VALENCIA. Las universidades están llenas de investigaciones que a ojos de los científicos son revolucionarias pero en algunas ocasiones no saben como comercializarla o ninguna empresa con potencial se ha mojado para aterrizar una tecnología que puede acabar con muchos quebraderos de cabeza. Sin embargo, esto no fue lo que le pasó a la joven compañía alicantina Olax 22, quien buscaba la fórmula para explotar una patente que elimina la tinta del plástico.
"Antes de este proceso el plástico con tinta se reciclaba con una máquina, pero la tinta se degradaba y quedaba un plástico de color negro, el de las bolsas de basura", explica Andrés Fullana, investigador del Departamento de Ingeniería Química de la UA. "Pero con este nuevo proceso, ese plástico reciclado ya se puede utilizar para usos en el que sea transparente o blanco, como las bolsas del supermercado, lo que reduce el precio al ser plástico reciclado". Y no solo eso. También es posible limpiar el agua, con lo cual no produce residuos contaminantes.
Fullana asegura que ha sido difícil comercializarlo. ¿Pero cómo lo han hecho? "Cuando es algo nuevo la gente no se lo cree a la primera. Si eres un reciclador, tú vas a comprar la tecnología que está funcionando porque es muy difícil arriesgarse". Pero además necesitaban montar una planta para demostrar que funcionaba. "Empezamos a buscar inversión para industrializar el proceso del que teníamos patente española", explica Agustín Lozano, director general de Cadel Deinking, empresa que explota esta patente.
"En 2012 fuimos al foro del MIT en Valencia, donde hay encuentros con business angels que quieran reunirse con emprendedores y empresas tecnológicas, y presenté el proyecto a varios, de donde surgió nuestra relación con la multinacional Sener". Empezaron las negociaciones para hacer una inversión en una planta de destintado, Sener capitalizó Cadel Deinking, aunque luego vendió su participación, y en marzo de este año tenían terminada la construcción de la planta piloto en San Vicente del Raspeig (Alicante).
Mientras, extendían la patente por numerosos países como Brasil, Chile, Marruecos, México, Rusia, USA, Vietnam, Indonesia, Japón, Sudáfrica, Corea del Sur, Colombia, Perú, Argentina, India, China, Australia, Emiratos Árabes Unidos o Canadá. A partir de ahí, la finalidad de Carel Deinking es licenciar esta tecnología y replicar su planta en el resto del mundo. "La de Alicante es una demostración en la que nosotros trabajamos para un cliente. Ellos nos mandan materiales, nosotros los procesamos y se los devolvemos al cliente con la tinta eliminada. A partir de ahí negociamos el construir nuevas plantas", explica Lozano.La filosofía de la tecnología es lograr que un plástico que tiene mala reciclabilidad porque se utiliza para aplicaciones de bajo valor añadido se utilice para aplicaciones con más valor añadido. "Le damos a este proceso de reciclado un nuevo valor añadido y podemos alcanzar aplicaciones que solo se conseguían con plástico virgen, lo que también permite reducir la huella del carbono al consumirse menos petróleo".