VALÈNCIA. Hace ahora diez años que Vinz Feel Free llevaba el arte urbano a lugares en los que jamás había penetrado: al interior del Ayuntamiento de València. Su obra sobre los muros de uno de los despachos del histórico inmueble, el que ocupaba entonces la concejalía de Espacio Público, sorprendieron a más de uno -y de dos, y de tres...-, llevando el debate en torno al arte callejero a foros que hasta entonces le eran ajenos.
En esta década la relación entre las instituciones, tanto artísticas como no artísticas, de la ciudad y el arte urbano ha cambiado notablemente, un proceso en el que convive la obra urbana propiamente dicha, aquella realizada desde los márgenes y que no siempre tiene un sencillo encaje con la administración, con un proceso de institucionalización que se puede observar, por ejemplo, en el creciente goteo de proyectos expositivos que salpican las programaciones de museos como el Centre del Carme (CCCC) o el Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM).
Precisamente el CCCC, que Vinz Feel Free conoce bien, pues allí ha protagonizado proyectos como Joc, junto a Txema Rodríguez, o comisariado otros como Emergency on Planet Earth, vuelve a abrir las puertas a los artistas urbanos, ahora con una exposición que busca poner en valor aquellas firmas y trayectorias que dan forma a la escena reciente del arte callejero que opera desde València. Bajo el título de Principios, será el próximo mes de julio cuando se abran las puertas de esta nueva exposición, que plantea su recorrido a partir de las trayectorias de Pichiavo, Dulk, Deih, Julieta XLF, Cachetjack, Barbiturikills, David de Limón, Hyuro o Xelon.
Precisamente esos "principios" de los que habla son el punto de partida de un proyecto que habla tanto de ideales como del propio origen de la carrera de estos artistas, generando una cronología que, a partir de la vida y obra de cada creador, genera una línea temporal común que habla del arte generado desde València y de esa convivencia entre la creación underground, la aceptación desde el sistema del arte o por el propio mercado. Bajo el comisariado de Vinz Feel Free, la muestra se plantea como un proyecto documental que registra la carrera de algunos de los primeros espada del arte urbano, un homenaje a esa escena que, una vez más, cruza la calle para meterse de lleno en el museo.
- ¿Por qué 'Principios'?
- Desde que empecé trabajando con instituciones como comisario he ido estudiando sus trayectorias y me he quedado fascinado al ver la cantidad de artistas valencianos que tienen un recorrido internacional tan grande. No ha habido otro grupo que tenga unas carreras tan fuertes. Este proyecto parte de esa idea, la de querer ver qué está pasando, qué factores ha habido para dar forma a este movimiento al que pertenecemos, que es un movimiento global, y que ha impulsado tantas carreras. Comparándonos con otras ciudades como Madrid y Barcelona, Londres o Nueva York, ciudades en las que se desarrolla el arte urbano desde hace muchos años, veo que no tienen un plantel de artistas tan grande, porque normalmente son artistas que están dos o tres años, desarrollan una parte de su carrera en esa ciudad o en ese país y luego siguen viajando. En cambio los de València, tanto los que hemos nacido aquí como los que se han instalado, nos quedamos.

- Falla municipal firmada por Dulk. -
- Foto: EVA MÁÑEZ
- No sé si en esta comparativa entre la producción inicial y presente de artistas como Pichiavo o Deih también has encontrado un paralelismo sobre la propia evolución del arte urbano en València.
- Esto es algo que el propio espectador podrá ver en la sala, aunque no es algo que yo haya desarrollado. Hubo una generación inicial, que eran las crews, esos grupos de artistas urbanos que normalmente vienen de la calle, del graffiti, y que se van desarrollando hacia algo más artístico. Luego vino un grupo de gente que da ese salto internacional, como Hyuro y yo mismo, que en 2011 ya estábamos en Nueva York, siendo personas que no veníamos de la calle y, cuando lo hice, no utilicé esos orígenes del graffiti. Éramos gente de Bellas Artes que utilizábamos el muro como un lienzo, artistas con una carga más social, con mensajes como la lucha por los derechos LGTB o la visibilidad de la mujer. Después llegó esa generación de artistas que empieza a ganar mucho dinero, a admitir proyectos más grandes, incluso con marcas, pero su arte sigue siendo igual de válido y, además, tienen una disciplina de trabajo e incluso un estudio con trabajadores que les hace poder llevar a cabo proyectos más grandes. En paralelo también fue muy importante la deriva de esta inquietud artística hacia lo social, hacia lo político, especialmente en el contexto de la 'Primavera Valenciana', que tiene mucho que ver con la ilustración.
- En los últimos años hemos vivido una creciente institucionalización del arte urbano, ¿qué supone?
- En eso también tengo que decir que he sido pionero porque fui el primero que pintó un ayuntamiento por dentro en España. Hubo un momento en el que la gente estaba en la calle, en esa ‘Primavera Valenciana’ que te comentaba, ¿qué sucede en 2015? Que la gente que estaba en la calle conquista las instituciones. Yo decidí hacer lo mismo como artista. También con exposiciones como Joc, con Txema Rodríguez, que fue el pistoletazo de salida para que después llegara Okuda o Pichiavo. Creo realmente que, además del espacio público que había invadido, que era la calle, hay otro que tiene un altavoz mucho más grande y que puede ser dignificado, que son las instituciones. La consecución lógica de todos estos proyectos es dignificar la carrera de todos estos artistas que han hecho carrera tanto fuera como aquí. En este sentido, esta es una exposición documental, en la que narramos la trayectoria de diez artistas que quizá el público no conozca de dónde vienen. Conocer esos inicios será lo divertido.

- Ilustración de Cachetejack para Burger King.
- Esta es una escena que siempre se explica enmarcada en el contexto del 'arte urbano', pero no parece que haya un puente con proyectos e instituciones que trabajan colecciones de arte contemporáneo, ¿por qué crees que no se terminan de entrelazar unos y otros?
- Lo que voy a decir igual es demasiado demoledor, pero es una idea que tenía al inicio, cuando empecé en 2011, y la sigo teniendo. Creo que hay otro tipo de corrientes artísticas que son elitistas y, obviamente, el arte urbano es popular. El público al que va dirigido el arte urbano no es un público que tenga por qué haber siquiera entrado nunca en un museo. Eso es algo que nos dimos cuenta en cuanto empezamos, que nuestros fans, coleccionistas, la gente que venía a ver las exposiciones o que se fotografiaba junto a los muros, era gente tenía otras inquietudes que iban más allá de lo artístico, iban hacia hacia el fetichismo. Eso fue una de las razones de abrir la galería Sabotage. Hablamos de un público que no tiene que tener necesariamente una formación artística, lo que tiene es admiración y la propia felicidad de poder pasar cada día por delante de una obra gratuita que tiene frente a su casa y que quizá huye de esos círculos más elitistas, de un arte quizás demasiado complejo o difícil de explicar. Es difícil mezclar esos dos ámbitos.
- En una entrevista con Culturplaza de hace algunos años decías: “El arte urbano tiene como única regla que esté en espacios públicos”, ¿qué es el arte urbano en un museo?
- Lo que se hace en un museo no es arte urbano, son artistas urbanos que intervienen dentro del museo o que exponen obras, lienzos o tablas que se realizan para luego poder o comerciar con él o exponerlo en un museo, pero eso no es arte urbano. El arte urbano es efímero y se hace al aire libre, se hace en un espacio donde la gente no tenga que entrar y salir ni está sujeto a horarios. El arte urbano no tiene ningún tipo de restricción más allá de la propia erosión que pueda dañar la obra o que otro artista pueda pintar encima o que se pueda blanquear y que desaparezca. En el momento en el que entramos en un museo somos artistas urbanos que estamos haciendo una intervención en un espacio público, con una duración limitada.

- Hyuro Bologna, Italia 2014
- Entre los propias artistas seleccionados para la exposición, ¿encontramos paralelismos que hablen de una misma escena o son distintos puntos de vista que comparten espacio?
- Quien analice bien la exposición y vaya descubriendo todos los entresijos y todas las curiosidades que hay va a ver muy bien cómo afecta el hecho de rodearte de gente que tiene las mismas inquietudes que tú, aunque tú tengas tu propio camino. Durante varios años confluyen las carreras de todos los artistas. Es muy interesante analizar estas cronologías, ver cómo ha empezado un artista y cómo ha terminado, así como en qué momento confluyeron sus carreras. Esto tiene que ver mucho con las crews.
Algo que tiene el arte urbano, que no tiene tal vez otros movimientos, es el colectivismo y el asociacionismo, por amistad y por intereses comunes. Muchos de los trabajos que algunos artistas no podían hacer, se los pasaban a otros amigos artistas. Muchos proyectos que eran de una magnitud muy grande les obligaban a colectivizarse y tener que trabajar en equipo de manera que sí o sí las carreras confluyen en esos puntos, aunque después cada uno tiene sus inquietudes.
Es interesante esta idea de grupo, no solo en lo local, también a nivel internacional. No éramos muchos pero estábamos en una galería de Londres o en Viena. Al mismo tiempo, hablamos de una galería. Íbamos viajando por todo el mundo formando un circuito que era global pero, al mismo tiempo, reducido. En este sentido, podríamos hacer un paralelismo con la música techno, por ejemplo, que habita un mismo circuito, aunque sea internacional, pero no tiene por qué coincidir con otros espacios musicales de su ámbito geográfico. Cada movimiento tiene su espacio.