El US Open de Nueva York, el pasado agosto, fue el último torneo en el que la valenciana participó como jugadora. Punto final a dos décadas peleando cada bola, pero un punto y seguido en su carrera profesional
VALÈNCIA.-Toda una vida con ese característico sonido que nace del golpeo de raqueta a la bola: un impacto siempre en primera persona ejecutándolo, entrenándolo, siguiéndolo casi de forma obsesiva como les sucede al común de los deportistas de élite, que abrazan fuerte su disciplina. El tenis le ha llevado a competir por todo el mundo, a vivir grandes éxitos, a sufrir caídas —duras algunas de ellas— y levantarse, a pulirse desde el deporte hacia lo vital. Anabel Medina Garrigues (Torrent, 1982) es tenis. Lo es porque ha pasado más de dos décadas compitiendo profesionalmente, porque lo enlaza con entrenar a jugadoras, porque lo mantiene como capitana de la selección española de Copa Federación y porque lo impulsa como directora de un torneo femenino creciente que acumula ya tres ediciones en el Club de Tenis Valencia.
Todos esos perfiles están activos: la tercera edición del BBVA Open Ciudad de Valencia concluyó el 30 de septiembre y ya arrancó con novedades de peso para su posicionamiento en el escenario nacional e internacional al subir a categoría 60.000$+H. Figura ya en el podio de los mejores torneos de tenis femenino de España con Medina de directora. Semanas antes, en agosto, en el US Open de Nueva York disputó su último campeonato profesional junto a la también valenciana Arantxa Parra. Y ahora toma de nuevo el pulso al tenis patrio como capitana para la próxima eliminatoria de España en la FedCup.
Su recorrido la destaca indudablemente entre las mejores con su participación en cuatro Juegos Olímpicos, que se saldó con una medalla de plata en dobles junto a Vivi Ruano en Pekín 2008; ha ganado en dos ocasiones un Grand Slam como Roland Garros también en dobles; acumula internacionalidades con España; se ha impuesto en un gran número de torneos individuales y dobles en todo el mundo, o ha vivido el paso de aquel tenis donde mandaba más la estrategia y en el que derrotó a jugadoras como Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez o Amélie Mauresmo, al actual de corte físico de jugadoras potentes, que ya vino con las hermanas Williams o Lindsay Davenport, o el corte más de vanguardia de tenistas altas, fuertes con saques potentísimos.
* Lea el artículo completo en el número de noviembre de la revista Plaza
Una perla en un lodazal. Ese es Rafa Nadal en una España secuestrada por unas élites políticas y económicas que viven ajenas al sufrimiento de la mayoría. El tenista mallorquín sigue dándonos lecciones de humildad, coraje y entereza ante la adversidad. Es un héroe moderno del que deberíamos aprender