibida por la cúpula federal que encabeza Pedro Sánchez para el aplazamiento de las candidaturas municipales y autonómicas ha supuesto un alivio a la estructura valenciana, que se enfrentaba en las próximas semanas a la nunca sencilla tarea de elaborar de forma simultánea las diferentes listas para las elecciones que tendrán lugar el 28 de mayo del año próximo.
Cabe recordar que Puig tiene la potestad de modificar la fecha de los comicios autonómicos. Ya lo hizo en 2019, cuando adelantó las elecciones un mes para que tuvieran lugar el 28 de abril y hacerlas coincidir así con las generales. Una estrategia para aprovecharse del buen momento de la marca PSOE en España y, de paso, arrinconar las opciones de su principal competidor, Compromís.
Esta circunstancia obligaría al presidente de la Generalitat a repetir las elecciones en abril, pero el margen otorgado por la ley le permite hacerlas ese leve retraso para hacerlas coincidir con las municipales fijadas de forma inamovible para el 28 de mayo. Una estrategia respaldada en el PSPV al considerar que el empuje de los alcaldes socialistas puede beneficiar a Puig para las autonómicas ante las dudas que ofrecer ahora la marca PSOE en el ámbito nacional. De esta manera, casi queda descartado un adelanto por parte del presidente, puesto que tendría que acelerar la elección de candidatos de nuevo -le habría convenido más el calendario inicial establecido por Ferraz-, algo que se antoja ilógico tras haber sido la federación que ha encabezado la petición del retraso de las listas en esta ocasión.
De esta manera, desde el PSPV consideraban este miércoles una "buena noticia" la confirmación del cambio de calendario para su hoja de ruta organizativa. Las razones que se habían esgrimido ante la dirección federal para solicitar este aplazamiento eran varias y en esta petición coincidían otras federaciones, lo que benefició a la propuesta de los socialistas valencianos.
Tal y como informó este diario, una de las preocupaciones en el PSPV era la obligatoriedad de diseñar los cuerpos de las candidaturas municipales casi de forma inmediata. De hecho, el plazo inicial señalaba el 15 de diciembre como tope para las asambleas de todas las listas excepto para los municipios de menos de 20.000 habitantes, cuyo límite estaba fijado para el 14 de enero. Esto habría dejado unas candidaturas confeccionadas a más de cinco meses de las elecciones, todavía con casi medio año de gestión por delante y, en algunos casos, con concejales y diputados en sus puestos aunque supieran que no repetirían. Una circunstancia que preocupaba por la posible pérdida de pulso a la gestión y a la actividad ('brazos caídos') en el último tramo e la legislatura.
Por otro lado, las distintas fuentes consultadas también consideran que este aplazamiento beneficia la posible incorporación de independientes: tanto para los fichajes elegidos como para la repercusión de los mismos, que muchos consideran más positiva cuanto más próxima sea a la cita con las urnas. De la misma manera, en el caso de que algún alto cargo del segundo escalón tuviera que concurrir en las candidaturas autonómicas, también resulta preferible que ese anuncio, puesto que están obligados a dejar el cargo, se retrase en el tiempo lo máximo posible.
Con el nuevo calendario, los distintos órganos socialistas (comités y comisiones de listas) tendrán en sus manos todas las candidaturas (municipales y autonómicas) entre el 17 y el 18 de marzo, elevándose posteriormente a la comisión federal de listas para su ratificación entre el 21 y 23 de marzo y, finalmente, para su luz verde definitiva en el Comité Federal fijado para el 25 de marzo.