Hoy no es día de lírica, hoy venimos con hambre de gastronomía fallera y ganas de mambo, porque son Fallas y toca prenderse. Pim Pam.
Yo imagino cómo ha de sentirse un danés en Fallas y vaya tela lo que debe de pensar el notas de nosotros: estos valencianos están para que los encierren. Ruido (muchísimo ruido), pólvora y calles cortadas; aglomeraciones, sudor y ni rastro de sentido común; gárgolas, barroco sin coartadas y un bellísimo caos que lo inunda todo, también nuestros cocos. Somos esa clase de pueblo que se pasa un fokin año fabricando movidas de 35 metros y 30 toneladas en un barrio de artistas falleros (yo crecí en La Ciudad Fallera, tetes) y que, mira tú por donde, nos da por quemar el día de San José —que resulta era carpintero; con dos cojones falleros. Nos mola quemar cosas, hacer estallar el mundo y prendernos como si no hubiese un mañana. Es que no lo hay.
No se trata de entender el espíritu de las Fallas, porque no se puede, tan solo rendirse a la liturgia de la mascletà y abrazar el sinsentido del que, si decides quedarte (o visitar la ciudad estos días) no tiene mucho sentido huir; porque la vida (siempre) es más rápida. ¿Cómo decía el padre de Rafa Soler (propietario del Nuevo Da Vinci en Moraria) en aquel mítico programa de Chicote? “Vámonos de traca”. Pues eso, que nos vamos de traca. Gastronómica.
Eliminados de la ecuación Nozomi y Bouet (que cierran esos días), tenemos la suerte de disponer de un fabuloso arsenal de propuestas gastronómicas —muchos de ellos, además, con menús especialmente pensados para la fiesta de las fiestas (en cada uno de los enlaces que siguen podéis ver horarios y menús): por ejemplo el ‘Brunch Fallero’ de Valentín Sánchez en Al Tun Tún el viernes 8 a las 14:30 (con DJ en el ajo), el menú ‘Nit del Foc’ de Alejandro del Toro por 45€ o el menú ‘Mascletà’ en Apicius desde el 14 al 18 de marzo, a mediodía. Àtic tiene un interesante menú ‘Fallas’ por 60€ (ojo a esa maravillosa terraza para disfrutar de los castillos), Kaymus de Nacho Romero ha elaborado un ‘Especial Día del Padre’ por 39€ y también Dos Estaciones de Patxi Alonso y Mar Soler ha adaptado su horario y su carta a estos días: su terraza puede regalarnos maravillosas noches en Ruzafa.
Más restoranes en torno al mambo: Boix Quatre de Josué (y maldita sea mi estampa, que no le dedico el tiempo y el espacio que merece), Saiti & Sucar de Vicente Patiño, Luis Asensio y Fonsi Gómez, Eladio de Michel Rodríguez (cómo no va a celebrar Eladio el Día del Padre :) o un Maipi, como Dios manda, en manos de nuestro Gabi —no te acabes nunca, Gabi. Tampoco es mal plan una noche de pastrami y cerdo Pekín en Canalla o esas maravillosas bravas con salsa de chile en Doña Petrona. ¿Fallas marineras? Pues por qué no un arròs del senyoret y gamba roja desde la lonja de Dénia en La Marítima de Veles e Vents, el morro de Anyora, la titaina de Sofoko Food o unas anchoas del Cantábrico en Casa Montaña.
Un consejo antes de la bulla: ¡reservad ya! Que ya me sé eso de que planificar no forma parte del espíritu de la terreta -¡tot per l’aire!- pero creedme, esta vez será mejor un pelín de premeditación, que son casi 60.000 personas las que se apiñan cada día en torno a los alrededores de la plaza del Ayuntamiento. Tela. Cerquita tenéis el Café Madrid y su maravilloso recién abierto #SkyBar en esa terraza (cada día a partir de las 12h) desde la que se observa esa otra València —la de los tejados, el producto totémico de José Tomás en Q’Tomas, el guacamole de Ameyal o la cocina sin prejuicios de Junior Franco en Paraíso Travel.
Los arroces perfectos de Toni Boix en Lavoe, las pochas con codorniz de Taberna El Encuentro o un par de Ostras Guillardeau en la barra de la marisquería Civera poco antes del apocalipsis. Gloria bendita el ecosistema gastronómico de Quique Dacosta, la cocina del mundo (y esa barra peruana) de Vuelve Carolina, las tapas de MercatBar (y a tres pasos, el sentido común y la apuesta por la tradición bien entendida de Manu Yarza) o el inmenso talento de Luis Valls en El Poblet.
Son Fallas, hedonistas; ¿jugamos o qué?