VALÈNCIA. La presidenta de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Mar Chao, decidió nada más llegar al cargo, hace ahora un año, que en su sueldo público no iba incluida la obligación de responder sobre su gestión ante los medios de comunicación. Por ello, eliminó las habituales ruedas de prensa tras los consejos de administración de la sociedad pública que preside, en los que se toman decisiones muy relevantes para las empresas valencianas y los vecinos de la ciudad.
Sin ir más lejos, este jueves el consejo de administración aprobó la adjudicación de la terminal norte del Puerto de Valencia al grupo MSC, la de los amarres de La Marina a dos empresas baleares y la de la antigua base de Iberdrola al CEO de Sesame. Tres decisiones de calado por las que Chao no consideró necesario comparecer -ni que lo hiciera el director general de la APV, Enrique Belda-, aunque tuvo el detalle de avisar la tarde anterior de que había consejo y de que se informaría de todo mediante notas de prensa.
Quien sí fue consciente de la envergadura de las decisiones fue María José Catalá, vocal del consejo de la APV, quien, ante el silencio de Chao, decidió atender a los periodistas y contestar a sus preguntar tras la reunión. No es la primera vez que la alcaldesa de València ejerce de portavoz oficiosa del Puerto.
El perfil bajísimo que ha impuesto Chao incluye, además de no comparecer en ruedas de prensa, la no concesión de entrevistas. Con ello evita preguntas incómodas y tener que dar explicaciones sobre su gestión, que, igual que sus formas, empieza a ser cuestionada entre el empresariado valenciano.