“Los periodistas no son noticia”, reza una de las máximas del periodismo. En cambio, en el periodismo gastronómico, la experiencia propia y personal es fundamental para apreciar cualquier sabor y relatar una experiencia gustativa. Así que con un poco de pudor, hoy os invito a pedalear junto a mi, en mi grupeta, y recorrer el camino que me llevó a coronarme ganador del primer concurso de picante de Apapacho. Un concurso modesto, sin grandes figuras entre los profesionales del sector, pero como la Volta a la Ribera que ganó Lance Armstrong en el 1992, me dispongo a luchar cada volata para conquistar la maglia negra, con el logo de Apapacho, que se entregaba al vencedor. Aviso por el pinganillo que el trayecto estará salpicado de símiles ciclistas, porque este ha sido mi particular Tour de Francia.
En los entrenamientos hemos catado buena cosa de salsas y algún pimiento picante, que ya se encuentran fácilmente en muchas tiendas especializadas, mercados municipales o incluso en el supermercado puedes comprar algún pimiento picante de colorines. Como pasa con las bicicletas, no es lo mismo rodar en una Canyon que en una BH, pero para entrenar, nos vale casi cualquiera. Aquí un inciso. Los habaneros (y en general los chiles picantes) mejor manipularlos con guantes, no se de el caso de que tengas que esperar a que llegue tu pareja a casa para quitarte las lentillas. No lo digo porque me haya pasado a mí dos veces, no… en general la capsaicina irrita tanto que se usa en el spray de pimienta, ahí es nada. Así que guantes de látex para cortar los chiles y si vas a engorilarte ingiriendo guindillas en tu preparación al concurso, toma algún protector estomacal para prevenir la nit de la cremà en tus entrañas. Pero con calma, vamos pedalada a pedalada y no saltemos del pelotón con la primera escapada, que la etapa es larga y hemos venido a por la general.
Antes de acudir al restaurante de Artes Gráficas, debutante yo en estos concursos, llamé a los organizadores del Hell Contest en Algemesí, Xein y Oki. Dos amantes de la cultura spicy que han traído a la Ribera Alta a los mejores comedores de picante de Europa, y se han convertido en la sede nacional de comedores de picante. Mi tocayo Vicent “Oki” me hizo una serie de recomendaciones: “tómate una cucharada de aceite de oliva, un almax y no vayas con el estómago vacío, algo de hidrato que funcione de base te iría bien”. Dicho y hecho. Camisa de botones por si hay que desabrochar, y llegada a la línea de salida, a Apapacho para recoger el dorsal. Miradas entre los participantes e inicio de la guerra psicológica, un par de participantes dijeron “a mi me gusta el picante, pero sin exagerar” o “yo he venido a pasar el rato, el picante no me acaba”, descartados para la victoria. En cambio las apuestas apuntaban a Adrià, cocinero de profesión, que dijo “me sabe mal, pero yo disfruto mucho con el picante, me lo como todo”. Ya tenemos a nuestro Jumbo Team, Vingegaard y Roglic unidos en un comedor de picante.