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COMO CONSECUENCIA DE LAS NUEVAS RESTRICCIONES

Buñol sin Tomatina: así se vivió la histórica jornada

La suspensión de la Tomatina supondrá una pérdida estimada de unos dos millones de euros para el sector turístico de la toda la provincia de Valencia

26/08/2020 - 

VALÈNCIA (EFE). Las calles de Buñol tendrían que haberse teñido de rojo este miércoles en homenaje a la Tomatina, una fiesta transgresora inmune a censuras y prohibiciones pero que este año se suspende, por responsabilidad y autocensura de los buñoleros, a causa de la pandemia.

"Nos lo estamos tomando muy en serio, ninguna 'gracieta' con los tomates", explica a EFE la concejala de Turismo y Tomatina de Buñol, María Vallés, en este último miércoles de agosto donde, como mandaba la tradición, el pueblo tenía que haberse inundado en una de las fiestas españolas más conocidas en todo el mundo.

Este festejo, nacido como una simple 'gamberrada' en 1944, ha logrado sobreponerse a épocas de prohibición y censura hasta alcanzar en los últimos treinta años una notable proyección internacional, con 22.000 participantes y una 'munición' de 145.000 kilos de tomate que se descarga sin cuartel durante una hora.

"Por supuesto que temíamos que la cosa se pudiese desparramar -admite Vallés al ser preguntada por el origen mismo de la fiesta-, es nuestra obligación pensar en ello y prever que pueda pasar algo que no nos guste, y por eso habíamos reforzado ligeramente la seguridad, para poder parar a tiempo cualquier amago, pero la mañana está siendo la mar de tranquila".

La Tomatina de Buñol alcanzaba este 2020 su 75 aniversario, pero la efeméride está siendo recibida con "tristeza, nostalgia y calles mucho más vacías de lo normal".

El Ayuntamiento había trabajado en los últimos meses en una nueva imagen de marca y había programado varias presentaciones y fiestas previas, e incluso se había compuesto un himno, Catarsis en rojo, del compositor valenciano Andrés Valero, que pretendía unir dos de las principales señas de identidad de Buñol, la Tomatina y la música.

"Muchas de estas acciones, algunas de las cuales son todavía sorpresa, nos las guardaremos para el año que viene. Si podemos, haremos todo lo que se pueda y más", asegura la concejala de Turismo.

La suspensión de la Tomatina supondrá una pérdida estimada de unos dos millones de euros para el sector turístico de la toda la provincia de Valencia.

"Mucha gente pernocta en la ciudad de València o viene, por ejemplo, a Cullera unos días y se acerca a Buñol a conocer la Tomatina; la verdad es que el impacto se reparte entre toda la provincia", apunta.

El Ayuntamiento canceló la venta de entradas individuales tres semanas después de abrir el plazo y tuvo que devolver el importe a unas 300 personas.

"Para muchos bares y restaurantes de la localidad esta suspensión es un desastre, porque en muchos casos la recaudación de hoy suponía la mitad de los ingresos de todo el año", lamenta Vallés.

Para tratar de paliar en la medida de lo posible esta situación, el equipo de Gobierno local decidió dedicar las partidas económicas destinadas a la fiesta a establecer subvenciones para autónomos o pymes, y dar vales de comedor a los alumnos.

"En total, unos 200.000 euros, del cerca de medio millón de euros que el Ayuntamiento ha repartido en ayudas directas este año", detalla la concejala.

Como consuelo a este 2020, la Concejalía de Turismo ha tratado de animar a los vecinos organizando un reto viral con la etiqueta #TomatinaChallenge y reclamando vídeos que recojan algún pequeño impacto de tomate o "cualquier cosa surgida de la imaginación". Una Tomatina "virtual", en definitiva, de la que quedará constancia en las redes sociales, pero que ni olerá ni manchará.

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