VALÈNCIA. Tercera y puede que última oportunidad para el Plan Reviure, el programa de reforma de viviendas que puso en marcha el Ayuntamiento de València con el objetivo de incentivar su salida al mercado del alquiler. Después de la tibia acogida que tuvieron las dos pasadas ediciones, la concejalía de Vivienda que dirige Isa Lozano ha decidido darle un giro de 180 grados al plan para cambiar radicalmente sus características y de este modo hacerlo más atractivo a ojos de los interesados. Así, con todo, se elimina la subvención para la reforma del inmueble y se introduce la característica más esencial: a partir de ahora será el Ayuntamiento quien haga de intermediario. Es decir, el consistorio alquilará primero la vivienda al propietario y luego la subarrendará.
"Nos dimos cuenta que el incentivo de la reforma no era suficiente. La gente no dejaba las casas desocupadas porque estuvieran en mal estado y no tuviera dinero para pagarlo. El verdadero motivo por el que se quedan tantas viviendas sin salir al mercado del alquiler es porque la gente tiene miedo a no cobrar", explicaba recientemente la edil en una entrevista con Valencia Plaza. A este respecto, consideraba que el escaso éxito de las dos anteriores ediciones del Plan Reviure no ha tenido nada que ver con la cuantía o las condiciones del pago de las reformas, sino más bien con el hecho de que los pequeños propietarios simplemente no quieren poner su vivienda en alquiler por miedo.
Y precisamente ahí reside uno de los principales problemas de las instituciones porque, ante la lentitud con la que se está constituyendo el parque público de vivienda, la única alternativa para poder poner en marcha alquileres asequibles es recurrir al mercado privado. Por norma general, con incentivos para los propietarios que compensen la diferencia entre el precio del mercado libre y el asequible.
Uno de ellos era el Plan Reviure, mediante el cual el Ayuntamiento subvencionaba con hasta 20.000 euros el coste de las reformas para dejar el inmueble habitable, a cambio de que luego se alquilara por un precio máximo de 600 euros al mes durante un periodo de al menos cuatro años. En este sentido, el Ayuntamiento tasaba el inmueble y le ponía el precio, al tiempo que también seleccionaba a la familia que luego lo ocuparía de entre sus listas de demandantes.
Sin embargo, nada de esto ha sido suficiente: en la primera convocatoria del año 2020 tan solo resultaron válidas 9 viviendas, lo que únicamente agotó 180.000 de los 500.000 euros que se habían reservado dentro de la línea de ayudas. En aquel momento, el Ayuntamiento consideró que la pandemia había impedido hacer buena publicidad del plan, y que por eso mucha gente no se había enterado de su existencia. Aun así, un año después, en 2021, las cifras fueron incluso a peor: 6 ayudas concedidas, lo cual suponía un montante de 120.000 euros frente a los 500.000 que se habían reservado. Y todo eso teniendo en cuenta que se habían mejorado las condiciones, como por ejemplo hacer el pago de las reformas por adelantado.
Así, la concejalía de Vivienda ha llegado a la conclusión de que la oferta no resulta atractiva tal y como está planteada, y por eso ha decidido hacer un cambio radical de planteamiento. Por una parte, ya no subvencionará reformas: "Nos hemos dado cuenta de que el gancho no era la reforma, no es esa la prioridad. Quien verdaderamente quiere alquiler su vivienda para sacarle rendimiento y tiene que hacer una reforma básica la hace. No es un tema de falta de recursos", exponía Lozano.
"Lo que pasa es que determinadas campañas de miedo han ido calando y muchas viviendas se han quedado sin alquilar por el temor a que no se paguen las mensualidades o a que luego sea imposible recuperarlas. Algo que además es totalmente falso, porque según datos de la Federación de Inmobiliarias, el 95% de los alquileres se resuelven satisfactoriamente". Así, con todo, el nuevo Plan Reviure se centrará en paliar ese problema: para eliminar el miedo a que no se produzcan los pagos, será el propio Ayuntamiento quien alquile la vivienda directamente, de modo que será el responsable de abonar la cantidad todos los meses al propietario.
Luego, el consistorio se encargará de subarrendar a las familias que figuran en las listas de espera por un precio asequible. "Después veremos cómo podemos bonificar de alguna manera a los propietarios para hacer que el precio sea más asequible", exponía la edil, sobre un tema que todavía está en el aire. Pero, a la espera de definir los pormenores de la convocatoria, lo que sí que está claro es que Revire volverá y lo hará en nuevos términos: principalmente, con el Ayuntamiento en papel de intermediario.
De hecho, el programa ya cuenta con una partida consignada en los presupuestos municipales del año 2022. Ahora bien, bastante más modesta que la de las dos convocatorias anteriores: el Plan Reviure pasa de los 500.000 a los 200.000 euros de montante, a la espera de ver si esta nueva premisa resulta más atractiva para los pequeños propietarios de la ciudad de València. Y, si este tercer intento fracasa, el Ayuntamiento ya ha aceptado que tendrá que darle carpetazo definitivo a la propuesta: "Es la tercera y posiblemente última, si no tiene la acogida que esperamos", concluía Lozano.