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la señora siempre tiene razón

Burbujas y luna nueva

31/10/2015 - 

VALENCIA. Si pierdes una mano es un drama, pero al final te tienes que acostumbrar a realizar tus labores con la otra. Y aunque al principio los demás se asombren, seguro que tienen la educación de no hacerte notar tu peculiaridad. Esto ocurre en general, excepto con los niños, los borrachos y con algunos escritores de crónicas de sociedad, que acostumbran a verbalizar lo que piensan.

Nos quedamos un poco mancos con el IVAM (El primer museo del postfranquismo de la Calle Guillem de Castro, 118) y, aunque nos hemos apañado como buenamente se ha podido en estos últimos años de peinados imposibles y asuntos, se empieza a notar que aquello ya es otro mundo.

Para empezar, por ósmosis, el solar que se encuentra a sus espaldas se ha revelado más interesante que aquel llamativo proyecto de cubierta de acero diseñada por la arquitecta-star Kazuyo Sejima. En ese espacio, en el marco de Intramurs y con la bendición de Francis Montesinos, tuvo lugar la semana pasada el happening de Isbel Messeguer, esa artista plena que podías encontrarte en los ochenta en toda su exhuberacia enfrentándose a un tarro de Nutella sin miedo al mundo y sus calorías. Y en el mismo lugar, la fotografa Eva Mañez, ayudada por los currantes artistas Tania Castro, Marga Ferrer, Sebastián de Morra y Juan Ortolá entre otros, desafió a las recientes lluvias con una exposición de sus fotografías al aire libre.

En el edificio que dirige ahora José Miguel García Cortés con la ayuda de -hablando de manos, su mano derecha- Josep Salvador, y todo el ileso equipo técnico y humano del centro, tuvo lugar un evento más allá de lo artístico: la presentación de los nuevos cavas reserva de la bodega de Requena, Dominio de la Vega.

Están calificados como "Mejores Cavas de España" por el Enoforum y han obtenido una de las puntuaciones más altas jamás otorgadas por el súper-influyente crítico estadounidense, Robert Parker (Si no los cata él, los cata Luis Gutiérrez en España). Probé el Reserva Especial Rosé y el Cuvée Prestige, que se evaporaron por sudoración debido al calor humano, dejándome buen sabor de boca, y había más cavas de alta gama que me quedarán por probar en alguno de mis frugales desayunos.


En la fiesta por todo lo alto que daba la bienvenida a cientos de invitados del mundo del vino, Emilio Expósito, presidente de la bodega, sus hijos el enólogo Daniel Expósito y Abel Expósito y los también fundadores Álvaro Faubel y Fermín Pardo, dieron a probar sus cavas, que no han parado de crecer en calidad y producción. La crisis del cava catalán así como una nueva valoración de lo nuestro avalada por la confianza en los productos valencianos, han abierto una brecha en el competitivo mundo de la uva aquí y en el extranjero. Dominio de la Vega, con apenas tres lustros en el mercado, exporta ya parte de su producción vinícola a Noruega, Bélgica, Japón, China, Dinamarca y Holanda. Algún secreto de mercado deben tener además de hacer calidad a precios competitivos. Seguramente que son unos caballeros, y eso gusta mucho.

Bajo el amparo del Arte Moderno se encontraron personalidades como el presidente de la asociación para la Promoción Agroalimentaria de la Comunidad Valenciana, Felix Cuartero; el presidente de la D.O Utiel-Requena: Jose Miguel MedinaEva Ajenjo, de Adzucats; David Blanquer, junto a otros representantes de la Academia Valenciana de la Gastronomía; Miguel Ángel Martí, de Enocata; David Miguel Navarro, del Club de Enófilos de la universidad; Andrés Soler, del -se me hace la boca agua- Ostrarium; Carmen Zurita, de las delicatessen que llevan su nombre o Johan de Smedt, especialista de enoturismo, actividad que en otoño sigue teniendo muchos adeptos.

También hubo muchos representantes de los más conocidos restaurantes de Valencia: Pablo Chirivella, del Tavella de Beniferri; la sumiller granadina Paquita Pozo, del Riff de Bernd H. Knöller; el chef mallorquín Sebastián Romero de la Sequieta; José Luis Contreras de Verema; Ana Dominguez, la guapa comunity manager del restaurante El Suquet de Castaños de Alicante, vestida de verde turquesa; también el pintor gastrónomo Pepe Morea Juan Castro, de Castro Consulting. Acudió el infatigable redactor jefe de Cultura este diario, Eugenio Viñas y la brillante relaciones públicas de la Asociación Valenciana de Sumilleres (ASVASU), Mariajo Cebrián, a la que no le hace falta traje largo de gala para demostrar que es una de nuestras VIPs locales: con su encanto personal, zapatos de tacón alto, bolso de calidad, teléfono móvil exclusivo y medias de rejilla, no hay quien ponga en duda su influencia necesaria en todo evento que gire en torno al vino.

Eché de menos a Emiliano García, de Casa Montaña, y tal vez a los duendes se les traspapeló la invitación porque me enteré de que estaba en una cata de champanes en el Westin. Había mucha gente con trajes de chaqueta de todos los estilos, algunos imitando el dress code de Quique Dacosta y una multitud alegre y heterogénea que iba y venia por las escaleras con una copa en la mano: los eventos del vino fomentan siempre el buen humor con los negocios.

Es curiosa la forma en que ha cambiado el consumo del vino, desde cuando en nuestras casas no faltaba una copita en las comidas, a ahora que se consumen vinos de más precio aunque en menos ocasiones. Por eso se habla mucho de llegar al público joven, aunque las propuestas de este tipo muy comunes en Madrid escasean en nuestra tierra, donde de manera general se han estigmatizado a las variedades de uva locales. Pero como han demostrado muchas bodegas y los viticultores, que han invertido en la mejora de su producción, la bobal de antes -como el IVAM- ya no es la bobal de ahora y sólo falta encontrar la manera de que se la vuelva a descubrir y, de paso, aligerar la omnipresencia de otras bebidas que se han abierto fácilmente camino en almuerzos, comidas, cenas y tapeo.

El restaurante del IVAM con estrella Michelín, La Sucursal, brindó toda clase de manjares en forma de canapés y pinchitos de ave que vi desfilar ante mí sin poder catar más que una riquísima mousse de marisco pues me marché inmediatamente al cercano Col.legi Major Rector Peset, a visitar la exposición “Galería de Tiro” del grupo de arte Cazadoras Asociados que siguen sin parar con sus exposiciones, actividades, reuniones y cenas de amigos.

Casi paso de largo porque la puerta del colegio mayor estaba ya cerrada, pero Encarna Jiménez Losantos, de Comunicación y Desarrollo del IVAM, salía en ese momento por la puerta, así que fui introducido de su providencial mano al peculiar mundo de este colectivo de lo que fuera La Movida pictórica de Valencia y que sigue dando guerra.

Allí estaba la nueva secretaria de Cultura de la Ejecutiva Comarcal del PSPV-PSOE, Maite Ibáñez, que sigue vinculada a la Universidad lo que le permite tener los pies en la tierra y muchísimo trabajo. También estaban Jesús Terrés, especialista en modos de vida, mujeres fatales y gastronomía, bloguero y reputado escritor en las revistas GQ, Condé Nast Traveler y Vanity FairVicente Morea, Toni Picazo y muchos artistas que de una manera u otra han colaborado en algún momento con el grupo Cazadoras.

Los participantes en la exposición fueron los componentes de este colectivo políticamente antianimalista y de provocación cinegética, y pude saludar a alguno de ellos: Ximo Amigó, Enrique CarrazoniAntonio Girbés, Jarr, Pepe Morea, Guillermo Peiró Roggen, Manolo Rey-Fueyo, y Joan Verdú con el recuerdo siempre en la memoria de los desaparecidos Evaristo Navarro y Carlos Pérez. Muy poco postureo entre personas que buscaron una forma lúdica de transgredir la moral conservadora y las convenciones más reaccionarias de aquellos años.

Muy cerca de allí se escuchaba el bullicio del espacio IDEO de Intramurs y uno se pregunta si, con tanta oferta de cava, de cerveza (porque también Alhambra presentaba en el palacio de Maferit su recorrido “Escaparates por descubrir”) de vinos, de fiestas, de performances y de happenings de arte, quedará alguien sobrio en esta ciudad para las fiestas de Halloween.

Acabamos Joan Verdú (cuyos cuadros tapizan las paredes del restaurante de Joaquín Smith) la esposa de Joan, CarmenManuel Rey-Fueyo y Encarna Jiménez en la terraza del café Sant Jaume. Debatimos sobre Sorolla contra Pinazo, sobre los “ismos” y el peligro del arte, ya que el texto de introducción de Encarna de esta expo lleva el título de “Cazado al vuelo” y empieza diciendo ni más ni menos que “la belleza tiene peligro”.

Lo que tiene peligro es salir con artistas de los ochenta porque tienen miles de anécdotas y son de la opinión de que “divertirse es muy serio”. Seguimos hablando sobre el arte y sus consecuencias y creo que acabé algo perjudicado porque, aunque me encantaría recordar el resto de la velada, sólo me vienen a la mente imágenes borrosas de Manolo Rodríguez de la tienda vintage Kenny Velon y la siempre nocturna y encantadora Carol Mc Closkey sonriendo bajo la luz de la luna llena. Como dice la tradición de la noche de brujas: la gente se disfraza para que los muertos no sepan que están vivos, y yo estas últimas noches he acabado realmente muerto.

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