Cine

El Telón Bizarro de La Rambleta recuerda ‘El tiempo de los gitanos’ de Kusturica

Con la actuación del dúo balcánico Vedra Ponte, y el artista invitado para esta ocasión, Gilbertástico

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VALÈNCIA. El director finlandés, Aki Kaurismaki, contaba que hacía películas cada vez que se le agotaba el dinero para comprar bebida. Y su cine nunca ha sido del todo ebrio. Emir Kusturica afirma que por no ser delincuente, por no acabar como todos sus compañeros de infancia en Sarajevo. De todos modos, se dedicó al contrabando de vinilos para financiar su primer cortometraje, Guernica (1978), en la época que estudiaba en la escuela de cine de Praga. Para Kusturica el hecho de haber crecido en un territorio parecido a un barranco, siempre rodeado de gitanos, no marcó solo el contenido de su filmografía sino también un modus operandi nada normativo que pasa por no respetar horarios ni fechas ni presupuestos durante el rodaje, filmar a lo grande, sin escatimar en gastos.

Con su homenaje y pase de El tiempo de los gitanos (1988), Telón Bizarro invita al público a que el jueves 8 de mayo viaje a esa época en que la excentricidad folclórica y el humor balcánico de Emir Kusturica conquistaban los grandes festivales, una era del cine de autor donde la poesía y la magia se situaban por encima de la ciencia y la razón. Entonces importaba ese desorden general de la existencia, ese barro que salpica secuencias tanto de boda como de pillaje, de mafias como de ceremonias religiosas. Todo ello registrado bajo una luz tan extraña y bizarra que olvidas su relevancia étnica, el hecho de haber sido rodada en dialecto romaní o que esté interpretado por auténticos gitanos.

Emir Kusturica ganó el León de Oro con tan sólo 27 años (¿Te acuerdas de Dolly Bell?, 1981), la Palma de Oro con 31 (Papá está en viaje de negocios, 1985), pero siempre abominó de aquellos cineastas que solo aspiran a pisar la alfombra roja de los grandes festivales. De hecho, no quiso recoger su primera Palma de Oro aduciendo que tenía que cambiar el parqué de su casa, una broma personal que cuajó en la prensa y le persiguió como una leyenda negra durante décadas. Este desplante no le impediría seguir siendo seleccionado y llevarse tres años después el premio al mejor director en el Festival de Cannes por el El tiempo de los gitanos y otra Palma de Oro con Underground (1996). A petición de los distribuidores, El tiempo de los gitanos sufriría un severo corte pasando de sus 270 minutos originales a poco más de dos horas, que es la versión más conocida y que se proyectará en La Rambleta. Su mirada poética sobre el universo mórbido, sórdido, y a menudo desesperado tiene una condensación y un vigor increíbles, donde resuena la celebración del cine de Jean Vigo, el estruendo coral de Federico Fellini y el gusto por la pobreza de Charles Chaplin.

El jueves 8 de mayo, Telón Bizarro abrirá sus puertas a las 20:30 con la actuación del dúo balcánico, formado por el habitual maestro de ceremonias, Vedra Ponte, y el artista invitado para esta ocasión, Gilbertástico, pianista valenciano autodidacta, salvaje y dadaísta, cuya música entronca con la poética de Kusturica cuando narra historias delirantes, sangrientas y sorprendentes. También estará presenta el crítico Daniel Gascó, quien compartirá anécdotas e información muy reveladora antes de la proyección del film. Como en los cines de barrio, el público puede traerse la cena.

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