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Chillida, pionera en la seguridad sostenible en la industria alimentaria

14/11/2019 - 

VALÈNCIA. El desperdicio de alimentos incide en el medio ambiente, en el uso de la tierra, en los problemas de escasez de agua y en las emisiones de efecto invernadero. El proceso que el alimento recorre desde la recogida de la cosecha o la captura hasta llegar al consumidor a través del minorista forma parte de la llamada cadena del suministro. Y en esa cadena de suministro las ineficiencias suponen un coste que no nos podemos permitir. Que en una fábrica no se trabaje con instalaciones adecuadas de frío y se estropee el género; que las instalaciones no garanticen óptimas temperaturas para mantener el alimento, o que no se asegure la temperatura para su conservación hace que en el mundo se pierda un 13,8% de los alimentos por ineficacias en la cadena del suministro. Económicamente, su valor puede suponer unos 360.000 millones de euros, según el último informe del Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación publicado por la ONU.

El desafío actual para la industria alimentaria es saber qué se pierde, dónde y por qué e implementar las medidas para garantizar la cadena de valor del producto. Y es en este punto donde interviene Chillida. Chillida es una empresa valenciana pionera en garantizar en España la cadena de frío en la industria alimentaria. «Nuestro asesoramiento permite conocer estos datos y saber dónde y cómo enfocar las acciones para despejar los principales problemas de la cadena productiva. Y así garantizar la salud al consumidor y el respeto al planeta», explica Antonio Ávila, director general de Grupo Chillida.

Para Chillida es imprescindible garantizar la confianza entre la empresa y el consumidor. «La seguridad alimentaria es un aspecto clave por su relación directa con la salud y el bienestar de las personas». Por ello están liderando la prevención y la eliminación de riesgos en la salud en toda la cadena alimentaria asegurando el control y mantenimiento del frío.

En ese sentido la firma valenciana dispone de tecnología propia «que nos ha apuntalado como empresa líder en este sector del mercado», asegura Ávila. Esa tecnología está basada en el blockchain, que actúa como una tecnología de registros «potencialmente transformadora». Para ello, los datos son almacenados y gestionados por servidores con su propio software de eficiencia y que se puede configurar «a medida» para cualquier tipo de negocio. «Lo que conseguimos es que ningún elemento de consumo se quede sin control inteligente, porque en el caso de dejarlo en manos humanas puede haber errores». Además, realizan un análisis de los consumos y trabajan con el cliente sobre su consumo eléctrico «para que nuestra aportación de seguridad a la industria sea inteligente y responsable y, en consecuencia, a buenas prácticas de sostenibilidad y desarrollo».

Según señala Antonio Ávila, las deficiencias en seguridad alimentaria suponen una pérdida insoportable de energía, recursos y esfuerzo. En el último informe sobre cambio climático y tierra de la ONU, se indica que la pérdida y el desperdicio de alimentos son responsables de entre el 8% y el 10% de todas las emisiones de efecto invernadero que genera el ser humano. «Unas cifras que requieren de un compromiso global. Y lo más grave, los productos no cumplen su misión: alimentar. Garantizar la seguridad alimentaria es fundamental, tanto para reducir las pérdidas como para el impacto en el medio ambiente o la economía. Y una responsabilidad social», apunta.

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