VALÈNCIA. Para comprenderse dentro de un colectivo es necesario acercarse a este, y aunque parezca una obviedad para ello es necesario que este sea visible, y que se reconozca dentro de la sociedad. Justo ayer, 31 de marzo, se celebró el día de la visibilidad trans; un día en el que se pone en valor el concepto de comunidad y se celebra. Para que esto ocurra tienen que surgir cada vez nuevos referentes, personas que logran mostrar todas las identidades posibles, y que lo hacen a través de la fotografía y el arte. València es cuna de elles, de quienes con su trabajo logran reflejar todo aquello que les hubiera gustado percibir en su juventud, con la voluntad (tal vez) de convertirse en modelo de quien lo necesite. Estas personas son: la artista y tatuadora Alexandra, quien se identifica como una chica trans; y les artistes y personas no binarias Albie Leo y Claudio.
Estas tres personas en algún momento de su vida han sentido (como una gran parte de la comunidad LGBTIQ+) que no encajaban en ninguna parte. La identidad, comprenderla y apropiarse de esta les ha permitido avanzar y reconocerse, hacer comunidad y lo que es más importante aún: poder convertirse en referentes para futuras generaciones. Todes han logrado, hasta sin quererlo, convertirse en esa figura que puede convertirse en una salvación para alguien que se atreve a hacer introspección, poniendo en alto y claro que los modelos a seguir son cruciales: “Si hubiera tenido esta información hace 15 años a lo mejor mi camino hubiera sido otro”, reflexiona Albie sobre su identidad de género, y aclara: “No considero que este descubrimiento haya sido un camino de sufrimiento pero… sí que me preguntaba: ¿Por qué no encajo?”. Ahora parece que el diálogo del arte pueda (tal vez) albergar la respuesta.
En este universo el arte se convierte tanto en “arma” como aliado para transmitir un mensaje, y para contemplar todo tipo de realidades e identidades: “Consumimos series, películas, libros y cómics… y un largo etcétera donde creo que hay cabida más que de sobra para visibilizar todas las realidades y cuerpos, gustos y maneras de vivir”, opina Alexandra, quien a través de su discurso busca siempre empoderar y “dar luz a todo aquel que lo necesite”. Lo hace a través de figuras como las sirenas, las brujas, las guerreras, ya que son “criaturas incomprendidas o rechazadas, con una belleza particular y maravillosa que lo único que buscan es su lugar en el mundo. Claudio por ejemplo tiende a acercarse a esto a través de la necesidad de su yo interior: “Como ilustrador intento recrear el imaginario visual que me hubiese gustado ver de pequeño”.
Albie construye todo este imaginario de referentes a través de un perfil totalmente inclusivo y visualmente cromático, en este logra mostrar desde su arte todo “lo diverso y lo que existe”; en parte huyendo de la idea de mostrar solo una parte de las identidades: “Me parece muy importante retarme a mi misme”, reflexiona, “mi proyecto incluye a todas las personas, es la narrativa que yo quiero crear… quiero cuerpos que no sean normativos pero sin tokenismo, quiero comprender a una realidad global”. De la necesidad de captar esta realidad en el año 2018 (y junto a su compañero Gaspar) nace el Proyecto Lila, en el que se abre la puerta a “lo disidente y las voces que existen”, y en el que se efectúa un retrato completo de todo lo que existe y lo que está por llegar. Un lugar en la red en el que poder sentirse totalmente arropade independientemente de tu forma de representarte: “Para mi es importante que las personas cuando entren a mi Instagram vean las fotos y piensen: “Esa podría ser yo”, y se sientan identificades”.
En València comienza a conformarse una comunidad sólida y donde sentir la comprensión y aceptación en el entorno, locales como House of Varietats hacen grandes esfuerzos para que esto suceda, lo hacen a través de planes de actividades, con una política de inclusión total y con grandes esfuerzos por visibilizar a cualquier colectivo. Claudio comprende este espacio como un lugar donde poder socializar libremente, “siendo une misme y sin miedo a sufrir las consecuencias”. Varietats permite que se conforme una base de educación social y más importante aún un lugar de escucha: “Aunque no frecuentes estos lugares de forma habitual sabes que vas a encontrar gente como tú o parecida con la que compartir cosas o sentirte comprendida”, opina Alexandra, quien frecuenta la House y la comprende como un espacio totalmente seguro.
Sin embargo estos espacios nacen en parte de una necesidad, de conformar tejido más allá de lo binario y de los roles relacionales, un lugar que en cierto permite “sobrevivir”, tal y como lo comprende Claudio: “Sin el apoyo de gente de fuera del colectivo no hay tejido, solo un grupo de gente queer creando sus propios espacios porque fuera de ellos no somos aceptades”, aclara. Y es que a través de la aceptación y la escucha surgen actividades y ciclos con los que se abre un espacio de diálogo para cualquiera que tenga un segundo para querer escuchar la historia de (y desde) quienes la construyen. Una construcción de referentes visuales tan válida como necesaria, y celebrada durante todo el año sin necesidad de que sea 31 de marzo.