VALÈNCIA (EFE/Marc Corominas). "Nos sentimos totalmente arropados y eso al final te ayuda a remontar y a seguir adelante", relata, emocionado, José Javier, uno de los más de 400 vecinos afectados por el incendio del edificio del barrio valenciano de Campanar que segó la vida de 10 personas.
Cuatro días después de la tragedia, los sentimientos siguen a flor de piel, tanto entre los damnificados, que tratan de recuperarse tras perderlo todo en el voraz incendio, como entre los vecinos de la zona, que comparten el dolor.
A lo largo de la mañana, en la calle que da acceso al aparcamiento del edificio, que se salvó de las llamas, vecinos que esperaban para sacar su coche se han fundido en emotivos abrazos al reencontrarse después de los hechos.
Además de los vehículos, que con el paso de las horas han ido saliendo del aparcamiento subterráneo remolcados por grúas, algunos vecinos también han podido recuperar, de manos de los bomberos, las cajas fuertes, totalmente calcinadas por fuera, que tenían en sus domicilios.
José Javier ha acudido a primera hora al lugar con su mujer, Rebeca. La pareja, junto a su hija, estaba en el interior del edificio cuando se declaró el incendio y se marcharon con lo puesto, dejándolo todo en casa para salvar sus vidas.
También se dejaron las llaves del coche, por lo que están esperando que llegue una grúa para poder sacar su vehículo. Este es uno de los muchos trámites que afrontan estos días y que, "por lo menos", les mantiene "la cabeza un poco ocupada".
Gestiones con el seguro y con el banco, recuperar las escrituras de la vivienda o la documentación, hasta trámites más banales como dar de baja los suministros de luz, teléfono o agua, son parte del papeleo que afrontan los damnificados.
"Todas las palabras que tenemos son de agradecimiento. En primer lugar, a todos los valencianos, y gente de todos lugares, que nos ha apoyado y respaldado", subraya Rebeca, que con su marido y su hija se hospedan en un hotel de la zona, y pone de relieve el trabajo de Paula, una empleada municipal "que ha dejado su casa para vivir allí en el hotel" y atender las 24 horas a los vecinos que allí están realojados provisionalmente.
Todos los vecinos consultados por EFE ensalzan el trabajo y acompañamiento del consistorio, así como la implicación y movilización de entidades vecinales y fallas, que desde el minuto cero les han ayudado.
También las escuelas del entorno se han "volcado" con las familias, explica otro vecino, Quico, que tiene un hijo que va a la guardería Sant Pau.
Este centro, al que acudían los dos bebés, hermanos, fallecidos junto a sus padres en el incendio, ha amanecido este lunes con un ramo de flores, un peluche y un crespón negro, en su memoria.
Las muestras de luto han seguido en los alrededores del edificio, con distintos puntos en los que los vecinos han dejado flores.
Sin importar la capacidad de recursos para hacer donaciones, todos los vecinos quieren mostrar su apoyo a las víctimas y afectados por el drama.
Este es el caso de Pepi y Pepi, madre e hija, vecinas de la zona: "No podemos ayudar (con donaciones), entonces hemos decidido llevar unas flores. Hemos hecho lo que hemos podido. Está todo el barrio afectado", señalan