VALÈNCIA. (EFE/Loli Benlloch) Las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo presentan varias incógnitas en la Comunitat Valenciana que las urnas se encargarán de resolver en menos de dos meses: desde la más obvia -el resultado- a otras muy singulares de esta doble cita electoral.
Nada está escrito sobre cuál será el resultado de estas elecciones, aunque en el caso de las autonómicas parece claro que ningún partido en solitario tendrá mayoría absoluta en Les Corts y que, o bien gobernará la izquierda por tercera legislatura consecutiva, o habrá cambio de ciclo y pasará a hacerlo la derecha.
Hace cuatro años, la diferencia entre los dos bloques ideológicos fue de solo 42.123 papeletas. En estas elecciones, podría ser aún más ajustada y reducir la horquilla de escaños, que en la última legislatura ha sido de cinco: 52 el Botànic (PSPV, Compromís y Unides Podem) y 47 la derecha (PP, Ciudadanos y Vox).
Con un empate técnico entre ambos bloques al inicio de la partida electoral, y pese a las declaraciones de dirigentes del PSPV y del PP de que aspiran gobernar en solitario, el reto es poder sumar al menos 50 escaños, la cifra que representa la mayoría absoluta en Les Corts.
En la izquierda, se está pendiente de que Podemos, que finalmente reeditará la coalición con Esquerra Unida, llegue al 5 % de votos que garantiza la entrada en Les Corts, y de cómo puede influir el proyecto Sumar de Yolanda Díaz. En la derecha, dado que se da por segura la desaparición de Ciudadanos, PP y Vox estarían condenados a entenderse.
Una de las singularidades de estas elecciones autonómicas en las que, según los análisis demoscópicos, se parte de un empate técnico es que el último escaño de cada una de las tres provincias de la Comunitat será crucial para determinar el resultado global, pues un puñado de votos puede hacer que cambie el titular de un escaño y decantar la balanza hacia uno u otro bloque.
Solo hay que ver los datos de los 'restos' de 2019: en Alicante, el PP se quedó a 3.643 votos de lograr el último escaño (que fue para el PSPV), en Valencia estuvo a 1.397 papeletas de lograr el último (también del PSPV) y en Castellón le faltaron 390 votos (que fue a Compromís). Si esos tres diputados hubieran ido al PP, la derecha habría sumado 50 escaños, la mayoría absoluta.
De los 99 parlamentarios del hemiciclo valenciano, la provincia que más diputados elige es Valencia, con 40 -una de las claves que explica que en esta ocasión, a diferencia de las dos anteriores, el president de la Generalitat y candidato a la reelección por el PSPV, Ximo Puig, haya optado por encabezar la lista de esta circunscripción-, seguida de Alicante (35) y de Castellón (24).
El último domingo de mayo, la ciudadanía encontrará dos urnas cuando acuda a los colegios electorales: una para elegir a su alcalde o alcaldesa de los próximos cuatro años, y otra en la que se determinará quién será el president de la Generalitat, igual que ocurrió hace ocho años pero no hace cuatro, cuando coincidieron elecciones autonómicas y generales.
La cuestión es que el voto para la alcaldía parece que se hace más en clave de persona que de siglas, y en el autonómico arrastran las siglas del partido, lo que conlleva que no siempre las dos papeletas sean del mismo partido y deja desfases en el porcentaje de apoyos cuando se hace el recuento de cada urna.
Con el partido en plena desintegración, Ciudadanos llega a estas elecciones con unas proyecciones electorales que auguran su desaparición de Les Corts y una presencia testimonial en el ámbito municipal, lo que hará que tanto el PP -el partido de donde salieron muchos de los militantes naranjas- como el PSPV-PSOE se disputen al votante del centro político.
Los 470.676 votos que Ciudadanos obtuvo en las elecciones autonómicas de 2019 y que se tradujeron en 18 escaños en Les Corts, o los 248.823 que reunió en las municipales de hace cuatro años, se ven ahora de forma golosa por los dos grandes partidos, que esperan pescar en ese caladero a través de guiños e incluso fichajes de personas de la formación naranja.
Muchos ojos de toda España están puestos en la Comunitat Valenciana, al considerar que el abierto escenario actual puede traducirse en un vuelco electoral tras dos legislaturas de gobierno de la izquierda, pero también en una ciudad: València, donde junto a Barcelona y Sevilla se estima que puede haber cambio de gobierno.
València es por tanto una de las 'joyas de la corona' en estas elecciones municipales, en la que se van a volcar los grandes partidos: el PP con el objetivo de recuperar el gobierno de la tercera ciudad de España en la que Rita Barberá estuvo al frente 24 años, y el PSPV-PSOE para dar el sorpaso a Compromís y poder levantar la vara de mando. E