La Jornada de Puertas Abiertas del Centro de Experiencias de Paiporta acoge la presentaciónde 200 nuevas variedades hortofrutícolas
VALÈNCIA. El papel que los bioestimulantes van a desempeñar en los próximos años en la consecución de una agricultura más saludable, competitiva y sostenible ha centrado la Jornada de Puertas Abiertas celebrada hoy en el Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta. Los asistentes al evento han podido conocer las más de 200 variedades de frutas y hortalizas en las que están trabajando los técnicos del Centro, visitar la finca e interesarse por los proyectos y experiencias que están en marcha, en colaboración con empresas e instituciones del sector agroalimentario.
A la Jornada han acudido más de 250 personas, en su mayoría técnicos y socios de cooperativas agrarias y empresas agroalimentarias, representantes de colegios profesionales y miembros de la comunidad universitaria, que han podido conocer de primera mano los resultados que se están obteniendo para contribuir al desarrollo y modernización del sector.
Esta actividad de transferencia de conocimiento ha contado con la presencia del director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García Torrente, y del presidente de la Fundación Cajamar Comunidad Valenciana, Santos Fernández.
El uso y aplicación de los bioestimulantes en agricultura ha centrado las ponencias de los expertos invitados a la Jornada de Puertas Abiertas, quienes han coincidido en que una correcta utilización de alguna de sus aplicaciones, como son los microorganismos (mayoritariamente bacterias) permite mejorar la absorción de fertilizantes, además de proteger a las raíces del ataque de fitopatógenos.
Los bioestimulantes son sustancias bioactivas que actúan sobre la fisiología de la planta de diferentes formas y por diferentes vías que en determinadas condiciones puede mejorar el vigor del cultivo, el rendimiento y calidad de la cosecha.
El sector agroalimentario registra un interés creciente en el uso de las innovaciones tecnológicas que favorezcan un uso sostenible de los recursos naturales. Es necesaria la búsqueda de estrategias que reduzcan y optimicen el uso de los recursos escasos como el agua, para asegurar el rendimiento y la competitividad de las empresas, sin deterioro de la fertilidad del suelo.
Los bioestimulantes podrían jugar un papel clave en el desarrollo de técnicas con menores usos de plaguicidas de síntesis químico. Una alternativa que cada vez es más valorada por una sociedad concienciada en favor de una agricultura sostenible.
Los asistentes han podido visitar la exposición de las distintas colecciones de variedades de sandía, pimiento, tomate, berenjena, melón, calabaza, cebolla, repollo y col en las que se está trabajando. En el caso del tomate se está buscando potenciar el sabor, tal y como demandan los consumidores, sobre todo en tomate grueso, valenciano y de pera.
Otra línea de producto en que se está investigando son las plantas aromáticas y condimentarias, como orégano, tomillo, romero, perejil, menta, hierbabuena, albahaca, cilantro o eneldo. Los trabajos se están realizando sobre 29 variedades, desarrollados sobre diferentes técnicas de cultivo, como los hidropónicos. Este tipo de plantas tiene una demanda creciente en el mercado.
En el caso del cultivo de sandía, se está trabajando con plásticos de acolchado biodegradables, que permitirán evitar la posible contaminación por malas prácticas agrarias, en las que no se hace una gestión adecuada de los plásticos. Los acolchados opacos permiten reducir el uso de agua en agricultura, mejoran la gestión de malas hierbas y, en general, de la estructura del suelo.
Toda esta labor investigadora desarrollada por Cajamar se traslada al sector con actividades de transferencia de conocimiento en las que se incluyen tanto formación como asesoramiento técnico. En los primeros seis meses de este año se han impartido 59 jornadas formativas, a las que han asistido más de 5.000 participantes de diferentes ámbitos (técnicos, productores, asociaciones y centros de investigación vinculados al sector agroalimentario).
Otro proyecto en el que está trabajando Cajamar es Brioprim, cuyo objetivo principal es la búsqueda de principios bioactivos con capacidades bioestimulantes y nematicidas para obtener una gama de productos de origen natural más sostenible medioambientalmente.
Además, se sigue avanzando en las líneas de investigación del proyecto TomGem, enfocado en la mejora de los cultivos en condiciones de alta temperatura. Ya se han seleccionado las líneas de tomate que aguantan mejor el calor, y se ha iniciado el proceso de mejora genética, para detectar qué genes son los que hacen que se soporten mejor las temperaturas elevadas.
Cajamar también participa en el proyecto GOInnoland, que trabaja en mecanismos de innovación social basados en la gestión común de tierras frente al problema de abandono y mejorando la competitividad de las entidades asociativas. Esta iniciativa pretende recuperar y modernizar parte de las explotaciones agrarias abandonadas en la Comunitat Valenciana, llevando a cabo, en la medida de lo posible, la reconversión varietal de las mismas y adaptando sus calendarios de cosecha a las necesidades de comercialización.
Así mismo, colabora en el Grupo Operativo GOCitrus, que tiene como objetivo generar marcadores moleculares que ayuden a la identificación y gestión varietal que servirá de germen para en el futuro crear una unidad de conocimiento en torno a las nuevas tecnologías de la genómica. En este sentido, se trabajará en el desarrollo de una aplicación informática que ayudará a la toma de decisiones al sector productor en la elección varietal, considerando sus características particulares de cultivo y facilitando una información objetiva y adecuada.
Un grupo operativo iniciado recientemente es Huerta 4.0, con el que se pretenden estudiar estructuras de invernaderos para el cultivo de hortalizas locales con un cierto valor, adaptadas a las condiciones climáticas en zonas de interior de la península. Para ello se implementarán tecnologías 4.0 para la mejora de la sostenibilidad y eficiencia energética, así como su integración en la economía circular, intentando reducir el despoblamiento de dichas zonas.
Otro proyecto interesante desarrollado este año aborda la implantación de cubiertas vegetales en el cultivo de frutales que está dando muy buenos resultados para potenciar el control biológico por conservación, la mejora del suelo y la biodiversidad. Igualmente, se están realizando trabajos sobre nutrición y salud que confirman que la elección de determinadas especies y variedades, así como el manejo de los cultivos, está permitiendo obtener frutas y hortalizas con mayor contenido en componentes beneficiosos para la salud.