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CRÓNICAS DE UNA MADRE ANUNCIADA 

Asignaturas adulteradas

17/02/2024 - 

A veces, pienso como solo una palabra de siete letras puede provocarte una noche en vela: colegio. Reconozco que las últimas semanas ha sido un tema intenso y el que me ha llevado a realizar un exhaustivo estudio de mercado para llegar a un consenso. Visitas varias a centros educativos, testimonios, metodologías varías, públicos, privados o concertados. Un mundo complejo pero necesario en el que como padre y madre deseas tomar la mejor decisión y no llevarte un suspenso. Pero este no es el tema de hoy ¿o sí?

Como aún me niego a tomar droga dura para conciliar el sueño, resignada me veo obligada a salir de la cama y me teletransporto a mi sofá a leer un libro. Mis ventanas me ofrecen las vistas de la casa de enfrente. Las luces a esas horas de la madrugada permanecen apagadas. Enciendo una tenue lámpara y me sumerjo en ese bestseller que llevo tiempo queriendo empezar con el objetivo de teletransportarme a un lugar lejano de la oferta escolar. 

Una inesperada luz al otro lado de la calle me distrae de mi lectura. Me fijo en mi vecina de enfrente que sale a su balcón y, como es habitual desde la posición en la que me encuentro en mi salón, está en mi campo de visión. Camuflada tras mis largas cortinas hago algo que no acostumbro a hacer: la observo. Llevamos años cruzándonos por sendos ventanales. Mostrando secuencias de nuestra rutina. Naturalizando cierta exposición entre vecinos de la vida en el hogar. Aún así, aunque la conozco de vista y creo recordar que tiene dos hijos, no le tengo pillado la pista. 

Lo que sucede a continuación es lo que llama totalmente mi atención. Mi vecina se enciende un cigarro y pensativa expulsa el humo de su boca lentamente, pero sin parar. Imagino que a ella algo también le hace trasnochar. Es una mujer atractiva y alta. Viste una bata que deja al descubierto unas bonitas proporciones. Si no supiera que estaba ya pillada sin duda avisaría a algunos interesados del vecindario de este pibón del barrio. Y entonces sale un tío a acompañarla. Pondría la mano en el fuego que no se trata de su marido. De repente, se empiezan a besar sin tregua y en cuestión de segundos el desconocido la agarra de la cintura y tira de ella hacia dentro de la habitación.  

Imagen de archivo. Foto: VALERIIA MILLER/PEXELS

Acto seguido y de forma automática, me cubrí por completo con la manta ocultándome tras ella. Transcurrido un rato en el que para mí se detuvo el tiempo, recuperé el aliento. Digiriendo aún lo sucedido y mi absoluta complicidad en el enredo que adivino. La luz seguía encendida y mi vista ya no alcanzó a ver, lo que imaginé seguiría siendo, una escena de pasión, desenfreno y lío clandestino. 

Con la mirada aún puesta en ese balcón que huele a adúltero, me vino a la mente esa madre que de forma sutil coquetea con el profesor de su hijo a la salida de un colegio próximo a mi casa. Me vienen entonces a la cabeza todas esas historias de mujeres casadas, que aunque discretas, se sienten insatisfechas ¿será la monotonía o la llegada de un bebé los culpables de esta brecha? 

También recuerdo a esa pareja que solo lo es dentro de un gimnasio con una inevitable inercia corporal del uno al otro pero quienes en casa tienen otra relación conyugal. Gestos suficientes para que hasta el observador menos entrenado se de cuenta que ahí se cuece algo caliente. O esa otra madre que da varias vueltas a su manzana con su carrito vacío por si de forma casual aparece ese desconocido que inexplicablemente le da vidilla a su semana. 

Pienso en la condición humana y lo difícil que quizás es para algunos serle fiel a su pareja de forma física o mental en la vida cotidiana. En la fina línea que separa una relación sana por el de una vía de escape que ofrece, tras cumplir el papel de procrear, otras alternativas que conllevan traicionar. A veces, es solo una fantasía de esas que ponen la piel de gallina, otras un engaño de esos que hacen daño y otras un acuerdo no verbalizado de esos en el que cada parte obtiene lo que quiere con carta blanca para hacer lo que a cada uno le venga en gana.  

Con la mente a punto de estallar, me fui a la cama con una demoledora reflexión: un horario lectivo extendido, calendarios con pocos festivos y salidas escolares los fines de semana son requisitos ideales para aquellos que desean explorar nuevas compañías, gozar de más libertad y poner en práctica conocimientos sobre anatomía. 

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