VALÈNCIA. La digitalización y optimización de los procesos en las compañías ha generado un fuerte interés por las empresas de software en un contexto de dificultad para encontrar talento, la existencia de numerosos clientes y las abundantes propuestas para adquirir o invertir en éstas. Dentro de este hype, una tecnológica valenciana resiste en busca de la longevidad. AuraQuantic, con sede en Gandia, nacía hace 20 años de la mano de Juan José Trilles con la misión de desarrollar un software de gestión de procesos de negocio (BMP), producto central de su modelo, y les ha valido para ganar la confianza a clientes como El Pozo, Nissan o Ibercaja.
"Somos una rara avis porque tenemos un crecimiento orgánico, sin créditos, participaciones y no contamos en nuestro accionariado con fondos ni capital riesgo", apunta Pablo Trilles, CEO de la compañía. Con 120 personas en plantilla y clientes en más de 50 países, la compañía fue creada en 2002 tras la venta de Dimoni Software a la holandesa Exact Software."Mi padre creó la empresa en los años 80, y la vendió muy bien vendida. Fue entonces cuando impulsó AuraQuantic, en la que somos libres, autosuficientes, y con la que no pensamos en adquirir otras empresas", señala.
Su software permite automatizar los procesos de las compañías, desde una solicitud de vacaciones a una aprobación de documentos o el mantenimiento de los oleoductos de una refinería de petroleo. Se trata de digitalizar todos los procesos, dejar de lado el papel o el mail y ayudar a las empresas a ser más eficientes, organizadas y reducir costes. Para ello, los clientes acceden al sistema y pueden parametrizar sus procesos sin necesitar conocimientos de programación. "Con que sepas cómo funciona tu negocio o proceso, es suficiente. Y esa es la clave del éxito", asegura.
Sobre el porqué multinacionales eligen a AuraQuantic y no a grandes competidores americanos, Trilles lo resume en dos cuestiones: una muy buena tecnología y un servicio cercano. "La proximidad la llevamos en el ADN, y las empresas no son números, sino seres humanos con necesidades", apunta. La compañía trabaja con sectores que van de la banca y los seguros a la sanidad o la administración pública. Desde medianas empresas a grandes corporaciones. "Hay compañías que lo usan para un departamento, mientras que el Ministerio de Salud de los Emiratos Árabes lo utiliza para toda la ciudadanía", apunta Trilles. "Es muy flexible y se adapta a la necesidad del cliente".
La tecnológica lleva el sistema a sus clientes a través de una red de partners, que venden e implementan su desarrollo. "Hacemos mucha inversión en marketing para que nuestra marca sea conocida y que, cuando una empresa tenga esa necesidad de digitalizar sus proyectos, venga a buscarnos y nos encuentre", señala. Aunque su sede principal está en Gandia, la compañía tiene oficinas en Miami y Costa Rica. Con sus proyectos, está presente en España y países de Europa, Oriente Medio y Latinoamérica. También cuentan con clientes en Japón y África.
La compañía espera llegar en 2024 a más de 8 millones de facturación, aunque en sus previsiones está crecer un 25% el próximo año si todos los proyectos en cartera avanzan. Un trabajo en el que la empresa sigue revisando la tecnología y nuevos desarrollos de su producto. "Siempre estamos mirando cuáles son las tendencias que surgen y, de ahí, quitando las que no tienen recorrido y aplicando las que sí", explica. En este sentido, reconoce que la IA generativa aporta un valor extra y que va a ser más disruptiva de lo que fue internet o el móvil en su día. AuraQuantic también están incorporando tecnología de minería de procesos que permite identificar patrones o cuellos de botella en la gestión.
"La idea es que la empresa desarrolle el producto muy bien y sus empleados tengan un medio de vida y un lugar en el que estar tranquilos, seguros y sepan que esta compañía va a continuar siempre, aunque no vaya a ser la más grande", asegura. "Todas las semanas recibo un par de emails de empresas que, o quieren participar, o comprar la empresa o invertir". Sin embargo, el CEO asegura que la idea es resistir a la posibilidad. "La empresa fue creada por mi padre, para que sus amigos tuvieran un medio de vida. Y no solo sus amigos, sino mucha más gente".
Respecto al talento, asegura que cuesta encontrar en el mercado actitud. "Hoy en día, los valores de la gente joven difieren mucho de otras épocas. Estamos contratando a profesionales que todavía no han salido de la universidad, estamos pagando mucho dinero, y si le dan más en otra empresa más, se va", lamenta. En este sentido, apunta a la pérdida de valor de pertenecer a un grupo. "Eso se nota, y está dificultando el encontrar gente que quiera estar vinculado al proyecto de una empresa, porque prima el salario", reconoce. "Es un problema que estamos teniendo todos".