VALÈNCIA (EFE/Rosa Díaz). Raquel fue secuestrada por paramilitares en Colombia, Carlos recibió palizas por vestirse de mujer y a José lo amenazaron de muerte las bandas en Guatemala, un infierno del que huyeron con destino a España, sin imaginarse que allí se iban a encontrar otro.
Raquel, que hace poco regularizó su situación y ahora tiene trabajo y techo, tardó dos años en conseguir una cita en el sistema de asilo español, un segundo periodo negro de su vida en el que sufrió abusos y se vio obligada a dormir en la calle.
Carlos, también colombiano, llegó a España el pasado mes octubre con la esperanza, como Raquel, de ser acogido como refugiado, y se dirigió a la oficina de Extranjería de Valencia (este de España), donde le indicaron que tenia que pedir cita previa por teléfono.
Meses llamando para pedir cita y "no descuelgan"
"Sólo se puede llamar los miércoles a partir de las tres de la tarde -explica a EFE- y yo llamo todos los miércoles desde que llegué, pero no descuelgan. He instalado en el móvil una aplicación de rellamada y puedo llegar a llamar hasta 2.000 veces en una tarde, pero nada".
El colapso del sistema de citas, que numerosas ONG españolas denuncian desde hace seis años, deja a los solicitantes desamparados, sin la documentación necesaria para vivir y trabajar legalmente en España.