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junto a Kevin Castellano y Edu Hirschfeld

‘Capitanes’: una mirada a la homofobia en el deporte rey

23/06/2024 - 

VALÈNCIA. Para ser un buen capitán de equipo de fútbol hace falta pasión, creatividad y una gran capacidad de liderazgo. También es conveniente saber decir las palabras exactas en el momento adecuado, enfocar la mirada al campo y ser capaz de jugar con cada situación. La vida privada no debe jugar un rol clave en el campo, aun así, la gente se empeña en que es un factor a tener en cuenta. Ahora bien, ¿por qué en el fútbol masculino se intenta negar la existencia de futbolistas homosexuales? Esta es la pregunta que se plantean los directores Kevin Castellano y Edu Hirschfeld quienes dentro del marco del festival Cinema Jove estrenan hoy su cortometraje Capitanes, en el que se adentran en los vestuarios de un equipo de fútbol masculino para descubrir la historia de odio y pasión entre dos capitanes de equipo.

Sirviéndose de todo tipo de elementos de la cultura valenciana y con la España “castiza” como telón de fondo, ambos directores logran descubrir los entresijos de este equipo de fútbol que se juega más por su futuro fuera que dentro de campo. Junto a los actores Jorge Silvestre y Héctor Juezas dan vida a la historia de dos capitanes que pierden el partido, pero tienen otra victoria: romper el silencio de los futbolistas homosexuales, y con ello dar luz a una de las verdades más dolorosas del deporte masculino, que para Hirschfeld no es más que la voluntad de ser uno mismo, algo que se debe celebrar más que denunciar: “Queremos que parezca como una celebración, la de ser uno mismo. Escribimos sobre una verdad y le damos una nueva lectura transformándola en una historia universal”.

Para ello, a lo largo del cortometraje, hacen algunas comparativas entre el universo del “toreo” y el del fútbol, poniendo así a examen los modelos de masculinidad que según Castellano se juegan en esta historia: “Empleamos la estética torera para hablar del modelo anterior de virilidad, que parece haber evolucionado a los futbolistas y a su figura del héroe y de la masculinidad”, añade uno de los directores. Junto con esto se sirven de varios recursos valencianos, como es la aparición de una banda de música en el entretiempo del partido, para ubicar al espectador dentro de la crítica: “Hay una gran brecha entre la realidad social de España, que está muy avanzada, y el fútbol que se queda atrás y parece un mundo paralelo -explica Hirschfeld- parece que entras al vestuario o al campo y no existe nada más. Es un mundo en el que hace falta crear una revolución”. 

Con ello generan un corto “expresivo más que de denuncia” en el que el amor se convierte en una celebración y con el que, tal y como lo explica Castellano, se busca la aceptación antes que la provocación. Para ello sitúan a un mismo equipo sobre el césped y dentro de los escenarios, y enfrentan a los jugadores a una situación muy concreta entre sus dos capitanes. Los jugadores, atónitos, acaban convergiendo en el relato de los capitanes y se meten “todos en el mismo saco” generando una imagen visual que bien parece una llegada a los cielos. 

Llegados a este escenario, Hirschfeld se inspira en obras como La balsa de la Medusa -de Théodore Géricault- para crear su propia estética en la que todo se conecta: “Esta conexión exagerada hace que todo parezca un sueño, que se genere un escenario en el que sucede algo que ni se imaginan. Es en el vestuario cuando conoces su historia real y donde generamos un escenario ideal en el que todo el mundo puede ser donde quiera”.

De puertas para adentro, Castellano mantiene que desde la iluminación hasta la interpretación, pasando por el tratamiento sonoro y el uso de la cámara lenta, pueden generar “su propio contexto” en el que trabajan con la química y la pasión a partes iguales. Fundiendo a los capitanes en un beso juegan también con ese escenario en el que todo es posible y en el que desde las gradas nadie tendría que plantearse la vida privada de los que juegan. De banda sonora suena Gallito, un pasodoble que se suele tocar entre partidos en la Comunitat Valenciana, un himno que ahora arropa a dos capitanes que solo están siendo ellos mismos y cuyo desempeño sobre el campo no depende de ello. 

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