VALÈNCIA. Una instructora de yoga torturada por los ruidos de su vecina; un hipocondríaco al que sus amigos ya no creen cuando realmente sí que enferma; una chica celosa por el amor desmedido que su novio profesa al perro que tienen en común… Uno tras otro, los personajes patéticos con destinos inquietantes desfilan por el largometraje con el que el director valenciano Javier Polo debuta en la ficción cinematográfica. Pequeños calvarios, rodada íntegramente en la Comunidad Valenciana, se estrenará el próximo 19 de marzo en la Sección Oficial no competitiva del Festival de Málaga, con el objetivo en el horizonte de llegar a las salas comerciales antes del verano. En esta ocasión, la productora Hermanos Polo vuelve a ir de la mano con Japonica Films e incorpora a dos partners mexicanos, Paloma Negra Films y Whisky Content.
Esta comedia negra, de tintes surrealistas y con “un punto de realismo mágico”, está dividida en cinco historias autoconclusivas. Un enigmático relojero maneja a distancia los destinos de los protagonistas, como si fuese una especie de titiritero diabólico. Este personaje actúa de hecho como hilo conductor de los capítulos, en cada uno de los cuales se lleva al paroxismo alguna de las múltiples obsesiones contemporáneas del ser humano. Por ejemplo, el gregarismo forzado al que todos, en menor o mayor medida, nos sometemos con los grupos de Whatsapp, aquí se transforma en una historia divertidísima, protagonizada por Enrique Arce, en la que un caravanista es asediado por sus compañeros de camping tras haber cometido el “delito” de no asistir a una barbacoa a la que había sido invitado cordialmente.
"Mi hermano Guille y yo siempre hemos escuchado a mi padre, que es psiquiatra, contarnos cosas de sus pacientes (aunque siempre respetando el secreto profesional, por supuesto). Esas historias nos han dado mucho juego, porque nos ha ayudado a desarrollar una mirada casi documentalista de la vida, basada en observar, escuchar y reírnos de nosotros mismos."
En un principio, los dos hermanos iban a dirigir juntos este largometraje. De hecho, el primer boceto de la película lo escribieron entre los dos en base a algunas anécdotas personales. “Guille tuvo hace años una experiencia con un vecino que inspiró la historia de la profesora de yoga. Las paredes de su casa no estaban muy bien aisladas, y se oía todo. Él se obsesionó con el vecino, hasta el punto de que casi vivía la vida de éste más que la suya propia. Nos parecía muy cachondo trabajar con esa idea", comenta Javier.

Cuando ambos tuvieron el argumento y una pequeña sinopsis de cada historia, incorporaron como guionista al escritor David Pascual, autor de novelas como Dinosaurio y Gordo de Porcelana, y coguionista a su vez de la anterior producción de los Hermanos Polo, Lo carga el diablo. “Él fue quien escribió la primera versión del tratamiento, y después se sumaron Guillermo Guerrero y Enric Pardo, quienes desarrollaron la idea del relojero que juega a ser Dios. Este personaje, además de articular el resto de historias, aporta un punto canalla que le hacía falta a la película”.
Esta ha sido la primera experiencia real de Javier Polo en la dirección de actores, puesto que dos largometrajes anteriores -Europe in 8 Bits (2013) y The Mistery of The Pink Flamingo (2020)- se encuadraban en el género documental. Se ha tirado a la piscina de lleno, no solo porque Pequeños calvarios es una película coral con un amplio elenco de intérpretes, sino porque además contó solo con cuatro semanas y media de rodaje, con localizaciones en Castellón, Benicàssim, Benidorm y Valencia. “Es poquísimo tiempo -reconoce-. Fue una locura. Hay que tomar decisiones a la carrera, coordinar equipos y, en ocasiones, sentir que necesitas un terapeuta para digerirlo todo. La próxima vez me aseguraré de tener más tiempo” (ríe).
El reparto, por cierto, cuenta con una buena representación del talento actoral valenciano -Mamen García, Arturo Valls, Enrique Arce, Marta Belenguer, Sixto García, etc-, y otros rostros muy conocidos a nivel nacional, como Vito Sanz -que estuvo nominado en 2024 el Premio Goya al Mejor Actor Protagonista por Volveréis, de Jonás Trueba-, Javier Coronas, Berta Vázquez o Pablo Molinero, a quien ya vimos en el papel principal de Lo carga el diablo, la road movie dirigida por Guillermo Polo y estrenada en la pasada edición de Cinema Jove, (que por cierto llegará a las salas de cine el próximo mes de abril).

"He aprendido a jugar con los actores, a probar cosas, a confiar en ellos y a dejarles su espacio. Muchas veces salen cosas que no contabas, y ahí es cuando se da la magia," comenta Javier, que confiesa que esta incursión en la ficción es un camino sin retorno. "He tenido la suerte de trabajar con gente diferente, con procesos y manías propias, y eso me ha enriquecido un montón. No quiero dejar la ficción, es un camino que me apasiona".
Hablamos con Javier de la cuidadosa selección de paletas de colores y la composición meticulosa en cada escena, rasgos que ya son “marca de la casa”. "Siempre me ha gustado mucho la teoría de color y la explicación de cómo nos afectan los colores. Con el equipo de foto, la dirección de arte y el vestuario hemos conseguido componer unos universos visuales que son casi hiperrealistas, pero que también reflejan la psicología de los personajes".
“Siempre me ha gustado el humor absurdo y la comedia negra. En España, El día de la bestia de Álex de la Iglesia me parece una película fundamental, igual que Almodóvar. Y siempre he tenido en cuenta a Monty Python, a Woody Allen o a Quentin Dupieux -explica el director-. Sin embargo, creo que es muy importante no quedar atrapado en los referentes. Intento dejarlos de lado para llegar fresco a los nuevos proyectos y experimentar. Eso no quiere decir que no los tenga presentes, pero creo que la verdadera magia está en lanzarse a un camino sin saber en qué se va a convertir."
Dinámicas entre hermanos

A pesar de compartir un universo estético y unas influencias cinematográficas similares, cada uno de los Hermanos Polo tiene un sello personal. Javier es más colorista, más pop y de estilo más histriónico, mientras que su hermano se acerca más al thriller y tiene un ritmo más pausado. “Creo que nos diferenciamos bastante. Mientras en mis películas los personajes son aparentemente normales, pero actúan de forma absolutamente desbordada, en las de Guille los personajes secundarios aparecen como figuras extravagantes en un marco casi normal," puntualiza.
Para que ambos puedan desarrollarse profesionalmente como directores, los dos hermanos siguen una dinámica de alternancia. "Mientras uno dirige, el otro se encarga de la producción. Pero, aunque no se vea, siempre hay una colaboración constante entre nosotros. Cada uno lidera sus proyectos, pero la sinergia es fundamental”.