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tribuna libre / OPINIÓN

Brexit, euroescepticismo e izquierda europea: a llorar, a la llorería

4/02/2020 - 

El pasado miércoles el Parlamento Europeo daba la luz verde definitiva a la retirada del Reino Unido de la Unión Europea. La votación ponía fin así a una agonía que había durado ya demasiado y convertía el pleno en una de las sesiones más emotivas que se recuerdan. Mientras Farage, líder británico del partido del Brexit, ondeaba la banderita y sonreía, una mayoría europea lloraba la debilidad de su proyecto.

También había a este lado del Eurotúnel quienes celebraban la salida. Entre otros, el líder de La France Insoumise y populista de la izquierda jacobina francesa, Jean-Luc Mélenchon, quien afirmaba en un tweet que “el Reino Unido se había liberado de la tutela de Bruselas”. Nada nuevo bajo el sol: la izquierda francesa, una vez más, le hacía la cama a la extrema derecha y a su discurso pro-Frexit.

Y es que la actitud de Mélenchon hace sospechar que nadie nunca le ha regalado “No pienses en un elefante”, de Lakoff, ni le ha explicado su teoría de marcos cognitivos. Con su euroescepticismo, y en el contexto actual de una extrema derecho en auge y del colapso de las políticas neoliberales, l’insoumis solo consigue agudizar la polarización creciente entre estas dos visiones de Europa y llevar a La France Insoumise a la irrelevancia política. Pero, ¿por qué ocurre esto?

Si asumimos que la mayoría de votantes depositan su confianza en base a cómo responden a una pregunta determinada en cada contexto político, Mélenchon no hace otra cosa que contribuir a que la pregunta entorno a la cual gire la decisión de voto sea: “¿quién liberará a Francia del yugo de Bruselas?”. Para su desgracia, la respuesta será con altas probabilidades: Marine le Pen. Es como quien juega a ver quién la tiene más larga, sin darse cuenta que tiene en frente a Nacho Vidal.

Dejando atrás el falocentrismo, parece que la izquierda europea no logra profundizar en su modelo de proyecto común y se queda en el enfado vacío. Un desatino si tenemos en cuenta las transformaciones socioeconómicas y políticas a las que debemos hacer frente en esta década: la emergencia climática, el cambio del modelo productivo, la digitalización de los sectores laborales clásicos, la transición energética o regulación de las GAFAM son solo algunos de estos desafíos que superan la capacidad de actuación de los Estados miembros.

Así, se equivoca de nuevo Mélenchon. Y se equivoca de nuevo una parte de la izquierda. ¿Que se pueden cuestionar los principios de funcionamiento de la UE? Sí. ¿Que lo podemos hacer con una actitud proeuropea y con propuestas concretas de cambio? También. 

Es cierto que la Unión Europea es un proyecto político complejo y con muchas resistencias al cambio por la gran cantidad de intereses que entran en juego. Pero en medio de esta maquinaria enorme de poder y burocracia encontramos propuestas políticas que vale la pena destacar, sobre todo porque huyen del llanto clásico sin alternativa y proponen una serie de acciones detalladas para una nueva Europa social, democrática y sostenible. 

La propuesta por excelencia de este nuevo proyecto colectivo es el Tratado de Democratización de la UE, una iniciativa lanzada por intelectuales y expertas europeas y que propone una reformulación de las bases económicas que sostienen la UE. Entre otras, el tdem.eu sugiere la creación de una Asamblea Fiscal Europea, la introducción de un impuesto a las GAFAM y una tasa de emisión de carbono, el aumento del presupuesto de la UE al 4%... Y todo ello, con mecanismos que permiten burlar el veto del Consejo Europeo. 

La iniciativa cuestiona también el poco gasto social de la UE y detalla una serie de medidas que ayudan a revertir la brecha entre norte-sur y este-oeste. En definitiva, hace lo que deberíamos estar haciendo todas: repensar Europa desde el racionalismo y la propuesta. Porque, querida izquierda europea, el Brexit ya pasó. Y muerto el perro, muerta la rabia. Ahora, a trabajar, que la Europa que queremos no se va a construir sola. A llorar, a la llorería.

Adrià Sisternes, asesor de Alianza Libre Europea en el Parlamento Europeo.

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