BRUSELAS. La Unión Europea (UE) se encomienda al cielo, mientras afronta medidas legislativas y políticas para hacer frente al peligro real de los cortes de electricidad este invierno. Todos los gobiernos del mundo, los “brokers” del mercado energético, productores e intermediarios están pendientes del hombre del tiempo -o de la mujer-. Es el Servicio de Metereología el que marca la pauta para establecer la molécula marginal, una vez Bruselas ha decidido marginar el TTF, el índice de precios de la energía en la subasta virtual holandesa. Si el invierno es frío, el precio subirá, aquí y en la China comunista.
Una vez que la UE ha renunciado al gas ruso que le llega por los cuatro gasoductos terrestres y los dos marítimos, pese a que aún están operativos -excepto el Nord Stream II, que nunca se abrió-, la pregunta es: ¿Quién va a pagar esta renuncia a una fuente de energía barata y vecina? Las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania tienen efecto “boomerang” y Europa ya lo está pagando con su decisión de no comprar petróleo y gas rusos, en un futuro cercano.
El analista y experto en mercados energéticos, David Hewitt, recuerda su experiencia en un “think tank” reciente, donde “fue el grupo de expertos alemán el que dijo: ‘no se preocupen, sólo compraremos nuestro spot market’”. El “spot market” es un mercado financiero público en el que los instrumentos financieros o productos básicos se negocian para su entrega inmediata. Contrasta con un mercado de futuros, en el que la entrega se debe en una fecha posterior. Hewitt explica que puede parecer demasiado simple, porque lo que sucede y lo que ha estado sucediendo durante un período de tiempo es que Europa y Asia, a veces, compiten por la molécula marginal. “Y por molécula marginal quiero decir barata, porque puede ir a donde va a ir en lugar de a una tubería, que sólo puede ir por un solo lugar”, matiza.
David Hewitt, Director de “Hewitt Energy Perspectives Ltd.”, ha trabajado durante 30 años en el mercado asiático de la energía comprando y vendiendo petróleo y gas natural licuado (GNL). Además de su paso por Corea del Sur y Vietnam, trabajó con CLSA en Japón y Hong Kong, con Credit Suisse en Singapur y Canadá, como Jefe Global de Investigación de Acciones de Petróleo y Gas, y con Macquarie en Londres como Jefe Europeo de Investigación de Petróleo y Gas.
“Si tenemos un invierno frío, los asiáticos pagarán lo que sea necesario pagar. Japón, Corea, Taiwán y China pagarán absolutamente la cantidad que haga falta. ¿No es sólo cuestión de que Europa puede pagar la cantidad y la molécula fluirá? ¿Qué cantidad estás dispuesto a pagar para que eso suceda?”, comenta Hewitt. En aquélla reunión, China dijo que cree que será un invierno relativamente cálido…, en China. Y que no competirá para la carga de GNL porque está por encima de 20 dólares. Recordemos que el TTF hoy es de 45 y el precio del spot asiático es 35. No obstante, la Comisión Europea acaba de modificar su normativa con el nuevo plan energética y la comisaría Kadris Simson ha sido muy contundente al afirmar que “la UE no pagará el gas a cualquier precio".
Este analista pone el ejemplo de si el clima empeora en Japón. Al mirar la Agencia Meteorológica de Japón se ven los pronósticos de temperatura a largo plazo. Lo que se ve es que, de octubre a diciembre, existe una posibilidad razonable de que el promedio sean temperaturas realmente más cálidas. Pero de diciembre a febrero, la segunda mitad del invierno, el pronóstico japonés es que el clima será más frío que el promedio. “Las empresas de servicios públicos japonesas observan esto con mucho cuidado. Es una ciencia, no es un juego. Y si piensan que va a hacer frío en la segunda mitad del invierno, entrarán al mercado y adquirirán carga”, explica Hewitt.
Desde su oficina en Vietnam, Hewitt tiene una visión más global. A través de videoconferencia, atiende a Valencia Plaza. “El punto en que Europa piensa que todo está bien y dice ‘compraré lo que necesito comprar’, no es tan simple. Es bastante más complejo. Y lo que deberíamos aceptar absolutamente es que los compradores asiáticos pagarán el precio de mercado. Europa no tiene una agencia que pueda comprar GNL en nombre de los usuarios europeos”.
En Japón, el gobierno solía tener una compañía petrolera estatal, pero la cerraron hace 25 años. Entraron al mercado tres agencias. Y decían: “Nosotros, la agencia gubernamental, comprará cargas de gas al contado en el mercado a precio de mercado. Y luego lo revendemos a las empresas de servicios públicos japonesas a un precio razonable”. En otras palabras, el gobierno japonés absorbe el exceso de renta y tiene una agencia para hacerlo. “El desafío es claro para Europa”, de ahí que la UE hable de una plataforma de compra conjunta de gas.
Para David Hewitt, la cuestión no es fácil. “Lo que está absolutamente claro es que el exceso de renta está creando presiones inflacionarias, lo que es un desafío a nivel social, político y económico. Sin duda, es como ignorarlo y decir que es culpa de otro. No estoy de acuerdo”. Hewitt retrocede 10 ó 12 años, cuando la UE tomó una decisión estratégica de que los contratos a largo plazo con Rusia se basaran básicamente en petróleo crudo, los precios para el gas, que es lo que se hace en la mayoría de los contratos de GNL. “En realidad, no era competitivo y querían ir al precio spot. Y querían específicamente ir a TTF y otras unidades centrales en Europa. Ésa fue una decisión europea. No fue una decisión rusa. No fue una decisión noruega. Y Putin dijo que ‘ésta es tu elección, no mi elección’. Y en realidad, es cierto”.
La Comisión Europea redactó hace unas semanas un non-paper con unas propuestas para que los Estados miembros debatieran sobre un nuevo mecanismo de compra y de índice de precios. El problema, según el experto, está en cómo se va a ayudar a los socios europeos de suministro, cómo deberían ayudar a bajar el precio para conseguir que el agente Rusia entre al mercado si el precio es de 40 dólares el megavatio. “No recibió ninguna ayuda cuando el precio era de 2,10 dólares hace menos de dos años atrás. Entonces, ¿cómo lidia Europa con la realidad del mercado? De la mejor manera que pueda, pero creo que es algo improbable, dados los fundamentos del mercado de demanda de suministro de gas a medida que ‘apagamos’ Rusia. Esos vendedores, van a decir: ‘De acuerdo, tomaré una cuarta parte de lo que podría haber tenido en el mercado abierto’. Simplemente, no creo que vaya a suceder. Creo que es ingenuo. Y creo que hay una dificultad para Europa, que fue la que tomó la decisión de ir al mercado de precios spot”, manifiesta Hewitt, mientas describe un panorama desolador para la UE en el mercado energético.
Otros países, como Estados Unidos y Japón, modelos del sistema capitalista, tienen empresas estatales o agencias públicas para controlar los precios de la energía en el mercado del gas. “Pero nosotros, en Europa, lo liberalizamos todo hace unos años y ahora estamos desnudos frente al mercado. Ahora queremos convencernos de que, simplemente, estamos en la posición de un gobierno fuerte para negociar en el mercado”, advierte Hewitt.
¿Es ésta la crisis del gas? La pregunta que se hace Hewitt no es retórica, porque “la crisis del gas no es culpa de Putin, de Rusia, es nuestra culpa. Y esto no tiene nada que ver con esta guerra artificial del gas. Ucrania y Putin no tiene nada que ver con esta crisis”.
Hewitt explica que el sistema en los Estados Unidos es muy diferente. Hay compañías con instalaciones de licuefacción, es decir para licuar gas, lo meten en un gran barco, lo traen a Europa y aquí lo gasifican. El mecanismo de fijación de precios de Estados Unidos es diferente. Sólo se paga a esa empresa una tarifa de peaje y se venderá a la tasa del mercado. Y eso es lo que ellos anticipan.
En referencia a Estados Unidos y Japón como países capitalistas, David Hewitt hace una precisión. “He vivido en Japón y Japón es en realidad más socialista que Escocia. Ellos, tienen sus propias formas de enfrentar desafíos de mercado como éste. Y le di un ejemplo, que era una entidad estatal la que lo comprará a un precio alto y lo venderá a un precio más bajo”.
Y añade, “por supuesto, es culpa de Putin. Estoy de acuerdo con esa declaración. Pero es absolutamente el pensamiento estratégico de Europa el entrar en esta posición. Y hubo un libro blanco argumentando que Europa necesitaba más capacidad de regasificación para evitar el riesgo”. Mientras habla, el Consejo Europeo se prepara para afrontar el debate en torno al tope de la energía y las infraestructuras críticas, como son las interconexiones energéticas, algo indispensable para que “fluya” el gas.