VALÈNCIA. Ahorrar en la factura eléctrica se ha convertido en una prioridad para la mayoría de consumidores, que buscan contrarrestar el elevado precio de la luz o la inflación actual. A las ya conocidas medidas de usar los electrodomésticos a las horas donde el precio de la luz es menos elevado, se suma una alternativa que poco a poco va calando en la sociedad: la instalación de paneles solares en las azoteas de las viviendas. Una opción todavía incipiente, pero que la experiencia de fincas como la de Méndez Núñez en València ayudan a advertir que este tipo de instalaciones son realmente viables y el futuro para neutralizar la huella de carbono y, además, reducir el precio de la factura de la luz.
De hecho, hasta hace bien poco erróneamente se creía que la instalación de paneles solares estaba dirigida a las viviendas unifamiliares, pero el sol también brilla en las terrazas de las fincas comunitarias, lugar en el que también pueden instalarse paneles solares para empezar a compartir la energía 100% limpia y ahorrar hasta un 40% en la factura de la luz. Precisamente, que solo se podían instalar en viviendas unifamiliares fue una de las primeras falsas creencias que descubrió María Hernández cuando se interesó por la posibilidad de instalar paneles solares en la finca Méndez Núñez, donde vive. La otra era que para poner en marcha un sistema de autoconsumo colectivo debían ponerse todos los vecinos de acuerdo. “Todavía hay mucho desconocimiento del tema, nosotros hemos sido pioneros y estamos abriendo el camino a otros ciudadanos que quieran instalar paneles solares en el tejado de la finca”, comenta María Hernández, vecina del edificio Méndez Núñez.
Un camino que inició en 2019 al ver el elevado precio que pagaba la comunidad por los gastos de comunidad (luz de la escalera, bomba de agua y ascensor), que ascendían a setenta euros. Un pensamiento que a través de la Oficina de l'Energia de València se materializó en acción gracias a los cursos gratuitos que ofrecía para dar más información al respecto. Entonces, lanzó la pregunta a sus vecinos: ¿quién quiere participar en la instalación de placas solares en la terraza de la finca? Solo seis de los veinte vecinos decidieron apoyarla y unirse a la iniciativa. Un tercio de los vecinos aceptaba la iniciativa, que es el mínimo que marca la ley para su instalación. “Tuve que hacer bastante pedagogía para convencer a otros vecinos del edificio”, señala María. De hecho, su primera idea fue usar las placas solares para pagar la factura de la comunidad, pero al ver que nadie secundaba su idea, optó por la instalación individual y convencer a otros vecinos.
En su caso —y es lo más habitual— decidieron usar la azotea para instalar las placas cuya energía aprovecharían tan solo los hogares que pagaran por ello. En concreto se acordó la instalación de doce paneles con una potencia de 450W —la potencia total instalada es de 5,4 kwp— y solicitaron el permiso en la junta de vecinos. “No hubo ningún problema por lo que después de ese trámite comenzamos a pedir presupuestos para la instalación”, rememora María Hernández. Lo explica recordando que ellos iniciaron los procesos en pandemia por lo que todo fue más lento de lo esperado: “Los trámites los iniciamos en 2019 y desde la aprobación de la junta y el inicio de la instalación pasó un año”. Trámites que terminaron este año con la puesta en marcha de los panales para aprovechar la energía solar.
María Hernández también recalca que en ese proceso no estuvo sola, que en todo momento fue acompañada por la Oficina de l'Energia, de la Fundació València Clima i Energia del Ayuntamiento de València. Un acompañamiento que fue doble, pues la comunidad de autoconsumo compartido de Méndez Núñez se erigía como la primera en la ciudad de València. "Los trámites burocráticos pueden ser complicados, mucha gente desconoce las ayudas que ofrecen las diferentes administraciones. Desde la Oficina de l'Energia y el Ayuntamiento de València nos ponemos a disposición de los interesados para informarles, para asesorarlos y para acompañarlos en el proceso, de forma gratuita", comenta Carlos Sánchez, gerente de la fundación.
En cuanto a la instalación, se estima que de manera individual una vivienda usa 3.500 kilovatios hora al año, por lo que se aconseja una instalación de 2,7 a 3 kilovatios pico, de ahí que la inversión económica se estime de unos 5.000 euros. En el caso de la comunidad de Méndez Núñez, al ser seis vecinos, el coste que ha repercutido en ellos es de 1.900 euros, por lo que la opción colectiva sale mucho más rentable. Además, según estimaciones de las compañías, su uso amortizará los costes gracias al ahorro importante en electricidad.
Asimismo, pese a esa inversión inicial, las ayudas que se reciben ayudan a hacer la transición más viable desde el punto de vista económico. En el caso de la comunidad de Méndez Núñez disponen de reducciones del IBI de hasta un 50%, deducciones del 95% del Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) y hasta un 40% de deducción sobre el IRPF. Además, también pueden optar a las ayudas de los fondos Next Generation.
Trámites que ya han finalizado y las placas están en pleno funcionamiento, por lo que en las próximas semanas comenzarán esa transición hacia una energía limpia y hacia una factura menos alta —la estimación es que al año cada vivienda se ahorre 293 euros al año—. Con ellas unos cambios de hábitos que dependerán de la hora del día y de las posibles nubes que puedan haber en el cielo. “Hay que procurar poner la lavadora en las horas centrales del día o electrodomésticos que consumen mucho, como el horno”, detalla María Hernández recalcando que no es un problema pues de media hay unas cinco o seis horas de luz diarias. Asimismo, cabe recordar que la energía solar no solo ahorra costes sino que también puede volcar su excedente —la energía que están produciendo pero no están consumiendo—, de manera que se pueden obtener hasta 0,05 euros por kWh.
Por tanto, se puede decir que Méndez Núñez se erige como un ejemplo de que la transición ecológica es viable y una manera de reducir la huella de carbono en las ciudades, al margen del beneficio económico que tiene para las familias que lo abracen. Y es que, no hay que olvidar que según la Comisión Europea, los edificios son responsables del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 40% del consumo de energía. "La comunidad de Méndez Núñez es pionera en este tipo de instalaciones, pero estamos convencidos que serán un ejemplo para muchas otras comunidades de vecinos que se están planteando sumarse a esta transición energética. Por responsabilidad medioambiental, porque se impulsa el uso de energía limpia, y por ahorro económico, porque el autoconsumo redunda en una reducción de la factura de la electricidad”, ha destacado Carlos Sánchez, gerente de la Fundació València Clima i Energia del Ayuntamiento de València