Arquitectura y patrimonio

La Nau de Sagunto finaliza sus obras urgentes a la espera de una definición sobre sus usos

Las administraciones implicadas no descartan otros usos que no sean culturales, pero sí proyectan que sea su pilar

  • La fachada exterior de La Nau de Tallers.
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VALÈNCIA. Ni siquiera que dos administraciones se aclaren y colaboren significa que un proyecto salga adelante. Un ejemplo paradigmático es La Nau de Tallers de Sagunt, un edificio patrimonial cuya recuperación para su uso cultural fue anunciada en 2018 por Vicent Marzà, cuando era Conseller de Cultura. Desde entonces, han pasado tres consellers y también hay nuevo alcalde de Sagunto, pero el futuro de La Nau no se ha despejado mucho más.

En noviembre de 2019, la Conselleria de Cultura presentó por primera vez un proyecto arquitectónico desarrollado: salas de exhibición, espacios fijos de restauración y la adecuación de camerinos y almacenes para facilitar la vuelta de la actividad de artes escénicas a la que se iba a dedicar en el primer intento de recuperación del edificio. El anuncio iba acompañado incluso de una dotación económica (1,6 millones de euros) y una empresa adjudicada. Pero finalmente, no se hizo ningún otro avance.

El edificio, de alto valor patrimonial, ha seguido deteriorándose todos estos años. El cambio de gobierno y la extinción de la licitación hizo posible meter el proyecto en el cajón y olvidarlo. La Nau volvía a la casilla de salida a finales de 2023.

Durante todo este legislatura, el Ayuntamiento de Sagunto, liderado por el alcalde Darío Moreno (PSPV-PSOE) y la Conselleria de Cultura, primero en manos de Vicente Barrera (Vox) y ahora José Antonio Rovira (PP), se han entendido bien en este y otros asuntos sobre patrimonio y cultura. Sin embargo, los tiempos burocráticos siguen sin acompañar.

Estos días se recibirán las obras de una intervención que no es un avance sino una urgencia. Varias placas del techo salieron volando y se tenía que asegurar la estructura. Estaba previsto que se hubiera recibido hace varios meses, pero Tragsa, la adjudicataria, estaba “centrada en trabajos en la zona afectada por la Dana” y la Conselleria y el Ayuntamiento decidieron permitir el retraso, según expiicaron el miércoles pasado en la rueda de presentación de Sagunt a Escena.

Una vez completado este trabajo, ya no hay excusas para empezar a pensar cuál es el proyecto para el edificio. Tal y como informó este diario, las administraciones no descartan ahora que el edificio pueda albergar programación más allá de lo cultural.

Todas las opciones están encima de mesa. Incluso no se descarta llevar a cabo una consulta pública para recoger qué busca la ciudadanía de este espacio. Ya con el anterior equipo de gobierno en la Generalitat, se puso sobre la mesa que el espacio también buscara proyectos privados que hicieran el espacio “rentable”.

Pero distintas fuentes apuntan a que tanto la Generalitat como el Ayuntamiento trabajan en la idea de que el uso cultural siga siendo el pilar, y los eventos externos la excepción. Por eso la intervención que se proponga seguramente sea una mucho menos desarrollada para hacer el espacio lo más diáfano y flexible posible.

También faltará por conocer cómo sería el modelo de gestión del espacio, que es propiedad del Consell, pero que en su día planteó una programación mancomunada. Si no es así, ¿entrará su gestión en la estructura del Institut Valencià de Cultura? ¿Sería algo más parecido a la gestión de Sant Miquel dels Reis?

La realidad es que el debate no ha llegado a estos términos. Los plazos de La Nau dependen también de un presupuesto estrecho y de una colaboración entre el Ayuntamiento, la Generalitat, y en parte el Gobierno de España en lo que se podría englobar como “los asuntos de Sagunto”: el Teatro Romano necesita una intervención para poder utilizar su aforo completo, ahora reducido en casi un tercio por una revisión técnica de la normativa de emergencias y evacucación; el Castillo también sigue necesitando intervenciones urgentes.

Mientras tanto, La Nau sigue parada en el tiempo. El paso de los años ha herido al edificio. Reparada la cicatriz, es el momento de preguntarse cómo actuar a partir de ahora. El camino está señalado, pero no despejado.

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