Castellón Plaza

el alto palancia custodia desde hace 25 años su legado

Max Aub pasó por Castellón y se quedó para siempre

  • Foto: KIKE TABERNER

CASTELLÓ. De todos los lugares por los que pasó Max Aub a lo largo de su vida, es Segorbe donde reside su memoria. Este pueblo de Castellón custodia desde hace más de veinte años la biblioteca, hemeroteca y archivo personal del escritor. Aquí está establecida la Fundación Max Aub, una entidad que tiene como único fin conseguir que su obra siga siendo recordada y también reconocida. Por eso mismo, anunciaban hace apenas una semana sus responsables que para el año que viene se vivirá en la localidad una doble conmemoración: los 50 años del fallecimiento del escritor, pero también el 25 aniversario de la entidad. Un sin fin de actos que tendrán como punto central un congreso. Del 1 de julio de 2022 al 1 de julio de 2023 no faltarán conferencias, exposiciones y todo tipo de encuentros culturales.

Sin embargo, antes de que todo esto llegue, hace falta responder a una pregunta que seguramente se hagan muchos lectores: ¿Por qué se encuentra el legado de Max Aub en Segorbe? Es bien conocida la profunda relación que hubo entre el escritor y València. Aunque nació en París, el escritor llegó a València cuando apenas era un adolescente y aquí empezó a desenvolver su pasión por la escritura. Fundó, además, el grupo teatral El Búho y compartió más de un café con otros escritores valencianos como Juan Gil-Albert o Juan Chabás. Max Aub, que se exilió durante tres décadas a México, tras la Guerra Civil Española, se sentía profundamente valenciano. Así lo hizo saber en más de una ocasión. Decía el mismo, que uno es y pertenece a la tierra donde hizo el bachillerato y él lo hizo en el Instituto Luis Vives de València. 

No obstante, su vínculo con Castellón llega por sus escapadas vacacionales. Aunque no estaba la figura de Max Aub vinculada, en sus orígenes, con el municipio de Segorbe, sí lo estuvo con el Alto Palancia. Veraneaba el escritor en Viber - a once kilómetros de Segorbe- y es precisamente aquí donde inicia la trayectoria histórica y literaria de su Laberinto Mágico. 'Campo cerrado' comienza con el capítulo titulado "Viver de las Aguas", cuya narración lleva, en un momento dado, al lector hasta el mercado de Segorbe. 

"Primeros de septiembre y el aire frío bajando por el Ragudo; más arriba las estrellas del monte, tachas del viento. […] Mil quinientas almas y la Raya de Aragón. Hacia abajo, caídos hacia la mar, por Jérica y Segorbe, los pueblos de Valencia; cuesta arriba, por Sarrión, el áspero, desnudo camino de Teruel.

[…] Hacia el sur, por el abra de Jérica, se descubren lejanías azules y verdes; hacia los nortes sólo se encuentran carrascas, jarales, tierra de nieve: lo uno horizonte, lo otro monte."

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