CASTELLÓ. El acto de cuidar estriba esencial para la vida de los seres humanos como sociedad. Bien a uno mismo, bien a otros; atender las necesidades de las personas sostiene la cotidianidad de su estancia en el mundo. El trabajo de aquellos que asisten los cuidados, sin embargo, queda a menudo al margen del reconocimiento, invisibilizado. A lo largo de la historia, esta labor de maternaje recae mayoritariamente en la figura de la mujer; especialmente en las migrantes, que dejan atrás sus lugares de origen y sus familias de sangre para hacerse cargo de niños, mayores u hogares en sus destinos. De esta manera, se crea una paradoja común en la actualidad y a la que generalmente acompaña una situación desigual y precaria. Una parte de las mujeres que emprenden el viaje en busca de la esperanza se trasladan del sur al norte del globo. Concretamente, un contingente de ellas habita en el interior rural de la provincia de Castellón, desde donde paulatinamente quiebran su silencio y establecen conexiones entre ellas.
Desde este punto parte el proyecto fotográfico de Gabriela Rivera Lucero, expuesto bajo el título de Maternajes transfronterizos en el Centre Cultural Melchor Zapata de Benicàssim hasta el próximo 27 de abril. La muestra de la artista visual natural de Santiago de Chile estudia la maternidad y los cuidados desde su propia experiencia como madre y mujer migrante. El trabajo de Rivera, afincada en el municipio de Cinctorres, busca construir un espacio seguro para las mujeres a la vez que les tiende la mano para plasmar sus realidades desde el respeto y la intimidad. En este sentido, la fotógrafa utiliza una técnica analógica y revela las imágenes según el método film soup, que empapa y sumerge la imagen junto a un objeto elegido por la mujer retratada - de yerba mate a jabón o leche materna. En suma, Rivera enfoca la muestra en la visibilización de las memorias de cada participante, sus sensibilidades en el contexto europeo y sus contiendas sociales con la mirada puesta en reconocerse mediante una voz autónoma.
El simbolismo del sur global
El planteamiento de Gabriela Rivera parte del recogimiento forzado vivido en la época de la pandemia de la covid-19. "Desde que estaba en Chile hace varios años investigué y trabajé en torno al cruce entre el arte y la maternidad", recuerda la artista. "La idea del proyecto en sí llega una vez me encuentro en la Comunitat y a raíz de la situación del virus, que fue muy fuerte para todas las personas, pero especialmente para aquellas que no tenían una red de apoyo". Así, el marco primigenio de la exposición de Rivera se concretó tras su mudanza al espacio rural del interior de Castellón. "Me traslado de València a Cinctorres y ahí me encuentro con que la mayoría de personas que utilizamos los pocos autobuses rurales éramos las personas migrantes", explica. De esta manera, la propuesta de Rivera tomó forma durante los largos viajes por sinuosas carreteras mientras estudiaba un máster. "A partir de las conversaciones que escuchaba, como madre, decido que había que hacer algo a través del medio fotográfico".

La obra Rivera se cimenta sobre la exploración del concepto del sur global. "Me gusta mucho porque es ambivalente y tiene que ver con la geografía, pero también con la geopolítica; existen territorios en el sur que pertenecen al norte hegemónico, como Australia", afirma la fotógrafa natural de Santiago de Chile. En este sentido, las imágenes que habitan en la sala de la calle Santo Tomás responden a un simbolismo que deriva en una crítica social. "Me encontré con madres que habían migrado, por ejemplo, de Francia y no vivían las mismas complicaciones que vivía yo". A tal efecto, parte del impacto y la denuncia que busca causar la muestra se consigue mediante la introducción de materias orgánicas - elegidas por cada mujer - junto a la fotografía en el proceso de revelado. "Tiene que ver con entender el retrato como una forma mágica, de subversión de la técnica fotográfica, que a menudo es bastante comedida porque se critica mucho el error o la imperfección", subraya Rivera.
La esencia de cada una
El trabajo visual de Gabriela Rivera se adentran así en la "esencia" vital de aquellas retratadas. "El objetivo estriba en entender la fotografía como un acto químico; a través de sustancias, como flores, que tienen que ver con la biografía de la persona, la materialidad atraviesa la imagen", detalla. La artista, que ofrecerá una segunda visita comentada a la exposición este sábado 19 de abril a las 12.00, destaca dos ejemplos singulares a la hora de realizar el proceso. "Una madre marroquí que vive también en Cinctorres me pidió que remojara su película con té verde y dio un resultado precioso; por otro lado, una madre argentina sumergió la suya en jengibre, cebolla y ajo, ingredientes con los que se hace una infusión cada mañana". Respecto al a priori imponente acto de romper el anonimato en frente del objetivo, Rivera lo suaviza, pues su experiencia se ha producido "al contrario". "El proyecto se basa en conversaciones; me reúno con ellas para mostrarles mis imágenes y, a partir de ahí, vemos cómo podemos hacer la fotografía".

De este modo, la muestra se fundamenta en una conexión más allá de las obras que descansan en el centro cultural benicense. "Mediante el diálogo, principalmente, y a través de contarles mi biografía y compartir imágenes de otras personas, se construye un ambiente de confianza", relata Rivera. "Algunas me abren las puertas de su casa y otras escogen sus lugares favoritos; se genera un trato muy cercano y creo que se llega a plasmar". Como persona y madre migrante, la autora chilena espera dejar un mensaje de "visibilización". "Existen otras realidades de crianza; la maternidad no es sólo algo biológico, sino que también tiene que ver con el cuidado. Quienes nos trasladamos a otros países y estamos a cargo de otras vidas vivimos la nuestra de forma compleja, pero poseemos fuerza y resiliencia", concluye. En definitiva, Gabriela Rivera traza mediante su fotografía analógica y material las realidades de las cuidadores migrantes y su asimétrico viaje de sur a norte en Benicàssim hasta el próximo 27 de abril.