En geopolítica la mayoría de movimientos previos a las revueltas son soterrados y cuando estallan la opinión pública se sorprende. ¿Ocurrirá lo mismo con la próxima posible crisis en el norte de África?
En el norte de África, nuestro patio trasero, existen dos países como son Argelia y Marruecos, que de una forma más o menos explícita, con incidentes de diferente calado, andan a la gresca desde su independencia. En la actualidad estamos en uno de esos momentos donde la tensión crece, sin que nos demos prácticamente cuenta.
Pero antes de proseguir, espero que ninguno de nuestros vecinos del norte de África se moleste por el término patio trasero, pues no lo uso en el sentido del espíritu imperialista de los USA del siglo XIX y principios del XX, de América para los americanos, puesto de manifiesto por diferentes presidentes como John Quincy Adams, James Monroe o el excéntrico Theodore Roosevelt. La expresión la utilizo con el significado de que en España al hablar de política internacional casi siempre miramos hacia el norte, hacia Europa, y muchos olvidan el sur del que sólo nos acordamos, como con Santa Barbara, cuando truena, y hay que tenerlo en cuenta siempre.
El enfrentamiento de estos dos países viene de lejos, y tiene por una parte un origen en la lógica competencia entre grandes países vecinos y su épica independentista tras la descolonización por la hegemonía; después (enseguida) vendrían los típicos problemas limítrofes y de delimitación de fronteras (larvados desde la época colonial) que daría lugar a un rápido conflicto (duraría un mes) denominado la guerra de las Arenas de inicios de octubre a principios de noviembre de 1963, con la victoria argelina, que contó en aquella ocasión con el apoyo de tropas cubanas tras el acuerdo de Fidel Castro y de Ben Bella, escasos meses antes.
En ese momento, plena guerra fría, cada pais se alineó con un bloque: Marruecos con el norteamericano y Argelia con el soviético, por lo que continuarían estando mal encarados. Después se produce el acuerdo de Madrid, noviembre de 1975, con el abandono del Sahara español, aprovechando la agonía del régimen, a consecuencia del cuál Marruecos se quedará con todo el Sáhara Occidental (incluida la parte mauritana) dando lugar a un conflicto con los saharauis que encontrarían en Argel un magnífico, por único, aliado, motivo por el cual las relaciones entre ambos países fueron desde entonces no cordiales.
En la actualidad, la situación en que nos encontramos, es de que ambos países tienen sus particulares crisis. Marruecos tiene una inestabilidad política general de fondo y una socio política particular; la general viene determinada por la victoria en octubre de 2016 del partido islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo y el nombramiento como jefe de gobierno a su secretario general Abdelilá Benkirán, y ser despues cesado por el propio rey de Marruecos Mohamed VI en marzo de este 2017, para nombrar en abril un nuevo gobierno donde el partido ganador en las urnas parece que perdió influencia, incluso el diario le Desk hablaba de que los islamistas se habían quedado en el gobierno como meros figurantes, y eso creo yo que no les gustará. Por otra parte, la crisis no resuelta del Riff, que cumple un año y que trajo masivas protestas en las localidades del norte de Marruecos, principalmente en Alhucemas, y que ha provocado esta semana que Mohamed VI cesara a tres ministros, de Educación, de Vivienda y de Salud, pues no se han resuelto las expectativas y demandas de la población rifeña, y en España históricamente ya sabemos como se las gastan los rifeños cuando se enfadan.
Por otro lado Argelia, con la preocupante crisis económica por la bajada de precios de los hidrocarburos, y la inestabilidad política en ciernes, por el estado semipresencial de un presidente disminuido, Abdelaziz Buteflika, que sólo consiguió que en mayo de este año fueran a votar a las elecciones legislativas un 38 % (quedando entredicho la victoria del Frente de Liberación nacional). Además en este mismo mes de octubre se ha forjado una alianza entre antiguos lideres, como el antiguo ministro de Exteriores argelino Ahmed Taleb Ibrahimi, el conocido activista de derechos humano Alí Yahia Abdenour, y el general retirado Rachid Benyelles, que han escrito un manifiesto denominado “Demasiado, esto es demasiado”, contra Buteflika, y su posible próxima renovación (sería la quinta) en la presidencia, que tendría que producirse en poco más de una año, en la primavera de 2019, por lo que la crisis sucesoria está servida.
Y ya saben, cuando existen problemas domésticos en países con gobiernos o jefes de estado con fuerte concentración de poder, existe siempre la tentación de buscar el enemigo exterior para tapar las vergüenzas de la casa. Así ha podido ocurrir, creo yo, cuando el ministro de Asuntos Exteriores de Argelia Abdelkader Messahel, en una reunión empresarial, ha acusado a Marruecos de proteger al narcotrafico pues "todo el mundo sabe que los bancos marroquíes lavan el dinero del hachís que se suministra por todo África" e incluso acusa a la Royal Air Maroc, aerolínea pública marroquí que, transporta "algo más que pasajeros" e más aún citó informes de la ONU que confirman que el mayor proveedor de cannabis es Marruecos, aparentemente con un propósito de cuestionarlo internacionalmente. La reacción marroquí como era de esperar ha sido inmediata, llamando a consultas al embajador en Árgel y citando al encargado de negocios de Argelia en Rabat
Además esto se produce después de llevar casi dos años de tensiones por la iniciativa en varios planos, del país Alauita, como por ejemplo el diplomático tras su reincorporación a la Organización para la Unidad Africana (OUA), al retirarse hacia casi tres décadas tras la entrada de la República Árabe Saharaui Democrática. Estas tensiones llegaron casi a producir enfrentamientos en el sur del Sahara a finales del año 2016 en la región de Guerguerat, y que gracias a la presencia de un contingente de casco azules para el Sáhara Occidental impidió el derramamiento de sangre.
Si a estos datos unimos la escalada que se esta produciendo en carrera de armamentos entre los dos países, por ejemplo si al principio del siglo XXI, y según los datos del SIPRI, estaban más o menos igualados en gastos militares unos 2.770 millones de $ para Argelia y unos 2.148 millones de $ para Marruecos, en la actualidad, datos de 2016, Argelia gasta (en millones de $) 10.217 y Marruecos 3.327. Por lo que este último, para compensar, consiguió de los USA 24 cazas F-16 block 50+ (para contrarrestar los Sukhoi 30 rusos de Argelia) y unos 200 modernísimos carros de combate M-1A1 Abrams. Además Marruecos tampoco pierde el ritmo a nivel tecnológico pues este 8 de noviembre lanzará su primer satélite espía (made in France) y acaba de firmar un acuerdo de desarrollo energético con Rusia que incluye la energía nuclear.
Todas estas tensiones nos deben preocupar pues tienen claras repercusiones en España y en la Comunitat por supuesto. Nos debe preocupar la posible inestabilidad de Marruecos por compartir frontera marítimo-terrestre, y repercutir cualquier problema que tenga externo en las vallas de Ceuta y Melilla, también por supuesto en el trafico de seres humanos a través de las pateras que, por ejemplo, cada vez llegan más a nuestra Comunitat; y de Argelia nos debemos de interesar u ocupar por nuestra seguridad energética pues nuestros suministros gasísticos vienen de ese país y dependemos del exterior en más de 3/4 partes del consumo energético, también tenemos comunicaciones marítimas con ellos (Alicante y Valencia); y de ambos por el problema del yihadismo islámico y ahora que el ISIS pierde terreno en Siria-Irak a pasos agigantados, se puede producir el fenómeno de los retornados, con todo lo que conlleva.
Pero ya saben, y para finalizar, las crisis las carga el diablo y las disparan o detonan líderes inconscientes alejados de la realidad y de los problemas de la gente, esperemos que las aguas al otro lado del estrecho vuelvan a sus cauces.