VALÈNCIA. Sorolla, Muñoz Degrain o Pinazo se ‘cuelan’ esta semana en las salas del Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) con la exposición València en el alma de los artistas, una muestra que supone uno de los grandes atractivos de la temporada y que es fruto de su colaboración con la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Pero, a todo esto, ¿no era el Centre del Carme un museo de cultura contemporánea? No es la primera vez que la colección privada teje alianzas en València, aunque las más recientes las haya firmado con instituciones más cercanas a su perfil, como puede ser la Fundación Bancaja o el Museu de Belles Arts de València, con lo que esta renovada relación con el CCCC ha provocado una lógica pregunta que lleva muchos meses en la nevera: ¿cuál es el perfil artístico que dibuja la Generalitat para la nueva etapa del CCCC?
Para encarar esta cuestión, es importante primero hacer una fotografía de los cambios de criterio en el último año con respecto a la gestión del museo. En diciembre de 2023, la Generalitat Valenciana -entonces gobernada por PP y Vox y ahora por PP en solitario- puso sobre la mesa su nuevo modelo para el Consorci de Museus y su sede, el Centre del Carme, con un organigrama renovado por el que el liderazgo quedaría dividido en dos plazas diferenciadas: la gerencia y la dirección artística. La primera la ocupa desde entonces Nicolás Bugeda, elegido de manera directa por Cultura, mientras que la segunda estaba pendiente del impulso de un concurso público que, finalmente, se ha descartado.

- Presentación de la programación del CMCV -
La propia secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, y el actual gerente dieron carpetazo a esta idea un año después de ser planteada, una confesión que solo llegó al ser preguntados por la prensa durante la presentación de la programación de 2025 del organismo, momento en el que Bugeda tildó de “error” el modelo propuesto. “Se quiso comparar esta institución cultural con el IVAM y el IVAM es otro tipo de institución”, expresó. Este movimiento es muy relevante, pues durante más de un año se contaba con que el organismo vivía en una etapa de transición en la que la misión era reordenar las propuestas a corto plazo a la espera de que llegara un director artístico que, proyecto mediante, diseñara la nueva etapa del centro cultural. Pero no será así.
El Centre del Carme caminará finalmente sin dirección artística diferenciada y sin un proyecto por escrito que sirva de hoja de ruta para el medio y largo plazo. Será Budega quien asuma, por tanto, ambas labores, la de gerencia y dirección, como venía sucediendo anteriormente, aunque con un perfil diferente al de sus sucesores, José Luis Pérez Pont o Felipe Garín. A este respecto, y teniendo en cuenta que Bugeda fue seleccionado como la ‘mitad’ de una gestión que se complementaría con un director artístico, Tébar aclaró que no está entre los planes de la Conselleria de Cultura sacar la plaza de dirección-gerencia a concurso para buscar un nuevo perfil ni ningún otro cambio de caras en el centro, aunque sí especificaron que la programación se diseñará de manera “conjunta” con los técnicos.
Un modelo por definir
Con el modelo de liderazgo claro, aunque desde Cultura se explique con la boca pequeña, resurge la pregunta que lleva latiendo desde las pasadas elecciones, ¿qué proyecto cultural tiene en mente la Conselleria para el CCCC? Fue a finales de 2023, tiempo en el que fue cesado el anterior gerente, José Luis Pérez Pont, y elegido Bugeda, cuando la Conselleria de Cultura, entonces liderada por Vicente Barrera, esbozó el futuro del museo, aunque no llegaron a concretar la cuestión. Y es que, si bien la entonces secretaria autonómica, Paula Añó, afirmaba que seguiría siendo un centro de arte contemporáneo, el entonces vicepresidente abría la puerta a “darle libertad” al nuevo director para redefinir el proyecto.
Tras la salida de Vox se mantuvo a Pilar Tébar en el equipo como figura de transición -entonces directora general y ahora secretaria autonómica- y llegó un conseller José Antonio Rovira que sumó Cultura a su cartera de competencias y que, precisamente, realizo su primera visita oficial en este ámbito al CCCC. “La verdad es que es la primera vez que he venido y me he sorprendido porque es algo precioso, pero también porque queda mucho por hacer aún. Y tan importante son los contenidos como el continente”, expresó tras realizar el recorrido por el centro. Con todo, ni unos ni otros terminaron de definir los objetivos del espacio más allá del ámbito patrimonial, que sí ha centrado gran parte de sus acciones en estos meses.
La programación de 2025, la prueba de fuego
No fue hasta la presentación de la programación del 2025 -que se celebró a finales de febrero- cuando se pudo ver por dónde irán los tiros en esta nueva etapa. Cabe destacar, con todo, que una gran parte del ‘menú’ expositivo del curso -y también de 2026- lo componen exposiciones proyectadas durante la etapa de Pérez Pont, que seguirá marcando el ritmo cultural del centro, aunque a estas propuestas le acompañan otras tantas de nuevo cuño, que son las que permiten analizar ese proyecto de futuro y responder a si el Centre del Carme perderá o no el apellido de “cultura contemporánea” que le fue añadido durante el gobierno del Botànic, con el que Bugeda ha sido especialmente beligerante. “La legitimidad de la acción de gobierno en la institución pública lo marca el que se han ganado unas elecciones y que hay un proyecto cultural. Las instituciones las dirigen aquellas personas que son soldados de gobierno”, expresó durante la presentación.
Y entonces llegó el anuncio: la Colección Thyssen recalaría en el CCCC. La colección privada desplegará esta misma semana una buena selección de los creadores valencianos presentes en sus fondos, como Ignacio Pinazo, Emilio Sala, Cecilio Pla, Joaquín Sorolla o José Benlliure, entre otros, un proyecto que, de acuerdo con el organismo, encaja bajo el actual paraguas en tanto que presenta “una mirada contemporánea a algunas de las obras de artistas valencianos para poner el foco sobre València a través de una de las colecciones más importantes del país”. De esta forma, el centro confirma que el museo continuará funcionando como “centro de arte contemporáneo”, trabajando sobre un proyecto a medio plazo que, en gran medida, será continuista.

- Obra de Vinz Feel Free durante un proyecto para el CCCC en 2017 -
- Foto: ESTRELLA JOVER.
Y es que el resto de propuestas que conforman la programación de este curso sí dibujan un proyecto cultural que ciertamente no rompe con lo que se venía haciendo anteriormente, con propuestas que se acercan al arte urbano, como la comisariada por Vinz Feel Free; a la ilustración, con Historia ilustrada de la pintura valenciana, o un nuevo acercamiento a los festivales o asociaciones culturales que en esta transición se habían alejado del centro y que ahora recuperan su espacio en el CCCC, aunque esquivando aquellos de carácter más festivo o festivales de música. “La programación para 2025 del Centre del Carme es reflejo de múltiples sensibilidades y parte de las escucha, de la cooperación y del trabajo en comunidad con artistas, gestores, comisarios y directores”, relatan desde el Consorci de Museus, desde el que inciden en la suma de una nueva misión: el impulso de proyectos singulares “destinados a la reconstrucción del sector tras la riada”.
Así, tras la abrupta ruptura política con la anterior etapa y este año de stand by, la realidad es que ahora se trabaja en un modelo francamente similar al anterior, incluso por lo que respecta a las convocatorias públicas, siendo este uno los asuntos más polémicos de los últimos meses. Según explican desde el organismo, no se eliminarán por completo, convocatorias que se irán anunciando en cada momento y que atenderán a la “singularidad de algunos programas y proyectos”. Además, se mantienen como pilares de la acción del Consorci algunos proyectos del ámbito formativo o educativo como el máster Permea, en colaboración con las universidades públicas valencianas, o el programa de residencias artísticas Cultura Resident, y se añaden algunos ciclos de nuevo cuño como Claves para el cine.
Las mil vidas del Centre del Carme
La pregunta del cambio de perfil de la sede del Consorci de Museus no es baladí teniendo en cuenta que, al no estar atado a una colección de arte, ha mutado en no pocas ocasiones. La transformación en centro de cultura contemporánea, de la mano de Pérez Pont y el gobierno del Botànic, fue la más reciente, una revolución que cambió su contenido y sus procesos, años de convocatorias públicas, acercamiento a festivales y asociaciones de ámbito social y un viraje a la escena más actual. Además, se potenció especialmente el trabajo en el resto del territorio valenciano, más allá de su sede, así como la creación de la colección de arte contemporáneo de la Generalitat, cuya gestión recayó en el organismo.
El proyecto, que se convirtió en el gran símbolo de gestión cultural del anterior gobierno, dio carpetazo a la etapa en la que el organismo estuvo bajo la dirección de Felipe Garín, que ocupó el cargo entre 2011 y 2016. El que también fuera director del Museo del Prado dibujó una programación más ecléctica, aunque con menos peso en lo contemporáneo, años en los que encontraron espacio en sus salas figuras como Joaquín Sorolla, Eusebio Sempere o Joan Miró. Estas dos de las ‘vidas’ de un Centre del Carme que ha tenido mil y una, entre ellas como sede de la Escuela de Bellas Artes y la Escuela de Artes y Oficios, del Museo de Bellas Artes o del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Ahora le toca dibujar la siguiente.