David F. de Arriba presenta un proyecto de crowdfounding para editar sus guías pedagógicas en un libro y que las viñetas sean una herramienta educativa más
VALÈNCIA. La Guerra Civil y el franquismo se suele dar a final de curso porque los libros de texto de Historia suelen ordenar sus temas de manera cronológica. Con el calor del verano adelantado, y después de la temporada de excursiones, las últimas páginas de nuestros días se suelen pasar de dos en dos, muchas veces con generalidades, con prisas por las pausas. A esto se le suma el cansancio de los escolares por los materiales de aula comunes, que va en aumento conforme va pasando el curso. Todo consigue que una parte de la juventud, sino tiene el interés por el autoaprendizaje suficientemente desarrollado, pueda acabar teniendo una imagen nula o errónea sobre los momentos más convulsos que tuvieron lugar en el siglo XX en el país en el que vive.
Ante esto, se espera una respuesta pedagógica que difícilmente saldrá de donde siempre. Desde los 14 hasta los 25 años, el índice de comunidad lectora cae por debajo del 50%, según un estudio reciente de la Federación de Gremios de Editores de España. ¿Cómo generar entonces interés por los hechos históricos en la era de las stories que se borran en 24 horas? La respuesta sigue en los libros. Solo hay que abrir la mente.
Esa al menos es la labor de David F. de Arriba, editor del blog Historia y Comic, que se dedica a divulgar todas aquellas novelas gráficas que se sirven de hechos reales para desarrollar sus historias. Profesor de sociales en un primer momento, aprovechó unos meses de paro para crear esta web y estrechar los lazos entre dos mundos que le rodeaban: el de la educación y el de los cómics.
El blog se convirtió, en poco tiempo, en un descubrimiento educativo, y ahora no son pocos los talleres que le piden hacer a profesores y profesoras de Historia para integrar los cómics como otra herramienta educativa más. Por ahora, los resultados llaman al optimismo.
Esta misma semana, Culturplaza se hacía eco de la exposición sobre Dr. Uriel en el Colegio Mayor Rector Pesset. La trilogía del dibujante saguntino Sento destaca por la falta de maniqueísmo, y por su capacidad para contar, a través de una microhistoria sacada de las memorias de su suegro, se puede entender la barbarie de la guerra y la violencia inhumana de aquellos años.
Hay más dibujantes valencianos implicados, como Paco Roca y su Los surcos del azar, que relatan la historia de La Nueve, una compañía militar que ayudó a combatir al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. El trabajo le valió al dibujante varios premios nacionales. También Ana Penyas, que con Estamos todas bien, trasladan el foco de la trinchera al espacio doméstico, porque la rutina, las oportunidades, las necesidades vitales, se vivían de una manera diferente desde el campo de batalla doméstico, en la que muchas mujeres luchaban en solitario. Y el alicantino Jordi Peidro, que contó en Esperaré siempre tu regreso las memorias del republicano Paco Aura, desde el exilio en Francia como refugiado, hasta su paso por el campo de concentración de Mauthausen.
Todos tienen en común varias cosas: son historias íntimas, minúsculas, pero desde las que se pueden sacar grandes conclusiones. Sin la tiranía de la equidistancia, la verdad de una única persona puede resultar más atractiva al lector.
En el aula, la mejora pedagógica se puede encontrar por varias razones: se consigue un relato más visual, con una narrativa seriada, cercana al audiovisual que consumen los adolescentes; pero a la vez, les liga a un libro y a la realidad: el cómic se convierte en un cebo, en algo inédito que llama a conocer los hechos generales, los “evaluables”.
De hecho, existe el precedente autonómico: un profesor de Burriana, Pedro Cifuentes, ya desarrolló en cómic parte de su asignatura de Historia del Arte, que finalmente ha sido editada gracias al crowdfounding. Este es el camino que también quiere trazar Fernández de Arriba.
Fue el Memorial Democràtic de la Generalitat de Catalunya quién propuso al impulsor de este proyecto que recogiera en un libro sus propuestas pedagógicas con algunos de los libros que ha ido reseñando a lo largo de estos años. Da ahí salió Memòria i vinyetes. La memòria històrica a l’aula a través del còmic, obra que -ahora traducida al español- busca salir editada gracias al apoyo de micromecenas. Para ello, esta semana lanzaron su campaña de Verkami, en solo seis días han recaudado ya más de la mitad de lo que piden. Y aún quedan otros 34.
Además de las obras mencionadas arriba (por ser valencianas, pero también por ser un buen ejemplo del abanico que ha seleccionado el coordinador del proyecto), el libro contendrá las guías didácticas de El arte de volar, El ala rota, Las guerras silenciosas, Jamás tendré 20 años, Cuerda de presas, Mil vidas más, Paracuellos y España. Una, grande y libre. Son uno de tantos títulos posibles, en un momento en el cómic nacional ha sabido superar la homogeneidad en la que pareció quedar el formato tras la crisis editorial de los 90 (superhéroes y fantasía) y ofrecer productos mucho más arriesgados, humanistas (que no humanos), y auténticos: “Con El arte de volar de alguna manera empieza algo, porque es todo un éxito editorial. Desde entonces, otros grandes autores se han atrevido con la Memoria Histórica”, afirma David F. de Arriba.
Allá dónde va con su maleta llena de cómics, Fernández de Arriba triunfa: “los profesores alucinan con la cantidad de referencias que pueden utilizar, porque aún muchos tienen la imagen mental de un mundo solo de TBO. Siempre toman apuntes de muchísimas novelas que nombro y ojean con mucha atención algunos que llevo de ejemplo”.
- Entonces, ¿qué hace falta para que se consolide el cómic como alternativa?
- En un 90%, las editoriales están dispuestas a ayudar, pero las administraciones y los colegios tienen que poner de su parte en crear bibliotecas y llenar los fondos de las ya existentes de cómics.