VALÈNCIA. El director de cine y cineasta Daniel Guzmán ha asegurado que "alguien con traje puede hacer mucho más daño con una decisión política" que el que puede hacer otra persona que, por necesidad y por sus circunstancias socioeconómicas, decide robar: "Me gusta ver qué hay antes del delito, cuál es la necesidad de esa persona para cometer ese delito porque eso, no es que me haga justificarlo, me hace humanizar las necesidades de las personas", ha sostenido.
Qué pasaría si mientras esperas a que tu abuela reciba un tratamiento en el ambulatorio decides robar un desfibrilador para conseguir dinero que te ayude a pagar una deuda y evitar un desahucio. Qué pasaría si esa decisión tuviera un efecto negativo en la vida de otra persona.
Estas son algunas de las cuestiones que Daniel Guzmán se planteó mientras hacía compañía a su abuela cuando acudía al hospital a tratarse de una patología respiratoria. A partir de ese momento, dejó volar su imaginación e ideó una historia atravesada por la culpa, lo moralmente justo y por un drama social que daría lugar a La deuda, su nuevo largometraje que verá la luz en las salas de cine el próximo 17 de octubre.
Durante una conversación con Europa Press, antes de un coloquio en los Cines Lys de València, el director ha explicado que, frente a este planteamiento inicial de la historia, pensó que el detonante tenía que ser algo social como "la pérdida de una vivienda por la adquisición de un fondo de inversión y por ese proceso de gentrificación de las ciudades que está apartando a las gentes de sus raíces, de sus referencias, de su arraigo, de su entorno".
En este sentido, Guzmán ha confesado que el guion de la cinta le salió de una manera "bastante ágil y orgánica" y fue dándole una estructura de "thriller", aunque confiesa que es un género que "no" le gusta consumir.
"Al final convertí la película en la deuda emocional y económica de un tipo, en una huida hacia adelante por pedir perdón y por conseguir el dinero para salvar la vivienda de una persona que está en situación de vulnerabilidad", ha subrayado.
"Perder una vivienda es más doloso"
Sobre la doble moral de, por un lado, robar un aparato que puede ser vital para otra persona y, por otro, que un banco desahucie a una persona en situación de vulnerabilidad, el productor ha asegurado que los bancos "pueden hacer más daño que una sustracción".
"Tú ahora mismo vas por la calle y alguien sustrae una cartera y toda la sociedad lo mata, pero, en cambio, el tema de los bancos, el tema de perder una vivienda por un alquiler que tú tienes, al final, eso es más doloso", ha apuntado.
En este sentido, ha indicado que le gusta ver "qué hay antes del delito, cuál es la necesidad de esa persona para cometer ese delito" porque eso, no es que le haga "justificarlo", le hace "humanizar las necesidades de las personas" ya que considera que "alguien con traje puede hacer mucho más daño con una decisión política". "Por ejemplo, no darle las vacunas a la gente con hepatitis. Pues no firmar eso, desde Sanidad, te mata a 100.000 personas", ha señalado.
Para el director, que este año celebra diez años de su debut con la premiada 'A cambio de nada', tanto la culpa como el problema de la vivienda tienen un efecto igual en las personas: "Nos bloquea, nos castra, no nos deja ir hacia adelante, tampoco nos deja desarrollarnos", ha sostenido.
En esta línea, ha argumentado que el tema de la vivienda "no nos deja desarrollarnos como personas porque no podemos vivir". "Si no estás en pareja, no puedes vivir solo porque no puedes acceder a un alquiler o a una hipoteca. Te obligan, o a vivir fuera de donde tú quieras vivir, o a vivir con otras personas. Hay un porcentaje como de un sesenta y tanto por ciento de gente joven que nunca va a poder vivir sola", ha señalado.
En toda esta ecuación también tiene una gran importancia el papel de nuestros mayores, un colectivo al que el cineasta siempre ha prestado mucha atención en su filmografía y con el que ha trabajado en todas sus cintas.
"Las personas mayores nos pueden enseñar mucho"
Para esta película, Daniel Guzmán ha contado con Rosario García (Charo) una actriz no profesional de 92 años de edad con quien coprotagoniza el film. En palabras del actor, su cine trata de reivindicar que las personas mayores "todavía están para hacer muchas cosas, que necesitan ser escuchadas" y que "nos pueden enseñar mucho".
Tanto es así que, tal y como ha señalado, en su equipo hay una parte que está compuesta por personas mayores de 65 años porque "dotan de una experiencia, de un sentido común, de una humanidad y de un humor al rodaje, que es parte de la vida". "Si a partir de los 25 ya eres viejo, ya no accedes al mercado laboral igual, pues imagínate a partir de 80. Pero es que hay gente con 80, 90 y 95 años que todavía necesita ser escuchada y que todavía tiene mucho que enseñarnos", ha incidido.
Por otra parte, preguntado por la cancelación de este domingo de la última etapa de la Vuelta Ciclista en Madrid por las protestas palestinas y de la necesidad de dar voz a estas cuestiones, Guzmán ha sostenido que "es tan sumamente duro, trágico y cruel el genocidio que se está llevando a cabo con la impunidad y, sobre todo, con la mirada hacia otro lado de todos los gobiernos y de una parte de los grandes medios de comunicación, que ya se empieza a ver una impotencia y una rabia que la gente necesita un altavoz y lo hace en competiciones deportivas o a través de sus trabajos, en nuestro caso, o a través de situaciones donde haya un medio de comunicación o un altavoz para intentar parar esto".
"Lo trágico no es que se pare la Vuelta Ciclista a España, lo trágico es que llevan 18.500 niños asesinados y 60.000 personas civiles asesinados donde no hay una guerra, es un exterminio", ha remarcado el director y ha añadido: "Ya está bien".
"La gente tiene todo el derecho del mundo a expresarse, a manifestarte y a utilizar los medios de comunicación para expresar su absoluto rechazo a lo que está pasando porque sino seremos cómplices de las muertes", ha concluido.