La agencia investigadora ha indicado que durante la inspección de la escena del ataque no se encontraron cadáveres con trampas explosivas ni otros rastros de minería. Además, como ya avanzó ayer, los investigadores han encontrado dos carabinas Saiga, más de 500 cartuchos y 28 cargadores que los atacantes abandonaron en el lugar antes de darse a la fuga.
El atentado del viernes en el pabellón es en el peor ataque terrorista en la historia contemporánea de la capital rusa, por encima de la crisis del secuestro, por parte de separatistas chechenos, de los asistentes del teatro Dubrovka en 2002, una tragedia que se saldó con 132 rehenes fallecidos tras una intervención sin paliativos de las fuerzas de seguridad rusas.
En lo que se refiere a heridos, Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia ha elevado este domingo a 152 el número de afectados por el ataque. De ellos, 105 continuaban hospitalizados mientras que otras 32 personas estaban recibiendo atención ambulatoria. Asimismo, al menos 40 personas tuvieron que ser operadas de urgencia en la noche del viernes al sábado.
La agencia ha confirmado que los atacantes emplearon durante el atentado "un líquido inflamable para incendiar el local de la sala de conciertos" mientras disparaban a los espectadores con armas automáticas que "han sido descubiertas e incautadas por los investigadores". Las llamas acabaron provocando el desplome de parte del techo del recinto.
Cabe recordar que el Servicio de Seguridad Federal de Rusia, el FSB, ha anunciado este sábado la detención de once personas presuntamente vinculadas al atentado -reivindicado en principio por Estado Islámico-, entre ellas cuatro supuestos responsables directos del ataque.
Por otro lado, el gobernador de la región de Moscú, Andrei Vorobiov, lleva horas visitando la zona del atentado y ha comparecido ya ante los medios para expresar su temor a que el número de víctimas pueda aumentar significativamente en las próximas horas según avanza el desescombro.
El responsable regional ha indicado en este sentido que la sala principal de conciertos del pabellón está completamente incinerada y los especialistas de rescate han tenido que efectuar "tareas de reconocimiento porque lo que queda del techo corre peligro de terminar de derrumbarse".
"La situación ahora mismo es muy difícil", ha indicado Vorobiov tras la visita que ha efectuado a un centro de atención levantado este sábado para atender a los supervivientes y a sus familiares mientras más de 700 efectivos, repartidos en 213 equipos, siguen con las tareas de búsqueda y salvamento.
Vorobiov ha confirmado que se ha identificado ya a 50 de las víctimas mortales del atentado, mientras que el Ministerio de Situaciones de Emergencia ha publicado un listado oficial con los nombre de 29 de los fallecidos que incluye a 16 mujeres y 13 hombres.
Mientras, las autoridades de la región de Moscú han informado de que unas 3.000 personas se han ofrecido como donantes de sangre en la región de Moscú en respuesta al atentado.
En cuanto a las labores de desescombro, Vorobiov ha explicado que durarán todavía varios días más. "Hay un nuevo inconveniente, que hay que demoler el muro y es difícil. Hay equipo pequeño en camino que permitirá abrir paso a los rescatistas para que puedan seguir con los trabajos de búsqueda", ha explicado en Telegram.