VALÈNCIA. Este jueves 21 de diciembre se celebran las elecciones autonómicas en Cataluña convocadas tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución impulsado por Mariano Rajoy después del desafío soberanista pilotado por Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y, en definitiva, las fuerzas políticas bajo el paraguas de JuntsxSí. Resulta evidente que el proceso independentista ha colapsado en los últimos meses con especial intensidad la agenda política española: una circunstancia que, en no pocas ocasiones, ha servido como excusa al Gobierno que lidera Mariano Rajoy para evitar afrontar importantes cuestiones como es el caso de la reforma de la financiación autonómica, vital para la Comunitat Valenciana.
Así, en vísperas de la cita electoral, las aspiraciones del Consell liderado por PSPV y Compromís coinciden en la esperanza y deseo de que estos comicios sirvan para que se rompa el bucle en el que Cataluña está instalada y permita también el avance de otras cuestiones estatales ahora en fase de congelación. De esta manera, tanto desde el entorno del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como de la 'número dos' del Ejecutivo, Mónica Oltra, se espera que el resultado del 21D arroje un desbloqueo de la situación y aporte "estabilidad" para progresar en los asuntos paralizados por el Gobierno central y que afectan a los valencianos.
No obstante, esa "estabilidad" que se reclama desde ambas patas del Consell posee matices propios según quien haga uso de la palabra. En este caso, el presidente de la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig, tiene una posición algo más sencilla: siempre ha mantenido una relación cordial con el candidato del PSC, Miquel Iceta, que ha intensificado en las últimas meses con la proximidad electoral. Además, el dirigente catalán defendió en público -e introdujo en la agenda nacional- la propuesta de afrontar una quita de la deuda histórica -los socialistas valencianos prefieren el término compensación- a Cataluña que se extendiera a las autonomías que vienen sufriendo en los últimos años la infrafinanciación propia de los fallos del actual sistema.
Con estos mimbres, es evidente que Puig viene respaldando -incluso ha participado en campaña- la candidatura de Iceta. Pese a que los sondeos presentan una mejora para el PSC, se antoja complicado que el aspirante socialista pueda convertirse en el máximo representante de las fuerzas constitucionalistas, un papel que las encuestas atribuyen a la candidata de Ciudadanos, Inés Arrimadas.
En cualquier caso, puede decirse que el líder del PSPV tiene, en este caso, un posicionamiento cómodo al ser plenamente coincidente en el federalismo que reivindica Iceta y en el que se sitúa Puig desde hace años. En cuanto a las combinaciones si el PSC no consigue un resultado que le permita ser el protagonista de una nueva etapa, las fuentes consultadas por este diario apuntan al deseo de que se puedan alcanzar consensos entre las fuerzas constitucionalistas que eviten dar alas de nuevo a las fuerzas independentistas.
Bien es cierto que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, viene poniendo sobre la mesa la posibilidad de un tripartito formado por ERC, PSC y los comunes de Xavier Domènech y Ada Colau. Una opción de la que, no obstante, se ha desmarcado Iceta en los últimos días y que se antoja complicada dado que la formación socialista quiere eliminar cualquier atisbo de unilateralidad y conseguir un regreso de Cataluña a la mesa de negociación territorial. Una circunstancia que ahora mismo parece difícil para ERC dada la inflamación de sus bases durante el procés.
Por otro lado, también se desea estabilidad en Cataluña por parte de Compromís, la otra pata del Gobierno valenciano. No obstante, la situación en este caso es más compleja: mientras que varios referentes del Bloc se han mostrado claramente favorables al derecho a decidir e incluso han mostrado su simpatía por las fuerzas independentistas, desde Iniciativa, la parte de la coalición liderada por Mónica Oltra, han mostrado más prudencia y repartido críticas entre el gobierno de Mariano Rajoy y el de Carles Puigdemont.
En esta línea, fuentes próximas a la vicepresidenta también abogaron por un gobierno "estable" que "abandone la unilateralidad" pero, al mismo tiempo, ofrezca "respuesta a la reclamación de los catalanes de decidir y con capacidad de interlocutar con el Gobierno central, que por su parte debe abandonar la posición centralista".
Unas complejas condiciones que se asemejan en cierta manera a las reivindicaciones que esgrimen desde Catalunya en Comú liderado por Xavier Domènech y Ada Colau, a quienes Oltra apoyó en las campañas de las generales y sobre quienes, no obstante, ha tomado cierta distancia tras el recrudecimiento del proceso independentista.
Ahora bien, pese a estos deseos, se ha evidenciado en los últimos meses la incomodidad de Compromís con la situación en Cataluña. De hecho, la propia Oltra en una entrevista en Valencia Plaza admitió estar "muy harta del tema" por lo que, al margen de las soluciones pretendidas, se intuye que la prioridad para los dos partidos que controlan el Gobierno valenciano es que los comicios del 21D ofrezcan una solución que rompa el círculo vicioso que salpica al resto de autonomías.