VALENCIA. No se había cumplido ni la primera hora de la sesión de ayer, cuando las acciones del Banco Popular tocaban los 1,094 euros, algo que nunca había sucedido en la larga historia de la entidad madrileña. Menos de dos horas después se encaramaban hasta los 1,137 euros para cerrar la sesión justo dos céntimos de euro por debajo (1,117) tras revalorizarse un 0,18% y evitar acabar por debajo de los 1,108 euros, mínimo histórico al cierre.
El mercado sigue penalizando la inestabilidad por la que atraviesa la entidad presidida por Ángel Ron después de haber sido la que peor nota sacó de la banca española en los recientes stress test, el relevo de su consejero delegado -donde Pedro Lanera ha sustituido a Francisco Gómez- y, por si fuera poco, bajo la amenaza de los especuladores de turno.
De hecho, a lo largo de esta misma semana sus dos bajistas con nombre propio, AQR Capital Management y Samlyn Capital, dos hedge funds o fondos de alto riesgo de cuidado, han incrementado sus posiciones. Así, el primero lo ha hecho hasta situar sus posiciones en el 0,60%, según los datos públicos de la web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de ayer miércoles; mientras que el segundo controla el 0,54%. Según la última declaración del supervisor fechada el pasado 22 de julio los bajistas tenían en sus manos el 2,27% del capital.
El Popular sigue siendo uno de los bancos más castigados en bolsa en lo que va de año junto a Liberbank, compartiendo ambos retrocesos del orden de algo más del 63%. Cierto es que mientras la capitalización de éste es de 581 millones de euros tomando el cierre de ayer, la del 'Popu' -como se le conoce en la jerga bursátil por los inversores más veteranos- asciende hasta los 4.688 millones de euros. Pero eso sí incluyendo la 'macroampliación' de finales de mayo pasado de 2.505 millones de euros.
Mientras tanto al mercado tampoco le terminaron de gustar los últimos resultados de la entidad, los correspondientes al primer semestre del año, donde declaró una caída del beneficio del 50% por el descenso de los márgenes. La entidad presidida por Ángel Ron registró un beneficio neto atribuido de 94 millones de euros, que sin tener en cuenta las provisiones extraordinarias se hubiera elevado hasta los 168 millones de euros, pero aún así un 10,6% menos que en el mismo periodo del año anterior.
El banco explicó que esta variación se debió a la "intensa reducción de los márgenes" por los bajos tipos de interés, la supresión de las cláusulas suelo y la dotación de 52 millones de euros al Fondo Único de Resolución del Banco Central Europeo (BCE). El margen de intereses experimentó un descenso del 4,1% reduciéndose hasta los1.080 millones de euros, una variación que tiene su origen en el impacto de las cláusulas suelo, que fue de 47,1 millones de euros, y a la menos aportación de 15 millones de euros a la cartera de renta fija.
Por último, el banco madrileño sigue buscando alternativas para reducir del balance sus activos improductivos en al menos unos 4.000 millones de euros, según lo comunicó a la CNMV hace tres semanas. Dentro de las opciones que se están analizando se incluye la estructuración de una sociedad vehículo que aglutinaría una parte de estos activos.
Asimismo, y coincidiendo con el anuncio de ampliación de capital a finales de mayo, la entidad adelantó que tenía la intención de acelerar la estrategia de reducción del negocio inmobiliario con un objetivo de desinversión de 15.000 millones de euros de activos improductivos hasta 2018.